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Mascarillas gallegas para sonreír, inclusivas y reutilizables para niños y mayores

Estos productos de la Mercería Barrosiños no están homologados pero sí certificados por un laboratorio, se adaptan muy bien a la cara y hay cientos de modelos: de Bola de Dragón, de flores, de calaveras, de perros o de estrellas, entre otros
Tres personas lucen las Mascarillas para sonreír.
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Tres personas lucen las Mascarillas para sonreír.
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Las iniciativas más grandes surgen, en muchas ocasiones, en los lugares más pequeños. La Mercería Barrosiños de Gondomar (Pontevedra) es el punto de inicio de las Mascarillas para sonreír, unos elementos de protección frente al coronavirus inclusivos y certificados por un laboratorio gallego que permiten a sus usuarios lucir la sonrisa que en los últimos meses estuvo oculta tras la máscara.

La propietaria del negocio, Nieves Comesaña, explica que comenzaron a producir estas mascarillas de tela con una parte de plástico transparente en la boca en el mes de abril, durante el confinamiento. "Pensé que nos íbamos todos a la ruina. Lo sigo pensando, porque las cosas no están bien y el pequeño comercio no va a remontar con todo esto, con los problemas que tenemos los autónomos en el día a día", lamenta Comesaña. Este pensamiento, sin embargo, no pudo con su empeño por salir adelante y continuó trabajando e innovando.

Un descubrimiento casual

Barrosiños es una mercería pequeña encaminada a las labores, telas de patchwork y de algodón 100%. Comesaña tenía mucho stock, por eso pensó que antes de perderlo o venderlo "por una miseria", mejor sería emplearlo en algo útil. Fue así como comenzó a fabricar mascarillas de tela cuando todavía no había muchos emprendedores que se atreviesen a confeccionarlas. Poco a poco, con la ayuda de varias amigas, la producción fue aumentando y sus productos se dieron a conocer.

Una Mascarilla para sonreír en rojo (Cedida).

"Las repartí en los supermercados, me las pidieron de centros de salud, personas mayores... Una de mis alumnas es panadera y las repartía por los pueblos más aislados. Se me unió gente para ayudarme a coser y hacíamos muchísimas, estoy hablando de miles", explica Comesaña. Una de las personas que colaboraba con la confección vio un modelo de una mascarilla con el plástico transparente en la red social Pinterest y decidieron probar. El ayuntamiento de Nigrán fue uno de los primeros en fijarse en ellas y se las ofreció al centro Juan María, además de regalarlas en los centros educativos del municipio.

https://www.instagram.com/p/CD3ceURqbYN/

"Me puse en contacto con mi asesoría y me dijeron que tenía que hacer un informe de viabilidad para confeccionarlas. Las mandamos al laboratorio AMB de Lugo para hacer los análisis y ensayos pertinentes y nos dieron la certificación", explica Comesaña. Las Mascarillas para sonreír, sin embargo, no están homologadas debido a la respirabilidad. Respecto a esto, la responsable de la mercería tiene una anécdota curiosa: "En el laboratorio, primero me pidieron solo el PVC y me dijeron que no se podía poner en la cara porque se iba a ahogar alguien. Les expliqué que las llevábamos haciendo mucho tiempo y que tiene una mitad de tela que sí cumple la normativa 0065. La parte de la boca es la transparente y puedes respirar bien porque las otras partes te dejan respirar".

Mascarillas inclusivas para todas las edades

El caso de una profesora de Lengua Castellana en el Instituto de Educación Secundaria (IES) Xosé Neira Vilas de Oleiros que es sorda profunda y que denunció públicamente sus dificultades para interaccionar con los alumnos durante las clases saltó en todos los medios de comunicación a finales de septiembre. Su caso, sin embargo, no es único y Comesaña explica que son muchas las personas a las que las mascarillas convencionales dificultan la comunicación, mientras que las suyas son inclusivas.

Este modelo con el plástico transparente está orientado sobre todo a aquellos que rodean a individuos con dificultades auditivas, para que estos puedan leerles los labios, aunque tienen mucho éxito entre la comunidad educativa en general y en las redes sociales, donde son numerosos los usuarios los que se hacen eco de su existencia. El PVC de las mascarillas es de buena calidad y no entraña ningún riesgo para la salud, mientras que el patrón que sigue Comesaña para su elaboración se adapta muy bien a la cara, permitiendo que quede ajustada y que "no entre ni salga nada".

Una Mascarilla para sonreír en azul (Cedida).

El único problema que podría tener este tipo de mascarillas está relacionado con el empañamiento de la parte transparente, pero existen unos lápices especiales que se pueden aplicar sobre este material para evitar el inconveniente durante al menos dos o tres horas. El proceso de lavado es simple, igual al de los modelos no inclusivos, y se puede realizar tanto en la lavadora a 60 grados como a mano con agua y jabón. La mascarilla, además, puede usarse durante cuatro horas y hasta en 40 ocasiones, lo que supone "160 horas de la mejor de tus sonrisas".

https://www.instagram.com/p/CFjkmrZiU6u/

La propietaria de la Mercería Barrosiña tiene unas 700 telas diferentes, por eso la variedad de modelos es tan amplia: de lunares, con perros, con material escolar, con arcoíris, de calaveras, de Bola de Dragón, de flores, de La guerra de las Galaxias, con estrellas, con motivos marineros... "Me gusta mucho el colorido, mi hija elige algunas y también hacemos según los que nos pide la gente", comenta Comesaña.

Las mascarillas están disponibles en tres tallas, de 3 a 7 años y de 8 a 12 años en el caso de los niños y niñas y otro tamaño para los adultos. La tienda realiza envíos a todo España y la compra puede realizarse a través de la página web https://www.mascarillasparasonreir.es/.

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