Imagen de antes y después del hórreo de San Roque

Imagen de antes y después del hórreo de San Roque

Coruña Secreta

Coruña Secreta: los hórreos que todavía sobreviven ocultos en el paisaje de la ciudad

San Roque de Fóra, Santa Margarita, Bens o Visma conservan pequeñas joyas rurales que resisten entre calles, parques y laderas de A Coruña.

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A Coruña conserva más hórreos de lo que muchos imaginan. Piezas de la arquitectura tradicional gallega que, aunque han perdido su función original, siguen recordando la memoria rural de un territorio que hoy se percibe como plenamente urbano. Aunque muchos pasan completamente desapercibidos, forman parte de ese patrimonio oculto que la ciudad ha querido proteger.

Uno de los ejemplos más conocidos —y el más antiguo de la ciudad— es el hórreo de San Roque de Fóra. El Concello de A Coruña lo recuperó hace poco más de cinco años, después de haber permanecido casi una década desmontado mientras se reurbanizaba la zona de Náutica. En 2020 volvió a levantarse piedra a piedra.

Este hórreo centenario responde al modelo tradicional gallego: una cámara de almacenaje elevada, perforada para permitir la ventilación y evitar la humedad, pensada para conservar maíz y otros cereales.

Foto del libro Los Hórreos Gallegos, de Juan López Soler (1931)

Foto del libro Los Hórreos Gallegos, de Juan López Soler (1931)

En su caso concreto, la estructura se asienta sobre un celeiro, un espacio amurallado utilizado antiguamente para guardar productos como la leña. Un tipo de construcción que aparece ya en las Cantigas de Santa María del siglo XIII y que en A Coruña ha logrado sobrevivir contra todo pronóstico.

El hórreo escondido de Santa Margarita

Hórreo-Santa-Margarita

Hórreo-Santa-Margarita

Otro hórreo sorprendente se encuentra camuflado entre la vegetación del parque de Santa Margarita. Es una pieza del siglo XVI que pasó desapercibida durante años para muchos visitantes habituales.

En un estudio de la arquitecta y colaboradora de Quincemil, Nuria Prieto, se explica que el actual parque era antiguamente conocido como el Alto dos Muiños. Antes de convertirse en un espacio público urbano, era un monte lleno de molinos y pequeñas construcciones rurales que convivían con elementos tan singulares como los famosos "camiones de los alemanes".

Prieto recuerda que este monte era, más que un parque, un fragmento de ciudad al servicio de sus habitantes: con terrazas agrícolas, estructuras para secar pulpo, una cantera y, sobre todo, una fuerte memoria colectiva. Los molinos y los hórreos formaban parte de esa vida cotidiana previa a la urbanización.

El hórreo de Santa Margarita se conservó precisamente por la presencia histórica de esos molinos y por su valor como resumen del pasado productivo del lugar.

El hórreo de Alfonso Molina

Hórreo de Alfonso Molina

Hórreo de Alfonso Molina P.M

Uno de los más curiosos —y a la vez menos reconocidos— es el hórreo situado junto a la avenida de Alfonso Molina. Pese a sufrir pintadas en los últimos años, continúa sorprendentemente bien conservado.

Miles de coches pasan a diario frente a él, justo antes del Carrefour que antes fue Continente, sin saber que ese pequeño granero elevado es una de las últimas huellas de la vida rural que existía donde hoy se extiende la principal vía de acceso a A Coruña.

Los hórreos olvidados de Bens, Visma y otros rincones

Más allá de los casos más visibles, A Coruña conserva otros hórreos —algunos enteros, otros reducidos a restos— que también forman parte del catálogo de patrimonio etnográfico de la Xunta.

Restos del hórreo de Vioño

Restos del hórreo de Vioño Google Maps

En el parque de Bens se han registrado vestigios de hasta tres hórreos, aunque en algunos solo quedan las patas. En San Pedro de Visma existen dos, restaurados en 2006 y con origen documentado en 1988. También se conservan ejemplos en Feáns, Elviña, Loureiro y en el pazo de San Xosé, en la parroquia de San Cristovo das Viñas.

Todos ellos figuran en inventarios oficiales, aunque su estado de conservación y su visibilidad varían enormemente. Ejemplo de ello es el de Vioño, del que apenas quedan restos, pero cuya presencia continúa visible en el parque.

Un patrimonio que resiste

Hórreo de San Roque

Hórreo de San Roque Quincemil

Los hórreos de A Coruña, desperdigados entre parques, barrios y laderas, son un recordatorio de que la ciudad no siempre fue ciudad. Son fragmentos de un paisaje agrícola que sobrevivió a la expansión urbana y que, gracias a restauraciones puntuales y a la atención de vecinos y especialistas, continúa formando parte de la identidad coruñesa.

En una ciudad en continuo cambio, estos pequeños gigantes de piedra siguen contando historias antiguas —y guardando, aunque ya no maíz, una memoria que merece ser protegida.