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Así fue la visita de Eva Perón a Santiago de Compostela en 1947

La visita de la primera dama de Argentina fue uno de los mayores acontecimientos sociales de la Compostela de mediados del siglo XX. De aquel viaje queda un vestigio: "La Perona", un árbol plantado en la Alameda por la propia Eva Duarte de Perón.
Eva Duarte y Juan Domingo Perón en la Praza do Obradoiro en 1947.
Ramón Sánchez Estalote
Eva Duarte y Juan Domingo Perón en la Praza do Obradoiro en 1947.

Eva María Duarte de Perón, más conocida como Eva Perón, fue una de las grandes personalidades de mediados del siglo XX: como primera dama de Argentina protagonizó en 1947 una gira europea que arrancó en España y en la que visitó fugazmente Santiago de Compostela.

Aquella visita, la primera de un mandatario extranjero tras la llegada de la dictadura franquista, fue todo un acontecimiento social: los compostelanos se volcaron para recibir a la esposa de Juan Domingo Perón, que se despidió plantando un abeto en la Alameda de Santiago, "La Perona", y estrenando el Libro de Oro del Pazo de Raxoi.

La visita

Eva Perón plantando un abeto en la Alameda de Santiago (Ramón Sánchez Estalote).

La gira europea de Eva Perón arrancó el 6 de junio de 1947, dos años después de la llegada de su esposo a la presidencia de Argentina, y perseguía el objetivo de proyectar la imagen del país latinoamericano en Europa.

Santiago de Compostela fue la principal parada del día 19 de junio, cuando aterrizó en el aeropuerto de Lavacolla junto a Juan Domingo Perón al filo de las 12.50 horas, veinte minutos más tarde de lo previsto.

La primera dama fue recibida por autoridades de primer nivel: el ministro del Aire, el general Eduardo González-Gallarza, el ministro de Marina, Francisco Regalado Rodríguez, y los gobernadores civiles de las cuatro provincias gallegas.

Concluidas las presentaciones, una imponente caravana automovilística acompañó a Eva Perón en su viaje a Santiago, a donde llegó emulando el recorrido del Camino Francés, pasando por Concheiros y San Pedro para internarse en el Casco Histórico por la Rúa das Casas Reais.

La comitiva continuó por la Praza de Cervantes para, finalmente, detenerse frente a San Martiño Pinario para completar a pie el último tramo antes de llegar al Obradoiro.

Portada del diario "La Noche" con la visita de Eva Perón a Santiago (Compostela Verde).

Los vecinos de Santiago, que habían abarrotado las calles durante todo el recorrido de la caravana, se contaban por miles también en el Obradoiro, donde hasta los profesionales sanitarios que por aquel entonces trabajaban en el Hospital Real -el actual Hostal dos Reis Católicos- salieron a sus balcones para vitorearla.

Juan Domingo Perón y Eva Duarte entraron en el Pazo de Raxoi, donde la primera dama tuvo el honor de estrenar el Libro de Oro para, posteriormente, saludar a la multitud agolpada en la plaza desde el balcón central.

Más tarde visitaría la Catedral de Santiago y, tras salir por la puerta de la Praza de Praterías, atravesaría la Rúa Nova para llegar a su destino: el Hotel Compostela, donde disfrutaría de una comida y saludaría a los vecinos desde el balcón.

La visita a Santiago se dilató más de lo previsto y, tras plantar un abeto en la Alameda, partió en dirección a Pontevedra, escala antes de llegar a Vigo, donde tenía previsto pasar la noche en el Pazo Quiñones de León.

La gira de Eva Perón supuso un importante espaldarazo para una dictadura que, en plena posguerra y finalizada la Segunda Guerra Mundial, necesitaba legitimarse internacionalmente.

La Perona

El abeto plantado por Eva Perón en la actualidad (Compostela Verde).

El principal vestigio de la visita de Eva Perón a Santiago se encuentra en pleno corazón de la Alameda, entre la estatua de Rosalía de Castro y la fuente de lo Condes de Altamira: un abeto del Cáucaso plantado por ella misma.

A sus 74 años de edad, este Abies Nordmanniana de 22 metros de altura compite con el Árbol de los Enamorados por ser el más singular de la Alameda de Santiago.

Este abeto no fue el único árbol plantado por aquel entonces: Eva Duarte y Juan Domingo Perón regalaron a Santiago una araucaria, que fue plantada al pie de las escaleras que rodean la fuente del Paseo Central.

Sin embargo, esta araucaria murió a finales del pasado siglo, de modo que fue sustituida por otra, situada más cerca del Paseo das Viúvas.

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