Panorámica del embalse de Belesar (Lugo)
El mayor embalse construido por Franco en Galicia: inundó un pueblo entero de gran valor histórico-artístico
Varios núcleos de población, incluido el histórico pueblo de Portomarín, así como miles de hectáreas de terreno fértil quedaron sepultados bajo las aguas en 1963
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Entre las décadas de 1940 y 1960, España vivió un auge en la generación de energía hidroeléctrica, y Galicia se convirtió en un punto estratégico gracias a sus abundantes ríos y terrenos inundables. El régimen de Franco utilizaba medios como el NODO para enseñar a la población cómo se llevaba a cabo la construcción de pantanos y saltos de agua por toda la geografía. En 1943, Pedro Barrié de la Maza, presidente del Banco Pastor y futuro Conde de Fenosa (actual Naturgy) en 1955, fundó la entidad de FENOSA (Fuerzas Eléctricas del Noroeste Sociedad Anónima) y anunció el proyecto de la construcción de la mayor presa de Galicia, tanto para la época como hoy en día.
Se trata, nada más y nada menos, que del Embalse de Belesar, situado en Lugo e inaugurado el 10 de septiembre de 1963. La construcción de esta presa supuso la inundación de varios núcleos de población y valles de la provincia lucense, además de que 5.000 hectáreas de terreno fértil quedaron sepultados bajo las aguas. Hoy, forma parte del paisaje de la Ribeira Sacra.
El embalse de Belesar
Embalse de Belesar (Lugo)
Se inauguró en el año 1963 sobre el río más grande de Galicia, el Río Miño. Su nombre viene dado por la parroquia a 4 km río abajo, denominada Belesar. En la época se trataba del mayor embalse de España. Su obra resultó ser de una gran complejidad técnica dada su tamaño, lo que la llevó a convertirse en uno de los símbolos del franquismo.
La presa de Belesar es una obra de ingeniería de gran magnitud y relevancia para la región de Galicia que comenzó el 19 de agosto del 1957. Durante el proceso llegó a dar trabajo a 3.600 personas en turnos de 12 horas diarias de lunes a sábado. Su construcción marcó un hito en la reactivación de Chantada y áreas cercanas debido al empleo generado. La historia detrás de este proyecto es todo un reflejo de las implicaciones culturales y sociales que puede conllevar una obra de tal escala.
La presa es de tipología bóveda y cuenta con una capacidad de 640 millones de m³ , con una altura de coronación de 330 metros. El diseño estuvo a cargo del ingeniero Luciano Yordi de Carricarte, si bien el edificio de control de la central eléctrica es obra del arquitecto militar Juan Castañón de Mena.
La construcción del embalse de Belesar supuso el fin de pueblos de gran valor, de elementos históricos importantes y de yacimientos arqueológicos que hoy solo están presentes en las fotografías y en la memoria de unos pocos.
El pueblo más afectado por la inundación
Restos del antiguo pueblo de Portomarín
Uno de los pueblos más afectados por su inundación a causa de la construcción del embalse de Belesar fue el municipio de Portomarín, ya que contaba con una gran importancia histórica y era un lugar de tránsito del Camino de Santiago. El que conocemos en la actualidad es bastante reciente, por increíble que parezca.
El Portomarín que se encuentra sepultado bajo las aguas había sido declarado Conjunto Histórico-Artístico en el 1946, pero eso no resultó de gran importancia para aquellos que siguieron adelante con el proyecto de la presa. A los vecinos se les ofrecieron dos opciones: por un lado, una indemnización que, pese a ser ridícula, algunos optaron por aceptar y marcharse antes de ver cómo su vida, su trabajo y sus recuerdos quedaban anegados bajo el agua. Por otro, la oportunidad de trasladarse a un nuevo pueblo construido a 500 metros sobre el 'Monte do Cristo'.
No obstante, hay una historia que merece ser contada en torno a la labor de los vecinos que decidieron quedarse e hicieron todo lo posible por no perder uno de sus monumentos más emblemáticos, la iglesia de San Nicolás. Monumento Nacional desde 1931, había sido testigo de la visita de los Reyes Católicos, Carlos V o Felipe II. Dada su gran relevancia, los vecinos decidieron trasladar la iglesia piedra a piedra para evitar su inundación. Todo un acto heroico digno de admirar.
Iglesia de San Nicolás, Portomarín (Lugo)
Numeraron cada una de las piedras de la iglesia de San Nicolás y la trasladaron una a una para reconstruirla en el nuevo pueblo, al lado del Ayuntamiento. Así, consiguieron preservar un monumento histórico. Lo mismo ocurrió con la iglesia de San Pedro, un arco del puente romano que hoy preside la entrada de la villa, el Pazo de Conde da Maza, el de Berbeteros e, incluso, los restos mortales del cementerio que fueron exhumados y trasladados a la nueva ubicación.
Viviendas, huertas, campos, viñas, canales y siglos de historia quedaron en el olvido por la construcción de una presa para la producción de energía eléctrica por obra del general Franco y Pedro Barrié de la Maza, presidente de Fenosa por aquel entonces. Ahora, los vecinos de Portomarín solo pueden recordar su pasado cuando, llegado el verano, el descenso del caudal del río deja ver los restos de las ruinas entre las que se encuentran sus recuerdos.