Nuria Alonso, de 39 años, había rehecho su vida. O, mejor dicho, estaba tratando de hacerlo. La militante socialista había iniciado otra relación e iniciado los trámites para divorciarse de su expareja, con la que había vivido un calvario durante los últimos años. Pero este martes acabó todo. Nunca llegó a firmar los papeles. Su anterior marido, presunto autor del crimen, la acuchilló. A las 9:45 horas, los vecinos de la Plaza Clara Campoamor escucharon unos gritos desgarradores: “¡Que me están matando, que me están matando!”. Y, a continuación, el silencio. El sonido de sirenas, los cláxones y el llanto de los familiares; de su madre, de su padre y de su hermana. Todos presentes en el lugar del crimen. A las 10:20 había fallecido. 

Una mujer muere en Maracena por violencia de género



El único que no presenció la escena fue el hijo de 12 años que había tenido con su presunto asesino, de 49 años. Nuria, desempleada, lo dejó en el colegio por la mañana y regresó a su casa. Su excónyuge, que compartía vivienda todavía –así lo había estipulado un juzgado de familia–, aprovechó entonces para matarla en ausencia del crío. La primera hipótesis es que lo habría hecho por celos –aunque él, natural de Jaén, ya había iniciado otra relación–. Para asesinarla usó un cuchillo. Cuando la Policía llegó, se la encontró en un charco de sangre al lado de su exmarido.



Compartían piso



Nuria era muy querida en el municipio de 22.000 habitantes. Nunca había tratado de ocultar su ideología. Acudía a las fiestas y a los actos del partido y se reconocía militante del PSOE. Eso sí, nunca había participado en política ni había querido meterse. Y tampoco su actual pareja, también socialista. Esa militancia la había convertido en una persona conocida. “Aquí la quería todo el mundo. Era extrovertida, simpática y agradable”, explican los vecinos de la zona a EL ESPAÑOL. 



Desde la separación, su relación con su expareja había sido un vía crucis. En reiteradas ocasiones, según su padre, había acudido a pedir ayuda a los servicios sociales para abandonar el domicilio que compartía con su marido –según había dictaminado un juzgado de familia–, pero le habrían negado el auxilio. De hecho, consta una denuncia de 2016 para comunicar que el presunto homicida le había cambiado las cerraduras de la vivienda para impedirle entrar.

Los padres y la hermana de la víctima, desolados tras la muerte de Nuria.



“Han sido dos años de horror porque este hombre le ha hecho la vida imposible a mi hija delante del hijo pequeño que tenían. Cada uno vivía en una habitación y ella fue muchas veces a pedir ayuda y siempre le decían que no reunía el perfil hasta que ha pasado esto. Estaba sometida a empujones y maltrato psciológico”, ha explicado Eduardo Alonso, padre de la fallecida, al Ideal de Granada.



“No hay palabras para tanto dolor”



Tras el asesinato, la localidad ha guardado un minuto de silencio en la puerta del Ayuntamiento y ha decretado, con las banderas a media asta, tres días de luto. Ha mostrado, también, su repulsa por el asesinato machista que se ha producido. A su vez, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha querido expresar sus condolencias a la familia: “No hay palabras para tanto dolor”, ha lamentado.



En este caso concreto, y aunque los expertos reconocen que “no hay un perfil del agresor”, sí que podría tratarse de un caso de celos. “A veces se da una situación de posesión. Responde a un sentimiento arraigado de cosificación de la mujer”, reconocía, en conversación con este periódico, Timanfaya Hernández, psicóloga sanitario y forense.

Lugar del crimen



Esta vez, como en otros muchos casos, la violencia parece haber sido escalonada. Ya no por el maltrato físico, sino también por el psicológico. A eso se habría sometido Nuria, conviviendo con su expareja en la misma casa y teniendo que hacer lo posible para que no le afectara a su hijo. Además, cada uno con su respectiva pareja.



Con Nuria serían 36 las víctimas por violencia de género en lo que va de año, contabilizando también al parricida que ha matado a sus dos hijas en Castellón y después se ha suicidado. A su vez, serían 959 las fallecidas desde 2003 y 23 hijos huérfanos.

Martes negro

No es la única que ha fallecido este martes. A primera hora de la mañana, una joven de Bilbao era asesinada por su marido. De origen africano, Maguette Mbegou fue localizada a la una y media de la tarde (aunque había fallecido en la madrugada del lunes al martes) en el número 25 de la calle Ollerías Altas, una zona del barrio de Atxuri. Los vecinos hablaban de ambos como "una pareja encantadora" y nunca los habían oído discutir. 

Las otras dos víctimas son dos niñas de tres y seis años que fueron asesinadas por su padre también en la madrugada del lunes al martes. Un hombre de 48 años las mató a cuchilladas y después les quitó la vida. Estaba separado de su mujer. 

Nuria Alonso es la trigesimosexta víctima por violencia de género. En España, en 2018, también han sido asesinadas Nerea y Martina, de 6 y 4 años; de  Maguette Mbeugou, de 25 años; María de los Ángeles Egea, de 41 años; Jhoesther López, de 32 años,Yésica Domínguez, de 29 años; Dolores Mínguez, de 60 años; Ivanka Petrova, de 60 años; Ana Belén Varela Ordóñez, de 50; Leyre González, de 21; María Isabel Alonso, de 62; María Judith Martins Alves, de 57; Paula Teresa Martín, de 40; Cristina Marín, de 24; Ati, de 48 ; María Isabel Fuente, de 84; Martha Arzamedia de Acuña, de 47; Raquel Díez Pérez, de 37; Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44 años; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48 años; Patricia Zurita Pérez, de 40; Doris Valenzuela, de 39; María José Bejarano, de 43; Florentina Jiménez, de 69; Silvia Plaza Martín, de 34,; María del Mar Contreras Chambó, de 21; Vanesa Santana Padilla, de 21; María Soledad Álvarez Rodríguez, de 49; Josefa Martínez Utrilla, de 43; Magdalena Moreira Alonso, de 47, y una mujer de 40 años que no ha podido ser identificada.

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