Carlos Grille con una de las piezas que pescó.
Carlos Grille, un gallego que enseña al mundo la pesca: "Ningún pez vale nuestra vida"
A través de su perfil de Instagram ha popularizado un deporte al que le ha dedicado muchas horas, tanto a nivel de práctica como de creación de contenido
Te puede interesar: Minia Marcos, la Carrie Bradshaw de A Coruña: "Decidí no cambiar mi estilo por el trabajo"
Las redes sociales han permitido derribar barreras. Desde facilitar la comunicación desde diferentes puntos del mundo, hasta lograr una visibilización que antes era casi imposible. Los influencers se han convertido en nuevos referentes de unas generaciones que ven en las pantallas de sus smartphones o sus tablets una nueva ventana a un mundo plenamente globalizado.
En esa línea, este nuevo altavoz le permite obtener voz y voto propio a modalidades y aficiones que antes se enfocaban en un ambiente más residual. Un buen ejemplo de ello es el gallego Carlos Grille, que a través de su perfil de Instagram @fishinggalicia le enseña al resto del mundo desde Muxía todos los detalles sobre su gran afición y pasión: la pesca.
"Yo practico rockfishing, que es una modalidad proveniente de Japón, como la mayor parte de modalidades con señuelo artificial, y en este caso, la traducción literal del rockfishing es básicamente pesca en roca. La esencia es capturar las especies pequeñas, con señuelo pequeño y que a la vez den cierta lucha", afirma sonriente en el momento que se le cuestiona por un hobby que le ocupa gran parte de su tiempo libre.
"Muchas veces cuando empiezas en las redes sociales, no tienes en cuenta todo lo que te estás exponiendo: críticas, burlas e insultos entre muchas otras cosas"
"¿Desde cuándo? Llevo dedicándome a esta modalidad más de diez años, y metido en las redes sociales tan solo cuatro años, cuatro años estudiando las redes sociales y subiendo contenido hasta encontrar el algoritmo deseado para tener un gran alcance, dedicando muchas horas a la edición, que fue una de las cosas más difíciles ya que desconocía sobre el mundo de la informática, edición y grabación, al igual que una gran cantidad de horas invertidas pescando para poder subir contenido", explica Carlos echando la vista atrás, con cierta nostalgia.
Las redes sociales tienen un componente hater bastante elevado. Su anonimato y facilidad de uso permite que, amparado en esa identidad oculta, uno dé rienda suelta a lo peor del ser humano. "Lo llevo bastante bien, siento una gran alegría debido a la cantidad de horas invertidas en la pesca, la lucha constante que tuve contra esos bajones emocionales y las grandes horas invertidas en el aprendizaje en el uso de las cámaras, grabación y el aprendizaje de edición, fueron horas invertidas que finalmente merecieron la pena invertir para conseguir ese objetivo que tenía desde hace mucho tiempo y es que sin duda alguna, cuando te pones algo como meta y te cuesta conseguir lo que quieres, más valor le das al conseguirlo".
Carlos Grille deja claro que lo positivo prevalece sobre lo negativo, que también existe: "Sí, llegué a tener grandes altibajos e incluso empecé a tener ideas de abandonar todo y no continuar con ese proceso. Y es que muchas veces cuando empiezas en las redes sociales, no tienes en cuenta todo lo que te estás exponiendo: críticas, burlas e insultos entre muchas otras cosas".
"Con el paso del tiempo, vas aprendiendo a gestionar las críticas que te hagan y también aceptas que esas críticas te van a acompañar en todo el proceso ya que es imposible caerle bien a todo el mundo, al igual que aceptas que va a haber gente a la que le va a gustar tu contenido y otra a la que no, y así durante el resto de tu vida, y es que también, en mi caso, esa crítica me motivó a continuar e hizo que sacara lo mejor de mí mismo. Muchas veces el hate que recibes es una señal de que lo que estás haciendo en las redes sociales lo estás haciendo bien", añade.
La parte positiva es la repercusión, que está atrayendo a gran parte del público joven a este deporte, o al menos es la impresión de Carlos Grille: "Las redes sociales están expandiendo la pesca deportiva y sé que mucha gente al verlo le ha apetecido practicarla. Y es que mucha gente empieza a pescar ya sea o bien para consumo propio o para practicar deporte".
"Muchas veces tomo riesgos"
La pesca es un deporte que requiere de mucho tiempo invertido, y no siempre es tiempo que luego obtiene un retorno, algo que conlleva sacrificios. "Estamos hablando de sacrificios de tiempo, en este caso de dedicar días enteros pescando para poder subir contenido, al igual que muchas veces tomo riesgos de ir a zonas complicadas y muchas veces al intentar acceder, tienes sustos que cuando ocurren piensas que a lo mejor, si hubieras caído de otra manera, o caído hacia otro lado, podrías llegar a perder incluso la vida, o en zonas en las que ni hay cobertura y en el caso en el que ocurra cualquier emergencia, no puedes optar por coger el móvil y llamar a nadie".
"Así es este deporte, muchas veces tomas riesgos que pueden terminar en un pequeño susto o una tragedia. Pero sin duda alguna tengo mis límites y cuando veo que hay mucho riesgo, es mejor no jugársela, ya que hay que entender que ningún pez vale nuestra vida", explica Carlos Grille, una reflexión que puede extraer una lección vital.
La pesca, popularizada en Galicia, es a la par una gran desconocida para gran parte del público. "Las modalidades con señuelos artificiales hoy en día son básicamente infinitas, tienes pescas más ligeras como el rockfishing y spinning ligero, pesca con señuelos mucho más pesados como el spinning medio o spinning pesado o también la pesca con cebo, que a mí me es muy desagradable, pero sin duda alguna, me quedaría con el rockfishing, lo que más me gusta de esta modalidad es la variedad de especies que se pueden pescar con señuelo artificial, ya que al utilizar señuelos tan pequeños podemos acceder a pescar una gran variedad de especies", recita de un modo didáctico Carlos, como si de un profesor se tratase.