Silvia Romano, la joven liberada del secuestro de terroristas de Al Shabab, saluda desde su venta en Milán.

Silvia Romano, la joven liberada del secuestro de terroristas de Al Shabab, saluda desde su venta en Milán. EFE

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El secuestro de Silvia, la joven liberada tras 18 meses raptada en Somalia: así se convirtió al islam

La cooperante italiana, llamada ahora Aisha, asegura que su conversión ha sido "totalmente libre" a raíz de leer el Corán durante su cautiverio.

12 mayo, 2020 21:08

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“La operación ha terminado, te liberamos”. Eso es lo que le dijo uno de los secuestradores a la joven Silvia Romano, a quien tenían retenida desde el 20 de noviembre de 2018 en Somalia. Ese día, un grupo de ocho personas armadas entró en la aldea de Chakana, situada en la costa de Kenia, a sabiendas de que la cooperante italiana de 25 años estaba ahí sin protección. Por ello, el grupo de kenianos, liderado por el somalí de 31 años Adhan Omar, terrorista de Al Shabab -grupo vinculado a Al Qaeda y al Estado Islámico-, acudió al lugar en su busca, ya que podría ser una valiosa rehén de cara a obtener beneficios económicos. 18 meses después, la voluntaria de ONG ha sido liberada y se ha convertido al islam de manera "totalmente libre", según asegura.

Silvia -convertida con el nuevo nombre de Aisha- llevaba tres meses trabajando como cooperante de la ONG África Milele, cuando el grupo terrorista con un furgón llegó a la aldea kenianta. Los secuestradores, tras hacer arrodillarse a la gente y robarles el dinero, subieron a la joven en una moto para llevársela a Somalia. Según ha informado El País, la agrupación armada emprendió un viaje de cuatro semanas con la joven Silvia hasta llegar al primero de los seis escondites del país somalí, donde han mantenido secuestrada a esta chica desde hace 18 meses.

Este 5 de mayo, sin embargo, la cooperante ha sido liberada gracias a una compleja negociación de los servicios de inteligencia italianos -los Aise 007- y del pago de dos millones de euros que ha realizado el Gobierno de Italia para su rescate, según desvelan los medios de este país. Así, a principios de este mes, el secuestrador, el que le dijo que “la operación ha terminado”, le dio también un vestido. Así, Silvia comenzó un viaje de tres días en tractor para llegar al lugar acordado de la entrega de la rehén, según apunta El Corriere della Sera.

La llegada a Italia de Silvia Romano, este domingo.

La llegada a Italia de Silvia Romano, este domingo. EFE

El pasado viernes, Silvia llegaba a la embajada italiana en Mogasdicio (capital de Somalia) para viajar al aeropuerto romano de Ciampino, en el que aterrizó el pasado domingo. Pero lo hizo cambiada, ya no era la joven católica y conservadora -según la describen medios italianos- que partió en 2018, sino una Silvia que arribó a su país natal cubierta con un hiyab verde y una túnica somalí. Ahora es musulmana.

Y es que, desde que fue secuestrada, Silvia comenzó su pesadilla. La joven y los terroristas, a quienes se les rompió una de las motos durante el rapto, tuvieron que caminar durante días hasta su escondite. La cooperante enfermó y comenzó a tener altas fiebres. “Me dieron ropa, unos pantalones, una camisa y un suéter. Luego me cortaron el pelo y tuvimos que caminar entre zarzas”, relató Silvia a la prensa italiana, describiendo el día en que la raptaron.

La conversión al islam

Mientras los servicios secretos italianos rastreaban los rincones de Kenia en busca de Silvia, la joven ya estaba en algún punto de Somalia. El primer mes de secuestro la joven cooperante lo pasó llorando. Después, siempre ha estado sola, según ha relatado, y su conversión al islam fue “totalmente libre” a raíz de que sus raptores le proporcionaron el Corán en un ordenador sin internet. Silvia pasó horas y horas leyendo los versos del libro sagrado de los musulmanes. “Sentí la necesidad de creer en algo. Pedí leer y me trajeron el Corán, así que encontré consuelo”, aclara la joven.

La cooperante liberada, Silvia Romano, antes de su secuestro.

La cooperante liberada, Silvia Romano, antes de su secuestro.

En Italia, mientras, seguían sin noticias de Silvia. Pero en mayo de 2019, un vídeo de la cooperante llegó a los servicios de inteligencia en el que se demostraba que seguía con vida. La inteligencia italiana obtuvo esta grabación gracias a la ayuda de sus homólogos turcos -muy influyentes en la zona-. Entretanto, Silvia empleaba su tiempo en leer el Corán y en escribir un diario que le ayudó a pasar aquellos primeros meses de encierro. Unas anotaciones que, según El País, se quedaron los terroristas tras su liberación.

En agosto de 2019, explica la prensa de Italia, el líder del grupo armado solicitó a sus hombres que grabaran un segundo vídeo de Silvia, ya que los servicios de inteligencia lo solicitaron como prueba para saber que la joven seguía viva. Y, gracias a la nueva grabación, se supo que la cooperante estaba en manos de fundamentalistas islámicos. La preocupación se elevaba en Italia cuando llegó el vídeo en septiembre de 2019. Il Giornale destacaba, citando fuentes de inteligencia italianas, que la joven se encontraba en poder de islamistas radicales que la habrían obligado a casarse y llevar velo.

La cooperante italiana, en su viaje en Kenia.

La cooperante italiana, en su viaje en Kenia.

Fue cuando los agentes del Aise 007 italiano, dirigido por el general Luciano Carta, y ayudado por los servicios de inteligencia turcos, intensificaron las negociaciones con los secuestradores para la liberación de Silvia. Pero el proceso era lento y la desconfianza alta. Tanto, que hasta el 17 de enero de 2020, el grupo terrorista no grabó un tercer vídeo demostrando que Silvia seguían con ellos. Y viva. La nueva grabación llegaría a mediados de este abril a Italia.

El operativo de liberación

Cuando llegó esta última prueba de vida de Silvia a través de mediadores -gracias a la colaboración de Qatar-, Italia dio la luz verde para pagar el rescate. Así, El Corriere della Sera también informa de que después de que los secuestradores la llevasen durante tres días hasta el punto del intercambio, la joven Silvia subió en un coche con dos representantes de los servicios secretos italianos. Era la noche del viernes al sábado, a 30 kilómetros de Mogadiscio, en un área reducida y en condiciones extremas por las inundaciones de los últimos días.

La joven desde entonces ha expresado su alegría por la liberación: "He sido fuerte. Resistí". "Está bien y en forma. Obviamente, se encuentra fatigada por el cautiverio, pero está bien", ha manifestado, Raffaele Volpi, el presidente de Copasir, el comité parlamentario que supervisa los servicios secretos.

Silvia Romano, en compañía de su familia, en Milán (Italia).

Silvia Romano, en compañía de su familia, en Milán (Italia). EFE

En Italia, no obstante, la liberación supuso en un primer momento un estallido de felicidad. Pero cuando Silvia llegó a su país con un hiyab verde y el anuncio de su conversión, se empezaron a alzar voces críticas en la política que han cuestionado la autenticidad del relato y el impacto psicológico que ha podido generar el secuestro en la joven, según El País. De hecho, la cooperante declaró ante el fiscal antiterrorista de Roma, Sergio Colaicco, que su conversión “ha sido una libre decisión” y negó que la obligaran a casarse. Además, ha añadido que no fue víctima de violencia física ni psicológica.

Pese a ello, la joven ya ha regresado a Milán, su ciudad, en donde se ha reunido con su familia, poniendo fin, de esta manera, a su pesadilla. “Respetad este momento, por favor”, decía su madre, conmovida por el reencuentro y abrumada por la gran afluencia de periodistas y fotógrafos en el lugar.