Daniel Rocha en La Revolución de los Graneles
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Dani, 44 años, autónomo y dueño de una tienda: "De baja cobré menos de 20 euros al día. 1 mes no llegaría a 300 netos"
Dani Rocha es propietario desde 2019 de La Revolución de los Graneles, que actualmente se sitúa en el Mercado de Elviña, en A Coruña
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El autónomo es una figura muy amplia que abarca desde el pequeño comerciante hasta el gran empresario que factura millones. Sin embargo, muchas políticas no distinguen entre unos y otros, afectando sobre todo a los más pequeños: a la clase trabajadora que sostiene un negocio, una tienda o un taller, mientras que quienes más ganan apenas notan el impacto.
Desde Quincemil nos hemos puesto en contacto con Dani Rocha, autónomo que regenta la tienda La Revolución de los Graneles. Abrió su negocio en 2019, aunque por aquel entonces estaba situado en la Avenida de Los Mallos, y ahora lleva algo más de 1 año en el Mercado de Elviña. Hemos hablado con él sobre diferentes cuestiones que afectan a su trabajo, como la transición a las facturas digitales, la contratación de personal o la gestión de las bajas y paro.
La tienda de Dani en A Coruña
Dani Rocha ha tenido una trayectoria laboral muy diversa. Desde sus inicios como periodista hasta convertirse en propietario de su actual tienda, ha pasado por varios trabajos. "Después de muchos años dando vueltas, me pareció que había llegado el momento de tener mi tienda, mi negocio, mi comercio y tirar para adelante con algo en lo que creo", explica.
Desde 2019 es propietario de una tienda de productos de limpieza a granel, higiene y cosmética, donde apuesta por el consumo responsable. El negocio está abierto de lunes a sábado de 09:30 a 14:00 horas, y los martes por la tarde de 17:00 a 19:15 horas. En total, la tienda abre unas 30 horas, "pero luego hay más trabajo", señala.
Reconoce que ser un pequeño comerciante implica numerosos desafíos, como, por ejemplo, en lo referente a la conciliación familiar.
"Si quiero contratar a alguien porque tengo una reunión con la profesora de mi hijo o tengo que ir al dentista, además de pagarle su lógico sueldo, su cotización, su seguridad social e IRPF, hay que pagar un fijo extra de 40 euros por hacer un contrato inferior a un mes", lamenta. Esto se debe a la penalización que se implementó a los contratos por horas.
No obstante, afirma que está totalmente de acuerdo con las penalizaciones a los microcontratos, pero considera que deberían aplicarse "a quien lo hace todo los meses, no a quien lo necesita de forma puntual".
Así, considera que esta medida pensada para evitar abusos laborales, acaba afectando al pequeño comercio. "El que usa microcontratos los va a seguir usando. El pequeño comerciante, que es quien lo tiene más jodido, somos los que acabamos pagando el pato".
"Si tienes que contratar a alguien esas horas de una tarde, no te salen las cuentas", afirma. Así, el caso de Dani, y de muchos otros, no se trata de cubrir un puesto de trabajo de manera continua ni de tener a alguien contratado horas fijas por semana, sino a ausencias puntuales. "La casuística no cubre una posible ausencia de un día, y eso te hace cerrar y te pone en un brete".
Y pone un ejemplo que da en el clavo: "Si yo quiero un día tan importante como es el día de Reyes ir a ver la cabalgata con mi hijo, para contratar a alguien esas 3 horas, se me iría a 90 euros o una cosa así".
De esta forma, le sale más rentable cerrar esas horas que debe ausentarse, aunque es algo que no le gusta, ya que quiere mantener su compromiso con el trato cercano y el servicio a sus clientes: "Que venga un cliente siempre es de agradecer, porque es una persona que te ha elegido a ti sobre otro negocio o sobre pedirlo directamente a casa".
"Hay mucho margen de mejora"
En las últimas semanas, el debate sobre las cuotas de los autónomos ha vuelto a estar en el centro de la conversación. Hace poco se habló de una nueva subida que encendió todas las alarmas, aunque el Gobierno finalmente pisó el freno por la controversia que se generó alrededor.
Aun así, son muchos los que sienten que las medidas siguen sin responder a la realidad del trabajo por cuenta propia. "Lo que tiene que ser es progresivo. Tiene que haber un recálculo de cuotas mucho más ágil", dice Dani con decisión.
Uno de los principales problemas es la escasa protección social. Las bajas médicas o el derecho al paro son casi simbólicos. "Me operé en julio. En teoría me daban 1 mes de baja, pero a los 10 días tuve que volver", dice Dani, aunque admite que "más o menos podía volver".
"Empiezas a cobrar a partir del tercer día y yo cobraba menos de 20 euros diarios", afirma con resignación. "Eché las cuentas, si yo estuviera un mes de baja, y teniendo en cuenta que tengo que seguir pagando la cuota de autónomo, me quedaba en neto (que no es neto porque falta el IRPF), creo que no llegaba a 300 euros", comenta.
"Con eso tengo que vivir yo, mi negocio, el alquiler y todos los gastos asociados a la tienda". Ante este panorama, la consecuencia es clara: el dinero no llega y muchos se ven obligados a trabajar enfermos porque no pueden asumir los costes de parar.
En cuanto al paro, la situación es similar. "El paro de los autónomos hay que demostrar que existe. Nadie lo cobra", afirma. "Ojalá pagase más, porque implicaría que gano más, pero, ¿a cambio qué me das?", se pregunta este autónomo.
Y cuando se mira al futuro, el panorama tampoco mejora. La jubilación es una preocupación constante. "La media de autónomos trabajando que se podrían haber jubilado es muy alta. ¿Por amor al trabajo? Habrá alguno, pero por norma es porque no les da", opina.
"Yo no estoy a disgusto de ser autónomo, pero es obvio que hay mucho margen de mejora", afirma Dani como profesional por cuenta propia. Sin embargo, sabe y entiende que es difícil encontrar una solución a toda esta problemática y que, muchas veces, el problema es que un negocio no va adelante. "No es algo fácil de arreglar, pero que sí es algo a arreglar", opina.
"Yo no tengo la fórmula, pero tengo claro que el que la encuentre va a ser presidente del gobierno hasta que se aburra. Porque la fuerza de trabajo de los autónomos en España es mucha", dice convencido.
Así, la sensación general es un poco de desequilibrio: pagar, pero recibir poco. "Respecto a lo que pagamos ahora, no tenemos nada. Con estos 300 euros de cuota no tengo paro y el derecho a baja casi prefiero ni dármelo. No te sientes bien", y añade: "En el IRPF yo pago lo que sea, pero la contraprestación de la seguridad social es la que es", admite con pena.
La transición a las facturas digitales y todo lo que conlleva
Verifactu es el nuevo sistema que obliga a los autónomos y empresas a registrar y enviar en tiempo real sus facturas a Hacienda. En la práctica, cada vez que un comercio emite un ticket o factura, esa información se comunica directamente con la Agencia Tributaria.
Aunque el objetivo es combatir el fraude fiscal, muchos autónomos lo ven como una carga más. "Yo, desde que monté mi tienda, tengo mi programa informático, me va genial. Me dice lo que vendo, me hace todo lo que necesito", dice Dani.
El principal problema, explica, son los costes y la adaptación tecnológica. "El software más barato se me va a 400 y pico euros, más cuotas mensuales de entre 20 y 40 euros", apunta él. Además, si tu ordenador no vale, es un gasto a mayores que se debe sumar. A ello, se le añade la dificultad para quienes no dominan la tecnología o no disponen de conexión a internet, porque su pequeño negocio no lo necesitaba.
"¿Y todo a cambio de qué? ¿Qué gano yo?", se pregunta. "¿De verdad crees que el gran desfalco es la pequeña tienda? No viene por ahí. Todos sabemos por dónde viene", opina. La sensación general es que la medida incrementa el control sobre los pequeños negocios, pero no ataca el verdadero problema del fraude.
"Cosas como estas del Verifactu no aportan nada. Quien hacía trampas las va a seguir haciendo", concluye. Para muchos autónomos, este nuevo sistema no representa un avance, sino otro obstáculo más en un panorama ya complicado.