Uno de los hijos de la mujer asesinada en Cabanas, en su llegada a la Audiencia

Uno de los hijos de la mujer asesinada en Cabanas, en su llegada a la Audiencia Europa Press

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Los hijos de Elisa Abruñedo, asesinada en 2013 en Cabanas (A Coruña): "Era nuestro apoyo vital"

El hombre que encontró a la víctima ratificó que estaba en una zona apartada, desnuda y con manchas de sangre

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Los hijos de Elisa Abruñedo, la mujer asesinada y violada en Cabanas en 2013, han definido a su madre, durante el juicio que se está celebrando en la Audiencia de A Coruña, como una persona familiar, que solía dar paseos próximos a su casa si iba sola y que no se subía al coche más que con su padre o con ellos.

"Todo se fue en un momento, pierdes tu apoyo más importante en la vida, era un apoyo vital", ha aseverado el hijo más joven, que entonces tenía 18 años y que explicó que dejó los estudios al encerrarse, precisó, "en su mundo" desde ese momento. Esta situación, ha apuntado, la vive aún hoy en día. "Si salgo es a dar un paseo".

Al igual que su hermano, y frente a la corpulencia del acusado, que no ha mirado en el juicio ni a los hijos durante su declaración ni a otros testigos, ha afirmado que ella era "bajita y pequeña". "No era fuerte". Su hermano, que en 2013 tenía 24 años y que como él está a tratamiento psicológico, ha señalado que al no volver a casa su madre, salió, igual que su padre, a buscarla. "24 horas sin dormir", ha apuntado.

De ella, ha dicho que era "lo mejor que tenía". "Era muy familiar", ha recalcado para precisar que le gustaba pasear pero que si iba sola "iba por asfaltado". "Si iba acompañada iba más por el monte", ha aseverado sobre las costumbres de su madre. "Ni de broma", ha dicho al ser cuestionado si cabe la posibilidad de que subiera al coche del acusado. El joven relató que a los dos años murió su padre por un accidente laboral y luego otros familiares.

Ha sido en el juicio con Tribunal del Jurado. Para Roger Serafín Rodríguez, que era cazador y que algunos testigos aseguraron haber visto en un bar que había por la zona de los hechos, la parroquia de Lavandeira, cuando iba con el grupo de caza, Fiscalía solicita penas que suman 32 años de prisión por agresión sexual y asesinato.

Las acusaciones particulares, en representación de los dos hijos, elevan esta petición a 37 años al pedir que se tengan en cuenta agravantes como alevosía o ensañamiento.

El cadáver de la mujer estaba ensangrentado

Por su parte, el hombre que localizó el cuerpo de Elisa Abruñedo ha explicado que se la encontró en el monte y que lo hizo durante una búsqueda, con un familiar, y al llamarle la atención "la maleza aplastada".

"Entro por intuición", ha señalado sobre el lugar donde se encontraba el cadáver y para indicar que primero vio los pies de un cuerpo y luego distinguió que era una mujer. "Desnuda de torso para arriba y con el pantalón bajado y manchas de sangre", ha concretado para precisar que en ese momento vio lesiones sin poder aclarar si eran por arma blanca u otro motivo.

Sobre la localización, manifestó que, junto a su familiar, optó por sumarse a la búsqueda iniciada al saber que Elisa Abruñedo faltaba de su domicilio porque había visto el día de los hechos, sobre las 20.30 horas, a la víctima paseando cuando él regresaba de una actuación vinculada con su profesión. "Iba sola", ha apostillado para aclarar que no es una zona "muy transitada".

El pariente que le acompañó y que, en ocasiones, trabajaba en un bar de su familia donde paraba el acusado, indicó que él no llegó a ver el cadáver y ratificó que "desde la carretera no se veía".

Esto a preguntas de la Fiscalía y acusaciones que inciden en que el procesado llevó a la fallecida a un lugar con mucha vegetación y de difícil visibilidad. "Había evidencia clara de que se había pasado por allí, había una zona hundida", ha insistido sobre el lugar.

Declaración de otros testigos

"Me llamó la atención el coche porque no es una zona muy transitada", ha asegurado otro testigo sobre la pista en la que vio un vehículo correspondiente al acusado. A mayores, otra persona sostuvo que ese día oyó a una mujer que decía "déjame en paz" y a un hombre, del que no pudo precisar que escuchó, aunque en declaración inicial ante la Guardia Civil dijo que era "quieta, quieta".

Otra testigo dijo que escuchó el "ay" de una mujer y al rato un coche y el ruido de "cerrar una puerta". "Ella dijo como déjame en paz". "Primero un grito de sorpresa y luego esa expresión, fue unos segundos, muy rápido", ha añadido para aseverar que pensó que era una discusión de personas en un vehículo.

Los hechos del crimen

Desde octubre de 2023, el procesado está en prisión a la que fue trasladado tras ser detenido por la Guardia Civil en su propio puesto de trabajo, en el astillero de Navantia Ferrol, donde era operario de una empresa auxiliar. Tras el arresto, confesó ser el responsable de la violación y muerte de la vecina de la comarca de Eume diez años atrás.

Según el escrito de acusación, entre las 20.45 y las 21.00 horas del 1 de septiembre de 2013, el hombre conducía su vehículo cuando vio caminando a la víctima por la carretera provincial DP-1503, en las inmediaciones de su domicilio.

Después, se desplazó a un camino de tierra de la zona, detuvo su coche y se dirigió a la mujer "abordándola por la espalda, agarrándola fuertemente con un brazo y golpeándola en la cara, en la zona de la mandíbula".

Acto seguido, según el Ministerio Fiscal, el encausado se introdujo en el terreno situado al lado de la carretera "en el que había pinos y abundante vegetación de monte bajo", arrastrando a la víctima marcha atrás mientras la sostenía fuertemente de espaldas a él, "recorriendo aproximadamente 17 metros hasta el interior de la parcela, donde no podía ser visto desde la carretera".