Fachada de un edificio residencial de A Coruña.

Fachada de un edificio residencial de A Coruña.

Inmobiliario

Pagar por visitar pisos en A Coruña: "Te lo vendían como un contrato de búsqueda" o "suscripción"

Varias personas aseguran que les llegaron a pedir hasta 300 euros por visitas a pisos que no se pueden ver. Desde Apigal señalan que se trata de un "nuevo procedimiento" de una inmobiliaria, sobre la que ya han recibido diferentes quejas

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"Tenía casi todos los pisos que se ajustaban a nuestro presupuesto. Precios de estudiantes, algo antiguos, pero justo lo que buscábamos", así comienza relatando su experiencia con una inmobiliaria de A Coruña Ántar, un joven santiagués que, hace poco más de un año, se disponía a buscar piso en la ciudad por estudios. Tras mucho rebuscar, dio con un piso en Riazor que parecía encajar con lo que tenía en mente. Pero, para su sorpresa, cuando contactaron con la agencia que lo gestionaba, les pidieron unos 150 euros solo por visitarlo.

"Mi intención era ir a verlo con la idea de alquilarlo", explica Ántar, que tan solo estaba interesado en uno en concreto. "Te lo vendían como un contrato de búsqueda con el que podías visitar todas las viviendas que se ajustaran a lo que buscabas", añade. Al negarse, se quedaron sin visita y sin piso.

Desde la Asociación Profesional de Inmobiliarias de Galicia (Apigal) aseguran que han recibido quejas de usuarios por el procedimiento a seguir de esta empresa. Comentan que se trata de un "nuevo modelo de negocio que aplica una inmobiliaria de A Coruña". Básicamente, ofrecen un listado de viviendas disponibles en la ciudad a cambio de una cuantía indeterminada de dinero. El problema surge cuando al acudir a ver los pisos, los clientes se encuentran con que algunos ya no estaban disponibles. Y si quieres recuperar el dinero, ya es tarde para hacerlo.

Un "modelo de negocio" que es "una estafa"

Su Ling, una joven cubana, también sufrió las consecuencias de este "modelo de negocio" que, en sus palabras, es más bien "una estafa". Hace unos cuatro años, su familia se mudó a A Coruña durante la pandemia. Sus padres y primos confiaron en esta misma agencia para encontrar vivienda. "En ese momento había más oferta y les encontraron uno que estaba más o menos bien", cuenta. Pensaron que el procedimiento era el mismo en todas las inmobiliarias y, por eso, no se negaron a pagar cuando se lo solicitaron.

En febrero de este año, cuando Su Ling volvió a recurrir a ellos para buscar un piso de alquiler, tampoco dudaron en pagar. "Pagamos 300 euros entre los dos", comenta. La pareja informó de sus requisitos, incluyendo el presupuesto máximo. "Nos dijeron que en un plazo de tres meses nos conseguirían el piso", detalla. Pero ninguno de los que les ofrecían se ajustaba a lo que necesitaban: "Nos daban un precio y, cuando íbamos a verlo, la propietaria decía otro superior. Sin embargo, en portales como Idealista tenían otros mucho más baratos, y cuando preguntábamos por ellos, nos decían que no estaban disponibles."

Recibo del cobro de una suscripción a búsqueda

Recibo del cobro de una "suscripción a búsqueda"

Su Ling prefiere no mencionar el nombre de la inmobiliaria por cuestiones legales, pero todos los testimonios recogidos apuntan a una sola empresa. "Ni siquiera se hacen llamar inmobiliaria", dice. En su caso se lo ofrecieron como una "tarjeta de suscriptor a las ofertas de alquiler". El mismo recibo así lo confirma. Mediante este pago la inmobiliaria se comprometía a darte acceso a "múltiples ofertas de alquiler".

Condiciones de la suscripción a la búsqueda

Condiciones de la suscripción a la búsqueda

"Se cambiaron el nombre porque ya tenían mala fama en la ciudad", comenta otro joven, José, que vivió una experiencia similar, aunque en su caso no llegó a aceptar el cobro por las visitas.

35 o 45 euros por cabeza por cada visita

Hace cuatro años, José decidió mudarse de su localidad natal para estudiar. "Siempre nos aparecía esta inmobiliaria, sus anuncios destacaban mucho, con unos precios bajísimos para el estándar de aquella época, imagínate. Nos olía un poco a chamusquina, pero ante la desesperación decidimos llamarles", recuerda. Fue entonces cuando les explicaron las condiciones: "Nos dijeron que el cobro era por cada visita, es decir, que si íbamos a ver un piso, sí o sí teníamos que pagar una cantidad fija por cabeza, y el pago sería en efectivo, allí en la oficina", relata José, quien no dudó en negarse.

Al investigar en redes sociales, descubrieron que no eran los únicos. En X —por aquel entonces Twitter— había decenas de testimonios cuestionando tanto el procedimiento como la legalidad de la agencia. "Nosotros éramos tres compañeros y nos cobraban unos 45 o 35 euros por cabeza por cada visita", señala. No obstante, las cifras no siempre eran las mismas: oscilaban entre 35 y 300 euros, según los testimonios consultados.

Ya en 2018 esta inmobiliaria empleaba prácticas similares. Flor, otra afectada, pagó unos 100 euros por el servicio. A cambio, le ofrecían acceso a pisos que no estaban en alquiler general. "Después de ir a tres que no aceptaban perros, me tuve que poner seria, porque lo primero que les pedí fue un piso donde aceptaran mascotas", recuerda.

El mismo "modus operandi"

Desde Quincemil nos hemos puesto en contacto con la inmobiliaria. Aseguran que lo único que cobran a los inquilinos es la señal una vez formalizado el contrato de arrendamiento con el propietario. Según dicen, ese es su procedimiento habitual, y suelen ser unos 290 euros que "siempre" se devuelven, se alquile el piso o no. Afirman que todo lo que se dice sobre ellos son "bulos".

Sin embargo, el "modus operandi" descrito por los testimonios recogidos coincide. Contactan con la agencia, esta les cita en la oficina y, una vez allí, les plantean la opción de acceder a otras viviendas a cambio de una "tarifa fija". Si no se paga, no hay visita. Esta práctica se suma a los ya existentes problemas del mercado inmobiliario. Que no son pocos. Todo un mundo de injusticias que preocupan a los jóvenes de hoy en día y que les impiden acceder a una vivienda digna, sin dejarse el sueldo en el camino.