El Español
Treintayseis
Cultura
|
Ciencia

Pita Caruncho, el gallego que ofreció su cuerpo para trasplantarle el cerebro de Franco

Semanas antes de la muerte del dictador, el empresario coruñés envió al alcalde de Narón una misiva con la singular propuesta, que llegó a ser contestada por el secretario de Franco y hermano de Carmen Polo
Noticia Pita Caruncho, 1982.
Diario 16
Noticia Pita Caruncho, 1982.
Ofrecido por:

"Españoles: Franco ha muerto". Con la voz aún entrecortada y estas palabras que forman ya parte de la historia del país, Arias Navarro ―por aquel entonces presidente del Gobierno― anunciaba un 20 de noviembre de 1975 la muerte del Generalísimo. Pese a todos los esfuerzos que se hicieron por mantenerlo con vida, lo cierto es que la noticia no pilló a nadie por sorpresa. Era la crónica de una muerte anunciada con todas sus letras. Desde mediados de octubre, la salud de Franco había entrado en un absoluto declive y la noticia de que este había recibido la extremaunción no hacía más que vaticinar el imperioso final del dictador.

Durante aquellos días, la ciudadanía al completo seguía de cerca cada portada y noticiario con una mezcla de expectación, ansia y desasosiegoa la espera de alguna actualización sobre la salud del Caudillo. La agonía se fue prolongando inútilmente, sobre todo por motivos políticos, y tan sólo 18 días antes de su fallecimiento tendría lugar un suceso sin precedentes: un empresario coruñés, oriundo de Narón y conocido como José Luis Pita Caruncho, ofrecía todo su "ser orgánico" para que le trasplantasen el cerebro del dictador y que este pudiese seguir gobernando. En el séptimo aniversario de su pasamiento, Diario 16 se hizo eco de este episodio, de talante anecdótico pero totalmente veraz, con una entrevista en exclusiva al protagonista gallego, fechada en noviembre de 1982.

La insólita propuesta de Pita Caruncho

Foto publicada por La Revista en octubre de 1984. Foto: La Revista

"Ante la serie de dolencias y la enfermedad de S.E el jefe del Estado Generalísmo Franco (...) considerándome buen español con un recto sentido del deber y buena conducta pública y privada (...) don José Luis Pita Caruncho pone todo su ser orgánico al servicio del equipo médico que atienda a S. E. para dar en lo que fuese preciso más vida", con estas palabras comenzaba la instancia escrita por el empresario gallego al alcalde del ayuntamiento de Narón. Sin ningún atisbo de duda, Pita Caruncho ofrecía su cuerpo con la voluntad de que este sirviese de recipiente para el cerebro del Caudillo. "Lo hice porque era un hombre irrepetible, sin el cual yo sabía que este país se iba a pique. Quería que mi cuerpo sirviese de vehículo del suyo", afirmaba tiempo después desde su despacho al periodista Melchor Miralles de Diario 16. 

En la rocambolesca misiva, con el fin de decantar la balanza a su favor, este patriótico gallego de 32 años daba a conocer más detalles sobre su situación personal y laboral. José Luis Pita Caruncho era por aquel entonces un solvente empresario  gerente de Piensos Nasa y Muebles Pitaque, según sus propias palabras, gozaba de una economía saneada y un negocio en vías de desarrollo, para el cual, en caso de ser atendida su propuesta, ya había designado un sucesor. "No estando amargado ni sin ganas de vivir ni alguna otra cosa que me indujera al desprecio por la vida y habiendo puesto una persona que desempeñe mi cargo (...) sirva para la decisión que el equipo médico crea más conveniente", rubricaba en el año 1975.  

Una respuesta oficial

Transcripciones de la instancia y su respuesta. Foto: Diario 16

Si la proposición resulta sorprendente, más lo es el hecho de que Pita Caruncho recibiese una respuesta oficial por parte de la secretaría y familia de Francisco Franco, agradeciendo en ella el gesto desinteresado y advirtiendo que no era necesario tal trasplante. "La Excma. Sra. doña Carmen Polo de Franco y demás familiares, así como el equipo médico que atiende a Su Excelencia, profundamente conmovidos por su abnegado y desinteresado ofrecimiento, unido a su afectuoso saludo, le hacen presente su agradecimiento de todo corazón aun cuando ello no parece preciso", podía leerse en el último párrafo de esta carta firmada por el mismísimo Felipe Polo Martínez-Valdés, secretario y cuñado del propio Franco, que murió en Madrid en el año 1979.

En el testimonio recogido por Diario 16 a Pita Caruncho, siete años después el empresario todavía lamentaba profundamente el rechazo de su propuesta. "Yo lo agradecí, pero fue una pena que no me hicieran caso. El cerebro de Franco en mi cuerpo hubiera sido algo grande. Tendría ahora treinta y nueve años. ¿Usted se lo imagina?", declaraba sin miramientos. El joven Miralles respondía a la cuestión con una lacónica negativa, al tiempo que su interlocutor proseguía con la utopía: "Pues yo sí. Sería maravilloso. Y no lo digo porque tenga ambición. Yo hubiera desaparecido, pero él aún estaría entre nosotros", afirmaba con convicción al periódico.

La trayectoria del empresario tras el episodio

Fábrica de Piensos Nasa. Foto: naron.es

Tras el singular episodio, la figura de José Luis Pita Caruncho se hizo conocida por todos en Narón, e incluso más allá de la localidad y de Galicia. Considerado como soberano por muchos, y un excéntrico por tantos otros, lo cierto es que tras aquello el empresario coruñés no volvió a protagonizar ningún otro hecho fuera de lo común. Lo que sí ocurrió, sólo dos años después de la muerte del Caudillo, fue que Pita Caruncho se presentó a las elecciones municipales de 1977 por la candidatura de Alianza Popular de Manuel Fraga. Con todo, el gallego no logró ganar el envite político. 

El gesto devoto hacia la figura de Francisco Franco no fue suficiente para acaparar los votos del pueblo naronés. De hecho, la reacción general fue muy diferente a la ―probablemente― esperada por el gerente de Piensos Nasa: "bastantes disgusto me costó aquello", relataba a Diario 16. "Recibía llamadas insultándome a todas horas. También me amenazaron gravemente. Y los mismos son los que vienen a pedirme trabajo", sentenciaba. El fue tiempo transcurriendo sin mayores sobresaltos y ya a principios de los 2000, el empresario gallego fallecía, dejando para la posteridad una propuesta y un reportaje que forman parte de la hemeroteca clásica e historia de nuestro país.

Cultura