Empoderar a niñas es invertir en un futuro feminista.

Empoderar a niñas es invertir en un futuro feminista. Plan Internacional

Reportajes

Por qué las niñas son quienes más sufren violencia en la infancia

Las mujeres jóvenes se vuelven invisibles para la legislación internacional. No se las protege como sujetos especiales ante la ablación genital o los matrimonios forzados. Sufren una doble discriminación: por género y por edad.

7 febrero, 2018 02:49

Las niñas son invisibles en la sociedad patriarcal. Están bajo una doble condena, la del género, por ser mujeres, y la de la edad, por no ser adultas. Ellas, que quizás sufren más las violaciones de derechos humanos, no están reconocidas por la legislación internacional como sujeto de protección especial ante la violencia de género, el matrimonio forzado o la mutilación genital. A diferencia de sus homólogos masculinos.

Ellos sí están contemplados en el ordenamiento jurídico internacional. Las violaciones de derechos que normalmente afectan a los niños -por ejemplo, niños soldados- están cubiertas en el Artículo 38 de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN). Las que afectan a las niñas, no. No aparecen, no se recogen. A efectos prácticos, no existen.

Es la conclusión que se deduce del informe de la ONG Plan Internacional "Los derechos de las niñas son derechos humanos", presentado este miércoles y al que ha tenido acceso este periódico. El documento analiza instrumentos jurídicamente vinculantes y no vinculantes, convenciones internacionales y regionales, así como el derecho indicativo internacional negociado y no negociado.

Violaciones de derechos específicas por ser niñas

“Las niñas sufren violaciones de derechos humanos muy específicas que deben ser contempladas de manera expresa por los convenios y tratados internacionales”, afirma la directora de Plan Internacional, Concha López, en una tribuna en EL ESPAÑOL. Normalmente, las crías funcionan como simples agregadas en epígrafes legales redactados en género neutro o dirigidos a mujeres adultas, sin tener en cuenta la problemática específica que les afecta. Ejemplo de ello es que incluso normas internacionales aprobadas para defender a la mujer, como la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), menciona a las niñas sólo en una ocasión, para abordar el abandono escolar.

En una sociedad con cada vez más mujeres, la falta de avance en una legislación feminista bloquea las esperanzas de mejora para las niñas. Ellas no disfrutan de la salud, de los derechos sexuales y reproductivo, del mismo modo que los niños. Así, según indica el secretario general adjunto de las Naciones Unidas, Babatunde Osotimehin, “permanecerán atrapadas en un círculo vicioso de pobreza, capacidades reducidas, e imposibilidad de ejercer sus derechos humanos y desarrollar su potencial”.

Las niñas sufren determinados tipos de violencia por el simple hecho de ser mujeres jóvenes. Violencia física y sexual o el acoso callejero y escolar son sólo algunas de ellas, además de los mencionados matrimonio infantil, matrimonio forzado y mutilación genital.

Desventaja por ser mujer y cría

“Con frecuencia, los derechos de las niñas se quedan relegados entre los derechos de las mujeres y de la infancia. Los enfoques neutrales referentes al género y la edad son los que se están utilizando en la elaboración de leyes internacionales, desviando así la atención en las niñas”, refleja la ONG en su informe.

Plan International alerta de que millones de niñas sufren discriminación y desigualdad en su educación, salud, trabajo y vida familiar, especialmente en los países más pobres del mundo. Cuando se cruzan factores como la pobreza, la etnia o la discapacidad, y prevalecen los estereotipos de género y las relaciones desiguales de poder, la desventaja de las niñas se magnifica.

En los últimos años se ha observado un retroceso en algunos de los derechos de las niñas, en parte debido a la falta del uso consistente de un lenguaje progresista. Los derechos reproductivos y sexuales de las niñas son temas bastante controvertidos en comparación a, por ejemplo, los derechos de las niñas a la educación o a vivir sin violencia.

Empoderar niñas para un futuro feminista

Las legítimas decisiones de las crías sobre su propio cuerpo, con quién casarse o el derecho a heredar no se expresan de forma consistente en el derecho no vinculante. Lo que significa que, en el mejor de los casos -según el informe-, la protección en contra de las violaciones es desigual entre niños y niñas.

Empoderar niñas es invertir en un futuro más feminista. El paso hacia adelante para crear mujeres adultas y fuertes en los ámbitos político, social y económico choca con puntos de vista religiosos o culturales. Esta confrontación debilita la universalidad de los derechos humanos y produce una interpretación limitada de los derechos de las niñas. En la práctica, tiene consecuencias directas a la hora de actuar sobre temas como la violencia sexual, violación, el embarazo precoz, el acceso a métodos anticonceptivos y servicios para la salud sexual y reproductiva, así como el matrimonio infantil, el empoderamiento económico o la educación sexual exhaustiva.

Por eso, Plan Internacional apuesta por abordar la doble discriminación, de género y edad que sufren las niñas y comprometerse con el cumplimiento de los derechos de las niñas. ¿Cómo? Primero, diferenciando los derechos humanos de las niñas de los derechos humanos de las mujeres para reconocer que las niñas se enfrentan a desafíos distintos que las mujeres. Después, garantizando el uso de un lenguaje específico de género, en lugar de un lenguaje de género neutro, pues las niñas se ven afectadas de manera diferente y desproporcionada en comparación con los niños.

También recomienda tomar medidas para cerrar la brecha existente entre los derechos de las mujeres y los derechos de la infancia que actualmente invisibilizan a las niñas, garantizar que las normas y marcos para la producción de las futuras políticas y acuerdos internacionales reflejen mejor los desafíos que sufren las niñas y, finalmente, instar a los Estados a cumplir con los estándares internacionales que promueven los derechos de las chicas.