Carlos Pardo, ante su peluquería en las galerías comerciales de Santa Catalina en A Coruña.
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Las galerías comerciales de A Coruña: "En Santa Catalina las tiendas duran poco o cambian mucho"
Solo dos negocios resisten en el pasadizo entre Estrella y Santa Catalina. El peluquero Carlos Pardo, que se instaló hace 39 años, ha visto abrir y cerrar distintos comercios
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El comercio de una ciudad late al ritmo de distintos compases, según el lugar en el que se asienta: el centro urbano, los barrios, los centros comerciales, los polígonos empresariales. Hay cadenas comerciales y grandes establecimientos frente al pequeño comercio y a las tiendas de proximidad, negocios estos que en ocasiones se establecen en espacios que no están a la vista sino ocultos en pasadizos que unen dos o más calles: son las galerías comerciales.
En A Coruña es raro el barrio que no tenga una de estas galerías: Os Castros, O Ventorrillo, el Agra, Cuatro Caminos, el Ensanche, el centro. Las calles Estrella y Santa Catalina, en pleno centro peatonal, están unidas a través de un estrecho pasadizo abierto hace cuarenta años que llegó a tener una veintena de negocios con actividad, no toda al mismo tiempo; hoy solo hay dos, uno de ellos desde el principio.
En su proyecto original, las galerías Santa Catalina iban a unir tres calles, las dos citadas y San Andrés a la altura de donde antiguamente había unos multicines, los Tom y Jerry. Así se lo explicaron a Carlos Pardo Pereiro, el propietario de la peluquería unisex que lleva su nombre, y que este verano cumplirá 39 años en el mismo lugar.
Uno de los accesos a las galerías Santa Catalina, con el negocio de manicura a la izquierda.
Pero estas galerías comerciales donde también hay dos portales de acceso a edificios residenciales limitaron finalmente su diseño al que presenta en la actualidad: un acceso por Santa Catalina y dos por la calle Estrella unidos con un pasillo oscuro en forma de U. La peluquería Carlos, en una esquina con vistas a una de las entradas por Estrella, es el comercio superviviente.
"Antes hubo un locutorio, una tienda de arreglos de ropa hasta hace unos dos años, otra peluquería, un bar tipo parrillada, una perfumería, un comercio de telas, una pescadería, una herboristería, un negocio de congelados, una asesoría, una tienda de golosinas", repasa Carlos Pardo, que recuerda que "los años 90 fueron terribles aquí" y "hubo que apechugar".
Negocios cerrados en el pasillo en forma de U que une los accesos a las galerías por la calle Estrella.
"En estas galerías los negocios duran poco o suele haber muchos cambios de actividad". El suyo ha resistido y por sus manos han pasado los cabellos de "hasta tres generaciones de la misma familia". Pardo, que atiende al público junto a su mujer, quiso montar su propio salón tras haber trabajado en otra peluquería en Juan Flórez, donde se ganó parte de la clientela que después siguió confiando en él: "Llevo cuarenta años con algunos clientes. Otros han muerto. Y por suerte otros me descubrieron aquí".
Almacenes
Estar ocultos en un lugar de conexión de calles bajo bloques de viviendas convierte a sus negocios allí instalados en desconocidos para la mayoría de la población, solo presentes para quienes a diario o con frecuencia caminan por el lugar.
Bajos comerciales cerrados que se usan como almacenes en las galerías Santa Catalina.
En Santa Catalina, además de la peluquería Carlos, está abierto desde hace pocos años Nails Palace, un negocio de manicura donde antes hubo tiendas de ropa, de alimentación y de dulces, justo en el extremo de la calle Santa Catalina. Los demás bajos los utilizan en la actualidad como almacén los negocios de hostelería del entorno, como los de la calle Estrella, donde guardan mercancías, cajas y contenedores. Sus verjas o puertas metálicas, algunas con grafitis, dan al conjunto del lugar una inevitable sensación de abandono.