Enrique Recio Carmen Suárez

Emiliano se despertó hace apenas unos meses del coma. Cuando abrió los ojos de nuevo no sabía dónde estaba ni qué hacía tumbado en una cama rodeado de cables, máquinas y decenas de sanitarios mirándole detrás de un cristal. Este madrileño, de 46 años, tan solo recordaba una fecha y apenas unos minutos de ella. Cuando el 15 de abril lo pusieron en una camilla en IFEMA, lo metieron en una ambulancia y lo llevaron a la Fundación Hospital Alcorcón

Desde aquel instante, su memoria estaba totalmente en negro. Y sigue así, dice. "Ya tendré tiempo para que me cuenten todo lo que ha pasado". Aunque ahora ya sabe dónde está y por qué esta ahí. Emiliano es uno de los pacientes covid que más tiempo lleva en la UCI en España. En concreto, desde ese día que recuerda. Este jueves, cuando EL ESPAÑOL le visita en su habitación, está cerca de cumplir su ducentésimo día en la unidad de críticos. Seis meses y medio en los que esté alcorconero de nacimiento no ha dejado de luchar ni un solo segundo. 

Su historia es el fiel reflejo de lo que muchos creen que no puede ocurrir. De lo que el coronavirus puede hacer en una persona jovensanasin enfermedades previas y que nunca había tomado ningún tipo de medicación; de cómo lo que al principio parecía algo sin importancia, empeoró en cuestión de días y a punto ha estado de arrebatarle la vida.

Emiliano ha comenzado este jueves su semana 29 en la UCI de la Fundación Hospital Alcorcón. Carmen Suárez

El caso de Emiliano es una excepción probablemente entre millones de pacientes. No por su edad, sino por las nuevas dificultades que se ha encontrado por el camino y por cómo ha respondido antes ellas todo un equipo sanitario que, literalmente, se ha dejado la piel (y el corazón) en salvarle. Sin saber en muchas ocasiones si lo que hacía era lo adecuado o no; o preguntándose, viendo cómo su estado empeoraba durante meses en los que solo podía estar bocabajo en la camilla, si merecía la pena seguir alargando lo que era una agonía para todos.  

Hoy todo indica que tomaron la decisión correcta. Emiliano era (y es) fuerte y ha resistido a todo. Su salida del hospital todavía está lejos, pero puede que sean los últimos días de este madrileño en la UCI de la Fundación Hospital Alcorcón y pronto lo trasladen a la planta.

"Casi siete meses"

El milagro de Emiliano tras seis meses en la UCI Carmen Suárez

Él ya está hecho a la vida en esta unidad después de 29 semanas, aunque sea de forma consciente desde muy poco. Aunque su habitación está en la zona donde los enfermos ya no tienen el virus, solo sus consecuencias; está acostumbrado al ir y venir de médicos, enfermeras y auxiliares. A los ruidos incesantes que desprenden los monitores de signos vitales o al trasiego de pacientes que llegan o se van. En este momento, la UCI de este hospital de Alcorcón está al 87% de su capacidad. De los 14 infectados que están ingresados allí, 11 son por covid. La mayoría son jóvenes, de entre 45 y 60 años. 

En la entrada de su cuarto, dos sanitarias nos piden que esperemos. Se ha despertado hace poco y quieren darle un poco de agua, sobre todo porque en un rato llegarán los fisioterapeutas para realizar, como cada día, los ejercicios de fortalecimiento muscular. Emiliano ya ha sido capaz incluso de ponerse de pie y dar sus primeros pasos.

Las enfermeras dan de beber agua hidrogelizada a Emiliano, antes de la entrevista. Carmen Suárez

Las enfermeras nos dan permiso y entramos en su habitaculo. Emiliano mira fijamente, casi sin parpadear, hacia la pared que tiene enfrente. Ahí están colgadas dos fotos de él con su mujer y sus dos hijos pequeños. Y un calendario donde los sanitarios tachan los días que van pasando. Probablemente a él le cueste reconocerse en las imágenes. El covid y su larga estancia en el hospital han hecho mella en su aspecto aunque físicamente, según cuentan los sanitarios, está mucho mejor que hace unas semanas y en su rostro, de vez en cuando, aparece una sonrisa.  

P.— ¿Cómo está, Emiliano?

R.— Bien, gracias. 

P.— Dicen los médicos que ha mejorado bastante en las últimas semanas. ¿Está contento, no? Después de tanto tiempo, habrá vivido momentos difíciles...

R.— Sí, llevo aquí casi siete meses. Pero vamos, poco a poco se va saliendo. He vivido momentos complicados por los cambios. Más ahora que eres más consciente, sientes un poco de agobio. Pero vamos despacito. Aquí hay mucha gente buena, todo el personal sanitario te apoya. Han sido mi familia.

Emiliano estuvo sedado y conectado a un respirador durante 25 semanas, desde el 18 de abril, tres días después de llegar a la UCI. Y fue a principios de octubre cuando por fin pudo respirar por sí mismo. Sin embargo, los intensivistas le suministraron calmantes durante algunos días más para que estuviese tranquilo y se adaptara a su situación poco a poco. 

"No recuerdo nada"

Las fotos de su familia que Emiliano observa desde su cama, en la UCI. Carmen Suárez

P.— ¿Qué fue lo primero que dijo cuándo despertó? ¿Recordaba algo?

R.— Me quedé muy asombrado, tú piensas que ha pasado menos tiempo y dices madre mía, ha pasado junio, julio, agosto... y no te has enterado de nada. No tengo casi recuerdos, pero ya me los irá contando mi familia. Solo los días que estuve en el IFEMA y cuando me metieron en la camilla. Nada más. 

P.— ¿Ha podido ver o hablar ya con su familia?

R.— Sí, con el móvil hablo con mi madre. Ella tiene 84 años y claro, no puede salir de casa. También con los niños y mi mujer. Ella ha venido aquí. Viene cada cierto tiempo, está una horita y se pasa mejor. Son los mejores momentos. 

Hace un par de semanas, Emiliano comenzó a hablar y por fin pudo hablar con sus hijos. Hasta que lo extubaron, a principios de octubre, solo podía asentir cuando le llamaban por videoconferencia. "Se pusieron muy contentos. Es muy bueno para mí poder comunicarme y además notan que estoy mejorando. Hablo con ellos a diario, me adapto a sus horarios, cuando salen del cole o de las extraescolares", cuenta. 

Aunque, como él dice, estuvo mucho tiempo sin enterarse de nada, con la ayuda de su móvil se ha ido poniendo al día de todo lo que ha ido ocurriendo fuera del hospital. "Me pongo la radio y leo el periódico. Cuando veo las noticias a veces pienso que se está mejor aquí, que ahí fuera", responde, con ironía, Emiliano. Y ríe después. El humor, aunque parezca difícil, sigue formando parte de él. Sin embargo, poco después para y vuelve a concentrarse en su respiración, pausada y fuerte, una y otra vez.

"Esto no es un juego"

"A los que no se toman en serio esto, les diría que no es un juego y que les puede tocar" Carmen Suárez

Este madrileño puede respirar de manera natural, pero todavía lo hace con ayuda de oxígeno por vía nasal. Las radiografías muestran que los pulmones todavía no están al 100% y en las próximas horas le harán un escáner para comprobar que todo sigue yendo bien. 

P.— ¿Qué le diría a las personas que no se están tomando esto en serio?

R.— Les diría que esto no es un juego y que le puede tocar a cualquiera. Claro, lo normal es que estés en casa y en dos semanas estés bien. Pero otras personas están muriendo o están aquí meses, como yo. Que no hagan tonterías. Tienen que ser conscientes de que todo va a ser diferente. Si te toca pasar la nochebuena con dos familiares, pues mira, te la pasas y ya está. Ya pasarás la siguiente con más. Hay que darle importancia a las pequeñas cosas, no se la das hasta que te pasa algo. Simplemente, por ejemplo, beber agua. Yo todavía no he podido, es lo que más echo de menos. Que la gente deje de hacer fiestas, ya habrá tiempo de celebrar. 

P.— ¿Y al presidente del Gobierno qué le pediría?

R.— Le diría que debe ser el primero en dar ejemplo. Él y todos los políticos. No puede ser que estén por ahí perdiendo el tiempo. Que den información continua sobre esto, sobre lo que se debe hacer o no. Que se dejen de mirar los unos a los otros. El problema más importante es la covid, no lo demás. Si sigue el covid todo lo demás no funciona. Al ritmo que esto va, si pretenden esperar a una vacuna fiable... lo mismo pueden tirarse dos años hasta que llegue. No pueden depender de eso ahora mismo. 

Emiliano tiene bastante claro que la sociedad no es consciente de que muchos, como él, están viviendo las consecuencias más feroces de la covid-19 ni de que esto probablemente es solo el principio. "Hay que darle importancia a las pequeñas cosas", vuelve a insistir. Y es que él lo tiene claro. Lo primero que quiere hacer cuando salga del hospital, además de abrazar a su mujer y a sus hijos, es algo sencillo, beber agua. "Echo de menos poder beberme un vaso de agua". Al estar encamado durante tanto tiempo este alcorconero ha perdido mucha fuerza muscular y, con ello, también en los músculos de la deglución. Así que además de la sonda nasogástrica, solo puede beber agua gelificada con ayuda de las enfermeras. 

Los fisios

Emiliano haciendo rehabilitación muscular, junto a Prado, una de sus fisios. Carmen Suárez

De pronto, llaman a la puerta. Son los fisioterapeutas. Jon Adboitiz y Prado González. Es el momento de la rehabilitación muscular. Cuando lo ve, Prado se emociona: "Pero, ¡qué bien estás! Tienes otro aspecto, se te ve contento", le dice. "Es que hacía una semana que no venías", le contesta Emiliano con una sonrisa. "Estás últimas semanas ha tenido un cambio bestial, ha empezado a hablar, a tragar y la expresión de la cara, bueno, bueno", comenta la fisioterapeuta a este diario. 

— ¿Qué toca hoy? (pregunta este periodista)

— Vamos a hacer ejercicios de fortalecimiento para activar la musculatura, sentado y de pie, ¿te parece bien Emiliano? (le pregunta Jon).

— (Él, pensativo, le responde) Pero, ¿ahora?.

— Sí, claro.

Se ponen en marcha. Le mueven las piernas una y otra vez, hacia arriba y abajo, hacia un lado y otro. "Al principio, le movíamos músculo a músculo, pero ahora buscamos que haya activación de muchos grupos musculares. Mira, tiene resistencia en las piernas eh", comenta el fisioterapeuta.

Emiliano controla su respiración durante la rehabilitación muscular. Carmen Suárez

Cada vez que hacen un ejercicio, preguntan a Emiliano cómo está y controlan la respiración para que no se fatigue. "Estás en 94 (haciendo referencia a la saturación de oxígeno), vas muy bien, seguimos", le dicen. Sin su ayuda, probablemente, no estaría tan cerca de salir de la UCI. 

En mitad de la sesión, mientras sube y baja los brazos, nos despedimos de ellos. "Adiós Emiliano, que vaya bien". "Muchas gracias, muchas gracias, nos vemos pronto", responde, con una sonrisa.  

El jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Hospital Alcorcón, Alejandro Algora.

Hace unos meses, el jefe de la Unidad de Cuidados Críticos, Alejandro Algora, jamás hubiese imaginado que este jueves este paciente estaría así, moviendo las manos arriba y abajo. Sobre todo teniendo en cuenta la temporada tan crítica que pasó durante los meses de primavera. 

Bocabajo, tres meses

"Todos los problemas llegaron cuando lo entubamos al segundo día de llegar a la UCI. Lo tuvimos que poner enseguida bocabajo porque no éramos capaces de oxigenar la sangre teniéndolo bocarriba. A partir de la segunda quincena de mayo empezó a empeorar, tenía infecciones, los pulmones se empezaron a inflamar y tuvimos que ponerlo de nuevo bocabajo. En total, estuvo casi tres meses bocabajo, cuando lo normal es que estén así 24 horas y se les cambie de posición. Cuando lo poníamos bocarriba se nos moría, bajaba tanto la saturación de oxígeno que teníamos que ser muy rápidos para curarle, limpiarlo y hacerle las radiografías", cuenta el intensivista jefe.  

La situación era preocupante. Emiliano estaba bocabajo la mayor parte del día, sin que los sanitarios supiesen qué efectos tenía esa posición de manera continuada. No había ocurrido con ningún otro paciente. A eso, además, se sumó el neumotórax, es decir que parte del aire que le llegaba del respirador se le salía de los pulmones. 

Un equipo sanitario atiende rápidamente a un paciente de 45 años. La mayoría del tiempo esta bocabajo. Carmen Suárez.

"Era una situación tan mala que desde el punto de vista anímico afectó mucho a todos los sanitarios. Hubo que hacer rotaciones de sanitarios para que no afectase tanto. Era muy fácil venirse abajo. No sabíamos si después de todo lo que se estaba haciendo, esta persona iba a conseguirlo o no. Si todo el esfuerzo era inutil y estábamos alargando la agonía a la familia. Muchos como él se habían quedado en el camino siendo jóvenes", confiesa Algora. 

Aún así, siguieron adelante y compraron un tipo de gases que jamás habían utilizado para el respirador de Emiliano. Aunque fue una recuperación muy lenta, esa actuación hizo que los pulmones fueran curándose y pudiesen ponerle bocarriba. "Pasamos una época difícil, pero hemos logrado que saliese. Esto ha sido un trabajo en equipo, pero de los de verdad", concluye. 

Noticias relacionadas