El Botafumeiro de la Catedral de Santiago en pleno funcionamiento.

El Botafumeiro de la Catedral de Santiago en pleno funcionamiento. Quincemil

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Los secretos e historias del Botafumeiro de la Catedral de Santiago de Compostela

Es uno de los incensarios más grandes del mundo y su encanto y originalidad no deja indiferente a turistas, peregrinos e incluso santiagueses

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Su nombre no esconde sus funciones: el Botafumeiro echa humo (bota fume) por las naves de la Catedral de Santiago de Compostela. Es el "rey de los inciensos", desde luego. Sin embargo, este símbolo de los más icónicos y conocidos de la capital gallega esconde mucho detrás de su historia.

No deja a nadie indiferente cuando lo ven parado, por su enorme tamaño -pesa 62 kilogramos vacío- y su precioso y único diseño, bañado en plata. Pero verlo en funcionamiento es una experiencia única: puede alcanzar velocidades de hasta 68 km/h durante su movimiento pendular y llega a elevarse hasta 20 metros de altura.

Para ponerlo en movimiento, existe la figura de los tiraboleiros, que deben de ser ocho y tienen que cargarlo de incienso y carbón en la Biblioteca de la Catedral.

Los tiraboleiros accionando el Botafumeiro.

Los tiraboleiros accionando el Botafumeiro. Quincemil

Además, el Botafumeiro ya no se utiliza habitualmente como antaño, por lo que verlo en activo es todo un evento que, sumado al olor de su incienso y a la música del órgano, crea una atmósfera totalmente mágica.

Durante los Años Santos Xacobeos, el Botafumeiro es utilizado diariamente en las misas del peregrino, mientras que en otros años solamente se activa en celebraciones solemnes o para eventos especiales en que se permita. Algunas de las fechas en las que puedes verlo en movimiento son el 6 de enero, Epifanía del Señor; el Domingo de Resurrección; el 15 de agosto, Asunción de Nuestra Señora, o el Día de Todos los Santos.

Origen del Botafumeiro

Como ocurre con objetos de épocas tan anteriores, el origen del Botafumeiro no está del todo claro. La primera referencia documental de este incensario data de 1322. Todo apunta, entonces, a que el objeto se habría introducido en el interior del templo durante el siglo XIII o a principios del siguiente.

Su función original tampoco está excesivamente clara, ya que no consta ninguna explicación en algún documento. Sin embargo, por su labor y su localización, se cree que su propósito debía de ser incensar las reliquias del Apóstol Santiago, simbolizando la gloria y la purificación espiritual.

Cuando se acciona el Botafumeiro realiza 17 viajes, accionados cada uno por los tiraboleiros.

Cuando se acciona el Botafumeiro realiza 17 viajes, accionados cada uno por los tiraboleiros. Quincemil

Aunque hay que destacar que la teoría más extendida sobre su función original, la cual sería también lógica, es la de purificar el ambiente para contrarrestar los olores de las grandes aglomeraciones de peregrinos que, de hecho, hasta el siglo XVI podían dormir dentro de la propia catedral. Así, el incensario perfumaba el ambiente, limpiándolo del olor sudoroso de los peregrinos, muchos de ellos desaseados y unos cuantos enfermos.

Anécdotas del Botafumeiro

Como precisamente nuevo no es, en tantos años de existencia el Botafumeiro ha protagonizado varios momentos para el recuerdo, especialmente accidentes, que por suerte no han sido tantos. En 1499, por ejemplo, con la presencia de Catalina de Aragón el incensario se soltó de sus amarres y salió disparado contra la puerta de las Platerías. Afortunadamente, este hecho no dejó heridos.

En otros momentos, como en 1622 y recientemente a mediados del siglo XX, el Botafumeiro también perdió su trayectoria durante alguna ceremonia. En el primero, la cuerda se rompió, cayendo el incensario al suelo y, en el segundo, una persona se acercó demasiado a admirar el objeto religioso y terminó rompiéndose las costillas y la nariz.

Son varios los Botafumeiros

Aunque hacemos referencia a un único Botafumeiro, realmente hay y hubo varios, ya que el original hace tiempo que no se encuentra en el templo de la capital gallega. El primer botafumeiro fue reemplazado por uno de plata obsequiado por el Rey Luis XI de Francia en el siglo XVI. Luego, este fue robado por las tropas napoleónicas en el siglo XIX.

Así que el de hoy en día data de 1851, cuando el orfebre José Losada fabricó el actual en latón, que más tarde se bañaría en plata. Y, además de esta réplica del originario, existe uno más pequeño llamado "La Alcachofa", que se usa con menos frecuencia.