El Español
Treintayseis
Cultura
|
Gastronomía

Es temporada de meigas: el pescado "mágico" que triunfa en las hogares gallegos

Rapante, ollón, rapapelo, meiga… No importa como lo llames: este pescado está de temporada y es uno de los grandes imprescindibles en las cocinas gallegas
Fuente: Pescadería Peixe Ártabro // peixeartabro.com
Ofrecido por:

Comprar productos de temporada siempre es beneficioso para el consumidor y para el medio que produce el alimento. En el caso del pescado, consumir ejemplares de temporada y capturados de manera sostenible es algo de obligado cumplimiento si queremos seguir disfrutando en un futuro de los regalos que nos ofrecen las costas gallegas.

El uso de vedas y restricciones en la pesca hace que los ciclos biológicos de las especies marinas se respeten, intentando combatir problemas tan preocupantes como la desaparición de ciertas especies. Además de apoyar al medio marino, consumir productos de temporada también ayuda a nuestro bolsillo: los pescados de temporada aumentan su oferta y su precio se reduce gracias a que existen menores costes en transporte.

Durante los meses de abril y mayo existe una interesante variedad en las lonjas gallegas: podemos encontrarnos buenos ejemplares de merluza (cuya temporada se extenderá hasta el verano); atunes, congrios, cabrachos, caballas, jureles o incluso podemos disfrutar de las primeras sardinas del año. Sin embargo, los verdaderos reyes de la fiesta durante esta época son los pescados “planos”, como el rodaballo, el lenguado o el gallo. Este último tiene una especial relación con la gastronomía gallega, ya que se trata de un pescado muy económico que suele ocupar las mesas gallegas con bastante frecuencia. De hecho, su consumo en Galicia es tal que recibe una enorme variedad de nombres: meiga, rapante, ollón, rapapelo… ¿Qué lo hace tan especial?

Un pescado peculiar

La meiga pertenece a la familia de los escoftálmidos, junto a otras especies como el rodaballo o el lenguado. Se trata de un pescado blanco, con un cuerpo plano, alargado y ovalado. Su hábitat va desde aguas poco profundas a fondos marinos de más de 500 metros de profundidad. Sin embargo, lo más habitual es encontrarlo en las zonas costeras, donde se ocultan bajo la arena intentando cazar algún crustáceo despistado o un cefalópodo de pequeño tamaño.

Al igual que otros peces planos, la meiga nace con un ojo en cada lado, de forma similar a los demás peces del océano. Sin embargo, a medida que va creciendo, su ojo derecho se va desplazando al lado izquierdo del cuerpo mientras que el cuerpo se va aplanando, dando lugar a su llamativa forma. Su piel suele ser translúcida, y, de hecho, en algunos lugares se le conoce como el rodaballo transparente. Sin embargo, algunos ejemplares pueden presentar un ligero tono marrón por todo el cuerpo.

Las meigas suelen pescarse a través del uso de redes de arrastre en las aguas gallegas
(Fuente: Unplash)

En Galicia suele capturarse mediante la técnica de la pesca de arrastre entre los meses de marzo a junio, ya que el resto del año se encuentra en veda. Las meigas que nos encontramos en las lonjas gallegas pueden venir de aguas costeras próximas a Galicia o del famoso caladero llamado “Gran Sol”, cerca de las Islas Británicas.

¿Hay diferencias entre el gallo, la meiga y el rapante?

Aunque parezca que hablamos de diferentes pescados, la meiga, el rapante y el gallo son el mismo animal, con variaciones mínimas entre ellos. Para poder entender el porqué de tantos nombres, primero tenemos que marcar una diferencia: existen dos variaciones dentro de este pescado, ya que podemos hablar del gallo común (Lepidorhombus wiffiagonis) y el gallo moteado (Lepidorhombus boscii). 

El común es el que se suele capturar entre las aguas británicas e irlandesas, mientras que el moteado suele capturarse en aguas gallegas. La única diferencia entre ellos es que el gallo moteado suele tener un tamaño más pequeño, además de cuatro características manchas en la parte posterior del cuerpo. Pero entonces ¿por qué tantos nombres? 

Gallo, rapante, meiga, ollón… este pescado recibe multitud de nombres en Galicia como fruto de su popularidad en los hogares gallegos
(Fuente: Plazadeabastosgalicia.com)

Como ocurre con la gran mayoría de productos del mar gallego, dependiendo de la zona de Galicia en la que nos encontremos, la forma de referirse al pescado varía considerablemente. En el caso del gallo, mientras que en A Coruña se le llama meiga al gallo común y al moteado sin diferenciarlos, en Pontevedra se les suele llamar rapante. Los únicos que remarcan con el nombre esta curiosa diferencia son los gallegos de Lugo y Ourense, que llaman meiga al gallo moteado y rapante al gallo común. Ahí no queda la cosa, ya que dentro de nuestras fronteras podemos escuchar aún más nombres, como el ollón o el rapapelo, lo que ejemplifica la fuerte presencia de este pescado en las cocinas gallegas.

Fuera de Galicia, el gallo también recibe diversos nombres dependiendo de la localización, como en Cataluña y Baleares, donde se le conoce como bruixa; mientras que en Cantabria le llaman ojito y en el País Vasco recibe el nombre de itxas oillarra.

Cómo comprar y disfrutar de una meiga

A la hora de comprar una meiga, debemos tener cuidado de no confundirla con una “peluda” (Arnoglosus kessleri), un pescado muy parecido al gallo pero que podemos diferenciar si nos fijamos en su color (la peluda es de un color mucho más oscuro y presenta manchas por todo el cuerpo).

La clave para hacernos con un buen ejemplar de meiga es cerciorarnos de que se trata de un ejemplar fresco. Lo principal es fiarnos de nuestro olfato, ya que una meiga fresca debe tener un olor agradable, parecido al de las algas marinas. Luego debemos fijarnos en las branquias y las agallas del pez, que deben presentar un llamativo color rojo. Además, los ojos deben ser saltones, transparentes y estar húmedos. Si los ojos no brillan o están opacos, mala señal.

Una de las elaboraciones más comunes a la hora de comer una meiga es la fritura
(Fuente: Recetas DÍA // https://recetas.dia.es)

Una vez tengamos una fantástica meiga en casa (lo más normal es que nos quiten la cabeza en la pescadería), podemos trabajar con diferentes elaboraciones. Aunque el consumo más común se basa en freír la meiga tras enharinar o rebozar con pan rallado; también podemos cocinarla a la plancha, si queremos cuidarnos un poquito más. Además, para los ejemplares más grandes podemos elaborar guisos u horneados.

Se trata de un pescado ideal para niños y personas mayores, ya que es uno de los peces más fáciles de comer ya que no presenta espinas en el torso, por lo que podemos ir limpiando cada meiga con bastante facilidad.

Además, la meiga tiene muy poco contenido graso (apenas 1 gramo de grasa por cada 100 gramos), por lo que puede ser un gran añadido para dietas que buscan reducir el consumo de calorías. Por si fuera poco, la meiga destaca por su alto nivel de vitamina B3 y aporte de potasio, además de calcio y sodio. Un pescado "mágico" que tiene cientos de nombres en Galicia pero que triunfa en todos los hogares por igual.

¡Sigue a La Tienda de Lino en Facebook!
TEMAS:
Cultura