Lo hemos recibido como una buena noticia. El ya cercano 27 de mayo de 2026 despegará desde el aeropuerto de Rosalía de Castro el primer vuelo directo y regular entre Santiago de Compostela y Newark (Nueva York), operado por United Airlines con tres frecuencias semanales. Es un gusto dar la bienvenida al primer enlace intercontinental regular operativo en el noroeste de España con Estados Unidos.

Sin embargo, es una alegría efímera. Recurro a datos que me ayuden a explicarme mejor. Las estadísticas de Aena confirman que el aeropuerto de Santiago no vive su mejor momento lo cual preocupa mucho al sector turístico.

Entre enero y septiembre de este año ha perdido un 12,2 % de pasajeros con respecto a 2024. Si ponemos el foco en el número de viajeros, vemos que en 2025 se han contabilizado 2,5 millones de usuarios frente a los 2,85 millones del mismo periodo del ejercicio anterior. Aproximadamente 300.000 viajeros menos que complican el objetivo de superar los tres millones anuales.

El horizonte se oscurece más aún si tenemos en cuenta las aproximadamente 400.000 plazas que se perderán por la huida de Ryanair, aerolínea que alimentó el tráfico en Galicia durante los últimos diez años y que ya ha cerrado varias rutas, entre ellas las conexiones con Italia y otras muchas nacionales.

Buena noticia en medio de la tempestad

Ante este escenario desolador, el nuevo enlace con Nueva York surge como una luz en el horizonte. Es un estímulo y a la vez una oportunidad real para el turismo gallego.

Más datos. EE.UU. es hoy el principal mercado extranjero del Camino de Santiago, con más de 43.000 Compostelas entregadas en la oficina del peregrino en 2025 (el 8,9% del total y un 6% más comparando con 2024). Y con más de 400.000 visitantes estadounidenses anuales. Así pues, bienvenida sea una conexión que facilite el incremento de estas escapadas.

Pero ojo, hay que trabajar para que el vuelo funcione como una vía de acceso para quienes deseen descubrir esta tierra y para dar servicio a los más de 25.000 gallegos residentes en Estados Unidos (muchos afincados en el estado de Nueva York). Y no solo como una vía de escape para nuestras vacaciones (confieso que soy la primera que estoy ya buscando fechas para estrenar la ruta).

De poco sirve un vuelo intercontinental si los enlaces con Londres, Bruselas o Roma se reducen. Los aeropuertos viven de frecuencias. Y sí, el vuelo a Newark es un diamante pero poco va a brillar si no se compensan las rutas perdidas. Pues el turismo gallego depende del viajero cotidiano que llenan restaurantes, hoteles y casas rurales fuera de temporada. Y para que lleguen eso hace falta planificación, la cual, ojo, no digo que no exista. Más bien digo que hay que adaptarla a la nueva situación.

Galicia necesita una estrategia estable, que no dependa de presiones de aerolíneas. Dibujar su futuro con inteligencia, sin ceder a intereses ajenos. No se puede construir una política aérea a base de chantajes o subvenciones de aviones vacíos sino primando rutas rentables y de volumen.

Me agrada leer en medios que en esa línea se trabaja en la Xunta, buscando la coordinación con operadores y con el sector para dar la vuelta a la tortilla y atraer nuevas conexiones sin pagar impuestos revolucionarios.

La apuesta es, y la aplaudo, promover Galicia como destino internacional en los principales mercados. Motivar a los potenciales viajeros a conocer esta tierra, despertar curiosidad por descubrir nuestros paisajes, nuestra gastronomía, nuestras costumbres, lograr que ese deseo se reparta por todos los rincones: desde las Rías Baixas hasta la Mariña lucense, desde la costa da Morte hasta los cañones del Sil. Y atraer a turoperadores, agentes, aerolíneas… profesionales deseosos de trabajar con un destino potente y atractivo. Y rentable. Modelo que da buenos resultados. La nueva ruta a Nueva York creo, es un ejemplo.

Galicia Calidade: creer en lo nuestro

En este contexto, la nueva campaña de promoción turística presentada hace semanas - en la que se recupera el claim “Galicia Calidade” - llega en buen momento. Galicia Calidade es un grito que confirma lo orgullosos que estamos de lo nuestro. ¡Hagamos que el mundo se entere!

El problema es que promocionar la marca Galicia internacionalmente no es barato. Y en EE.UU menos, la competencia es feroz y la inversión, millonaria. Sirva como referencia que un simple anuncio en Times Square en Manhattan puede oscilar entre 10.000 y 50.000 dólares al mes. Coste que debe valorarse según el retorno y que puede tener sentido solo si se acompaña de una estrategia sólida y constante.

Galicia tiene capacidad para contar una historia real, potenciar el conocimiento de una marca con alma y dibujarse en la cabeza de la gente como destino con identidad. Hay que dar forma a un relato segmentado a cada mercado, lanzar la imagen, tener presencia en workshops, ferias, redes sociales y medios internacionales, atraer agentes y periodistas a conocer Galicia, hacer campañas de publicidad… Esto es más eficaz que subvencionar billetes de avión, pero ojo, requiere mucho más esfuerzo y trabajo.

Volar alto, con los pies en la tierra

Veo por tanto el vuelo a Nueva York como una oportunidad, un estímulo que permita sacar el altavoz y gritar con seguridad que podemos conquistar el mundo sin renunciar a nuestra esencia. Pero insisto, el reto no debe ser solo llenar aviones, tienen que traer viajeros que quieran disfrutar, descubrir y contar que este es un gran destino. Más ahora que tenemos por delante el Xacobeo 2027, la mejor percha para llamar la atención.

Cuando se consiga, creo que vamos por el buen camino, Galicia sí volará alto. Y llegará muy lejos.