Silvia con su novio Daniel, en una foto en redes sociales.

Silvia con su novio Daniel, en una foto en redes sociales.

Reportajes

El 'teatro' de la maestra Silvia tras matar a su bebé: pasaba por el contenedor y se indignaba en Whatsapp

La joven de Gijón dio a luz en su propia casa tras ocultar nueve meses de embarazo: ningún vecino escuchó nada porque tenían junta de comunidad. 

27 septiembre, 2019 04:03

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Silvia pasaba todos los días -junto a su perrita Bimba- por delante del contenedor donde arrojó a su bebé recién nacido -tras matarlo a puñaladas- el pasado mes de agosto en Gijón. Su pareja, Daniel, no sabía -supuestamente- nada: ni el embarazo de nueve meses ni el asesinato. Ella se encuentra ahora en prisión tras acuchillar a su bebé y defiende a su pareja "no tenía ni idea". Las horas previas y posteriores al terrible crimen también fueron surrealistas. Silvia, que terminó sus estudios de Educación Infantil, dio a luz a su bebé en el ático de su piso en Gijón, lo acuchilló, bajó a la calle y se deshizo del bebé tirándolo a la basura. Antes de eso, había paseado a Bimba por el vecindario. Sin inmutarse.

Lo cierto es que sus vecinos hablan de la pareja con cierta cautela. No solían relacionarse ni entablar ningún tipo de conversación con ellos, de la misma manera que tampoco lo hacían con los camareros de los bares a los que acudían todos los días. “Él era un poco más hablador que ella, pero tampoco mucho”, explica la empleada de un bar a EL ESPAÑOL. Tras el crimen, siguieron con su vida con total normalidad. Cada tarde, de camino a la Cafetería Ítaca -donde merendaban- pasaban por el contenedor. Allí -a unos escasos metros del porta- sus vecinos habían montado un altar improvisado en honor al pequeño. Pero ella seguía sin inmutarse.

El teatro comenzó nueve meses antes

La mañana del viernes 2 de agosto comenzó como cualquier otra para Silvia. La mujer había estudiado Educación Infantil y era una apasionada de los niños. En el año 2012 había comenzado una relación con Daniel, un chico de su barrio y con quien tenía varios amigos en común.

Tras varios años, en 2017, decidieron mudarse juntos a un moderno edificio de la calle Jenaro Suárez Prendes. Eligieron el ático. Rodeados de gente joven, comenzaron una nueva vida. Él, salía todas las mañanas a primera hora a su puesto de trabajo. “Conducía una furgoneta blanca, pero no sabíamos a qué se dedicaba”, explica la dueña de una peluquería a este diario.

La pareja, en uno de sus viajes.

La pareja, en uno de sus viajes.

Ella no trabajaba y pasó la mañana -en la que daría a luz- en casa y recorriendo el vecindario haciendo varios recados. A primera hora de la tarde decidió dar un paseo a su perra Bimba. Juntas emprendieron un corto recorrido por el barrio de Nuevo Roces. Tras esto, subieron en el ascensor hasta el último piso. En ese momento, comenzó todo. Los vecinos afirman que no escucharon nada. Todos se encontraban en una reunión de la comunidad, en una zona aislada y que no les hubiera permitido oír a Silvia gritar.

Tras nueve meses de gestación, Silvia se puso de parto. Dio a luz a un niño, al que ha reconocido que hirió con un cuchillo. Tras esto, bajó en la calle. Ahí, presa del nerviosismo, se deshizo del cuerpo en un contenedor. Horas más tarde, ya de madrugada, un hombre que rebuscaba en la basura encontró una mochila. Dentro, el cadáver del hijo de Silvia y Daniel. Los investigadores comenzaron una larga y complicada búsqueda para dar con los padres del pequeño. Y dieron con ellos. El sábado 21 de septiembre, tras un mes y medio de investigación, detuvieron a Silvia y a Daniel.

Los días posteriores al crimen

La pareja no había levantado sospechas entre los vecinos. Seguían haciendo su vida. Paseando con su perra y yendo a merendar -todos los días- a la Cafetería Ítaca. A la salida del edificio pasaban por los contenedores donde se encontró el cuerpo sin vida del pequeño. Día a día. Allí, los vecinos habían montado una especie de altar, rodeado de flores y velas, homenajeando al bebé. La pareja comentaba lo sucedido con los vecinos -a través de un grupo de Whatsapp-, ajenos totalmente y mostrándose incrédulos ante la gravedad de los hechos.

La pareja, en una de sus fotos en redes sociales.

La pareja, en una de sus fotos en redes sociales.

Silvia ha sido acusada de un delito de de asesinato, "sin perjuicio de que a lo largo de la instrucción esta calificación pudiese modificarse", lo que hace pensar que fue la autora material del crimen. Esa noche la pasó en la cárcel, donde todavía se encuentra. Por ahora, no ha trascendido si ya se solicitó un examen psiquiátrico de la joven para evaluar su estado mental. Como publica El Comercio, Silvia se enfrentó con frialdad a las preguntas de la juez y se declaró culpable del asesinato.

Por su parte, Daniel corrió mejor suerte. El joven ha quedado en libertad tras declarar ante la juez, aunque “sigue vinculado a la causa" y tiene "la obligación de comparecer todos los días en el juzgado". Silvia confesó ante el juez que su novio no sabía que ella estaba embarazada, que actuó por cuenta propia. Sola.

En sus redes sociales, Silvia mostraba su admiración por los niños. Razón por la que hace más de ocho años decidió estudiar la carrera de Educación Infantil. En una de sus publicaciones en Facebook, la joven preguntaba: "¿Hay algo más maravilloso que un bebé?"

Por delante, los agentes se enfrentan a una ardua instrucción para conocer con detalle todo lo ocurrido y a sus responsables. Ahora la madre está acusada de un delito de asesinato y, en base al Código Penal, podría ser condenada a prisión permanente revisable. En el caso de que efectivamente pueda ser imputable, concurren las condiciones necesarias para que se solicitase esta condena por el crimen. Por un lado, la alevosía y por otro el ensañamiento.