Peregrinos en Santiago de Compostela.
Primera semana de la tasa turística en Santiago: “El cliente se queja, aunque lo asume resignado”
Durante estos primeros días, Unión Hotelera Compostela no resalta nada reseñable, pero inciden en los pequeños establecimientos y apartamentos que señalan que "ha sido caótico el inicio".
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La tasa turística cumplió el miércoles una semana en Santiago de Compostela desde su implantación. Su tramitación y aprobación ha generado multitud de controversias en el sector hotelero de la ciudad.
Desde el pasado 1 de octubre, los turistas que se hospeden en los alojamientos turísticos de Compostela deberán pagar una tasa que va desde 1€ a los 2,5 euros, que varía según el tipo de establecimiento.
Durante estos primeros días, desde Unión Hotelera Compostela no resalta nada reseñable en sus establecimientos, “tenemos estructuras, sistemas informáticos, equipos y protocolos que facilitan el proceso”.
Para ellos, ha habido disparidad de opiniones, “más allá de algunos que dicen que van a acabar con nosotros a impuestos y otros que les parece lo más normal del mundo”, aclaran.
José Antonio Liñares, portavoz de la entidad, ve más críticos a establecimientos gestionados por autónomos o pequeños alojamientos. “Por eso reclamábamos que se aplazase hasta el 1 de enero la implantación, porque así se podría informar de los procesos tanto a estos pequeños establecimientos como a los clientes, no ahora en octubre que estamos a tope. Es imposible comunicar con tiempo y forma a toda la gente”, explica.
"Ha sido caótico"
Los pequeños hoteles y alojamientos son donde más han notado problemas a la hora de implantar la tasa turística.
Desde un hotel en la zona vieja explican que “ha sido un poco caótico el inicio”. Resaltan el tema del IVA que se tiene que añadir a mayores de la tasa. “Me parece vergonzoso, tú no puedes implantar una tasa sin tener unas pautas. Tuvimos que notificar por segundas a clientes que ya estaban alojados de que tenían que pagar el IVA”.
Desde el hotel estuvieron avisando la semana previa a la implantación a todos sus clientes, reserva por reserva, sobre el pago de esta tasa, “fue un trabajo potente”. “Si el cliente quisiese cancelar esa reserva podría hacerlo porque, al final, no había firmado ese suplemento y pueden resultar pérdidas económicas muy importantes”.
Desde el hotel ven necesaria que se implante una tasa turística para la ciudad, pero también critican la ineficaz comunicación y que todo el conflicto repercute más en los pequeños establecimientos.
“Es un horror”, comentan desde unos apartamentos próximos a la zona vieja. “No es igual la gestión en un establecimiento hotelero que en unos apartamentos turísticos. Uno tiene una ‘recepción física’ de 24 horas o al menos 15 y el otro, en la mayoría de los casos, no tienen recepción”.
“Tenemos que desplazarnos al establecimiento, esperar al cliente en muchos casos hasta las dos de la madrugada cuando ya tenemos implantada la gestión de entrada mediante códigos y el check-in online”, critican.
Desde el establecimiento comentan que “el huésped se queja, aunque lo asume resignado”. “La mayoría se niega a pagar por anticipado, quiere pagar en el establecimiento al llegar y eso nos dificulta todo para los pequeños”, explican. “Para cobrar ocho euros ponemos nuestra vida a disposición”.
También mencionan que genera un “malestar enorme” y un enfrentamiento antes de que el huésped llegue y que la tónica está siendo un aviso previo a los clientes y confusión por parte de estos.
El vecindario de Santiago pide transparencia
Por su parte, los vecinos y vecinas de la capital se muestran contentos y satisfechos por la llegada de la tasa turística a la ciudad. Una vecina del barrio de San Pedro, uno de los más masificados de Santiago, celebraba su implantación con un “xa era hora”.
“Hai veces que a situación é insostible. Os gritos, o ruido que fan os turistas, molestan no teu día a día. Hai xente que traballa desde a casa, outra que ten a súa propia tenda, que ten que coidar a membros da súa familia, como bebés, e que ese ruido pode dificultar aínda máis ese coidado”, explica. También menciona los daños que causa la actividad turística en el patrimonio de Santiago.
La asociación vecinal de este barrio, A Xuntanza, llevan una década hablando y solicitando la tasa turística. “A taxa debería ser para reequilibrar os recursos dispoñibles e para aduxarnos a dar unha acollida mellor a quen nos visita, pero non pode ser a custo das escolas infantís ou o arranxo das nosas rúas”, explican desde la entidad.
Piden un órgano transparente que gestione este tributo. “A cidade non vive do turismo, así que esta actividade non pode custarnos tantos cartos e malos servizos sobre todo cando xa impacta moi negativamente na vida e na identidade da cidade”.
Ven “ridículo” pensar que pagar dos euros más por noche, “por unha estancia media que non chega a dúas”, es un problema. “A cidade facémola entre todos e todos temos que contribuir, tamén quen nos visita”, añaden.
Tanto turistas, alojamientos y vecinos ven necesario transparencia y control con este tributo, y que el dinero recaudado repercuta en acciones turísticas favorables en la ciudad.