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Giro en el nuevo informe del accidente de Reyes: el quitamiedos 'fantasma' que pudo salvarle la vida

La barrera tenía que haber empezado antes, evitando que el coche se saliera de la carretera, según un informe independiente.

14 enero, 2020 04:10

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¿Pudo salvar su vida José Antonio Reyes? Posiblemente, sí. Esa es la hipótesis que maneja Miryam Moya, perito especialista en accidentes de tráfico. Ella, en un estudio de campo llevado a cabo en el kilómetro 18 de la A376 que une Sevilla con Utrera –lugar donde se produjo el accidente–, llegó a la conclusión de que el “quitamiedos”, según recomienda la normativa, tendría que haber estado colocado mucho antes. ¿Y de ser así, habría muerto junto a su primo Jonathan Reyes? Meses después, esa es la principal duda que queda por resolver. Pero, sin duda, da un giro completo a la investigación.

José Antonio Reyes, jugador del Extremadura y ex de Sevilla, Real Madrid, Atlético o Arsenal, se salió la carretera el pasado 1 de junio cuando conducía su Mercedes-Benz S550 Bravus, un coche de alta gama que puede pasar de 0 a 100 en apenas 4,2 segundos y tiene un coste de unos 150.000 euros. En ese viaje, iba junto a sus dos primos: Jonathan Reyes –también fallecido– y Juan Manuel Calderón, felizmente dado de alta. ¿Se salió por exceso de velocidad? ¿Por una deficiencia en un neumático trasero? ¿O por un fallo en las infraestructuras de la carretera? Todo indica –a la espera de que se publique el informe oficial– de que por una mezcla de todo.

No hay, por tanto, una causa concreta, aunque esta última hipótesis cobra fuerza tras el informe de Miryam Moya, perito judicial independiente, que ha vuelto a poner en jaque a los investigadores de la Guardia Civil. En su segundo estudio, señala que el coche de José Antonio Reyes no tendría que haberse salido del arcén. ¿El motivo? En una carretera de calzadas separadas, el quitamiedos tiene que estar situado a 100 metros cuando hay una obra de drenaje -como era el caso–, sin contar “el tramo inicial de barrera que es de 16 metros lineales”, según señala en su informe.

La reconstrucción del accidente se lleva a cabo para determinar cómo se produjo el accidente en función de la evidencia física.

La reconstrucción del accidente se lleva a cabo para determinar cómo se produjo el accidente en función de la evidencia física.

El coche de José Antonio Reyes, de estar la barrera donde estipula la norma, tendría que haberse pegado contra ella sin salirse de la carretera. “El quitamiedos tenía 54 metros más los 16 lineales (70, en total) y el coche cae 29 metros antes. Por lo tanto, la barrera de seguridad –que no tenía las medidas adecuadas– no realizó su función, que es evitar que los vehículos que se salen de la calzada alcancen un obstáculo o un desnivel, con la tragedia que conlleva”, cuenta a EL ESPAÑOL la también profesora del centro de formación en Seguridad Vial CIFAL Madrid Race de UNITAR (Naciones Unidas) de la Universidad Europea de Madrid.

Pero, de haber estado colocada la barrera antes, ¿se habría evitado el accidente? Seguramente, no. “Eso es imposible de saber. El quitamiedos no evita el accidente, pero sí que sea de menor nivel. Esto hubiera hecho que el coche no hubiera quedado boca abajo y probablemente el Mercedes no se habría incendiado, pero no se sabe si habría salido con vida”, esgrime Miryam Moya, que no se atreve a apostar por ello.

Así quedó el lugar del accidente de Reyes

De hecho, en casos como este, aunque la norma tan solo refleje que se trata de una recomendación, cuando se hace un proyecto de esta envergadura, tiene que razonarse el porqué no se coloca a esa distancia. “Debería justificarse que la seguridad es mayor. Es evidente que el vehículo no fue detenido por la barrera de seguridad en su salida de la vía, teniendo fatales consecuencias. Ya nunca sabremos si el desenlace hubiera sido distinto, aunque es probable que las consecuencias hubieran sido otras, de aquí que sea necesario una investigación exhaustiva del siniestro”, finiquita.

Un reventón en la rueda trasera derecha


En el otro informe, Miryam Moya apunta a que el accidente no se habría producido por un exceso de velocidad –como se dijo en un principio, en el que se llegó a hablar de que el jugador internacional de fútbol iba a 220 kilómetros por hora–, sino a un reventón en la rueda trasera que desestabilizó el Mercedes y lo hizo salirse de la carretera cuando iba entre 111 y 128 kilómetros por hora en una autovía limitada a 120.

Fotografía del coche de Reyes tomada una semana antes del accidente

Fotografía del coche de Reyes tomada una semana antes del accidente

De hecho, José Antonio Reyes, como corroboró este periódico, habría conducido sabiendo que tenía la llanta de la rueda trasera izquierda dañada: esta causó una bajada de presión del neumático y el posterior reventón y su salida de la carretera. Y, al no encontrarse con la barrera señalada por Miryam, se estrelló en el campo contra el muro de hormigón lateral de un canal de evacuación de aguas, volcó y salió ardiendo.

Tras aquello, Miryam acudió por primera vez al lugar del accidente para realizar por su cuenta un informe independiente con la ayuda de otros colegas –por ejemplo, con Javier Ramos García. Mediante cálculos matemáticos, dio al traste con la primera versión del accidente de José Antonio Reyes, esa que decía que su afición a los coches y su gusto por la velocidad lo habían conducido hacia un final fatal. A esa conclusión llegó basándose en la medición de las huellas de frenada y derrape del vehículo.

Juan Manuel Calderón, el testigo que lo sabe todo

Juan Manuel Calderón viajaba de copiloto junto a su primo José Antonio Reyes cuando se produjo el accidente el pasado 1 de junio y fue el único superviviente. Jonathan, su otro primo, también falleció. Por tanto, él es el único que sabe lo que realmente ocurrió –a la espera de que la investigación oficial arroje alguna luz sobre los motivos del accidente.

Salió ileso del choque, pero resultó gravemente herido al intentar abrir el coche ardiendo para salvar a sus dos primos. Eso le produjo quemaduras del 60%. Fue ingresado de urgencia en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y estuvo dos meses ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) hasta recibir el alta el pasado 29 de agosto. Ahora, espera las conclusiones para que se termine la pesadilla que empezó aquel 1 de junio.