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El nacimiento y resurgimiento del Festival Internacional del Mundo Celta de Ortigueira

El festival de Ortigueira se ha convertido en la meca de los amentes del mundo celta, pero su historia está llena de altibajos
Celebración del Festival de Ortigueira, en una foto de archivo.
Toni Rego – Festival de Ortigueira
Celebración del Festival de Ortigueira, en una foto de archivo.
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Por primera vez en la historia, el Festival Internacional del Mundo Celta de Ortigueira durará siete días, haciéndo esta edición de 2022 la más larga de la historia. En un año en el que la música en gallego en casi todos los géneros ha explotado en valor y reconocimiento, el Ortigueira calienta motores para una edición inigualable, empezando el domingo 10 de julio.

Tras dos años de cancelaciones por la pandemia del coronavirus, el espíritu celta del festival está casi olvidado. Por eso en preparación para esta cita musical es importante conocer su historia y su repercusión en el mundo de la música celta, no sólo en Galicia sino en el panorama internacional.

Unos inicios complicados

La primera edición de este evento musical tuvo lugar en 1978, cuando la Escola de Gaitas de Ortigueira, liderada por Xabier Garrote quiso juntar a los grandes referentes de la música tradicional celta. Más de 9.000 personas viajeron entonces a la villa marinera para asistir a aquellos primeros conciertos.

En el 1979 el escenario principal se situó en el puerto de Ortigueira, donde ocurre desde entonces. En esa segunda edición actuó el mítico grupo gallego Milladoiro, que habían debutado en concierto apenas dos meses antes, y ha sido desde entonces uno de los actos recurrentes en el escenario. Gracias a la ayuda de los voluntarios y la escuela de gaitas el festival continuó llevándose a cabo, pero con mucha dificultad para gestionar la cantidad de asistentes, que iban in crescendo.

Los problemas de orden público, el malestar en ciertos sectores del pueblo por el tipo de audiencia que llegaba al municipio y la poca ayuda institucional fueron algunos de los factores que contribuyeron al colapso en 1987. En su sexta edición el Festival de Ortigueira se despidió, iniciando un parón que duraría siete años.

Resurgimiento y consolidación

En 1995, la cita musical volvió gracias al impulso del Concello, en aquel entonces encabezado por Jesús Varela Martínez, que asumió las responsabilidades como organizador del evento. En años posteriores la cada vez mayor inversión de empresas privadas, junto con un mayor reconocimiento y ayuda institucional llevaron al festival a un punto que podía sostener el impacto de la afluencia de gente en Ortigueira y convertirse en un escenario de referencia. Todo ello sin olvidar un cartel con cada vez más nombres internacionales, y una comunidad que se volcó en recuperar un evento que se convirtió en parte de la esencia de la villa.

El director del festival, Alberto Balboa, confiesa que es en los últimos años cuando han dado alguno de los actos más impresionantes en el escenario coruñés. "O concerto de The Chieftains en 2014 eu non o olvidarei nunca, pero sí que é certo que cada vez as actuacións teñen moita máis calidade".

Reflexionando sobre la evolución de la historia del festival, Balboa reconoce que ha habido decisiones que no fueron las más acertadas, entre ellas, señala, la de traer a grandes nombres internacionales de fuera del mundo celta atlántico en los primeros años de los 2000. "A partir dos anos 2010, 2011 foi cando comprendimos que a xente quería folk dos países atlánticos e non músicas experimentais, que ocasionou que disminuira o rollo de celta. Cos invitados de fóra dos países celtas, que tampouco hai que pecharse, pero non funciona", comentó.

Tras la transformación, Ortigueira se convirtió en meca de peregrinación para todos los amantes del mundo celta. En la última edición celebrada, la de 2019, se acogieron a unas 90.000 personas en el municipio. Desde el año 2000 el festival también se ha convertido en una plataforma para promocionar a decenas de artistas noveles con el programa Runas.

Vuelta tras la pandemia

Esta edición, señala Balboa, es una vuelta a lo grande, con una ampliación de programa de los tres habituales a ocho días, empezando este domingo. "Este ano hai un montón de grupos de Galicia, para compensar polos anos do covid, para que os músicos poidan ter ese espazo do que non puideron disfrutar, e a iso responde que o 70% do cartel sexa de aquí".

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Como punto de inflexión y evolución del evento, el director destacó que es el cambio en la audiencia que está recibiendo la villa. "Chama a atención a cantidade de xente xove que ven, porque nós estamos acostumados a outro tipo de público, un máis maior, que ao mellor ten máis tradición ou historia co festival. Os rapaces de agora ao mellor é a primera vez que veñen pero entréganse moitísimo a Ortigueira".

Sobre la evolución del mundo y la música celta, Balboa señala que cada vez más la música de Galicia está adquiriendo su merecido puesto en el panorama celta internacional. "Nos primeiros anos do festival foi Milladoiro o referente, partir de aí empezaron a revolucionar o panorama da musica e penso que foi crecendo. Temos unha boa música, xa sexa cantada, de bandas de gaitas, todo tipo de representacións musicais galegas están a competir por grandes éxitos. Toda Europa está pendente de Galicia". 

El festival Internacional del Mundo Celta se celebrará en la localidad coruñesa de Ortigueira desde el 10 de julio hasta el día 17 y tendrá entrada gratuita. Durante el festival es tradicional acampar en la playa de Os Morouzos, donde se esperan a miles de personas este año y habrá viviglancia de socorristas, pero desde la organización recalcan la necesidad de ser respetuoso con el medio ambiente evitando tirar colillas o basura en los entornos naturales. La organización recomienda a los asistentes que se informen a través de la web del festival o del Ayuntamiento y que estén pendientes de las redes sociales apra cualquier cambio que pueda haber.

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