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Los kioscos que quedan en A Coruña: Casi una decena con clientela fiel a la prensa escrita

La Marina, la calle Panaderas, la calle Alfredo Vicenti, Monte Alto, la playa de San Amaro, el Birloque, plaza de Pontevedra... son algunos puntos donde se encuentran estos supervivientes
Quincemil
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Las ciudades con los años se transforman y elementos que antaño nos parecían esenciales a día de hoy no lo son tanto. Un ejemplo de ello son los kioscos, en los que la materia prima principal de su oferta es la prensa escrita, a la que cada vez gana mayor terreno la información digital, más accesible e inmediata y a tan solo un clic de los usuarios.

Las revistas, cromos, golosinas y material de papelería completan su oferta y lo cierto es que cada vez es más excepcional ver uno por la calle. En A Coruña se resisten a desaparecer y son varios los que sobreviven en distintas zonas luchando contra viento y marea y soportando todas las dificultades gracias al tesón de sus responsables y a una clientela fiel y de costumbres que ha sabido pasar el testigo de acudir a los kioscos de generación en generación.

La Marina, la calle Panaderas, la calle Alfredo Vicenti, Monte Alto, la playa de San Amaro, el Birloque, plaza de Pontevedra... son algunos puntos donde se encuentran estos supervivientes (10 en activo y dos cerrados actualmente) que tratan de seguir ocupando su espacio en una A Coruña que cada vez crece más en población, en humanizaciones y en bullicio y que amenaza con engullirles para siempre.

1. Plaza de Pontevedra

Manuel Vázquez lleva 33 años al frente del Kiosco Esmeralda, en la plaza de Pontevedra, que se llama así por su hija. Rememora que antiguamente negocios como el suyo estaban en auge, pero lamenta que "internet mató todo", razón por la que la mayoría de kioscos están desapareciendo de las calles. Vende principalmente prensa escrita y libros y su sustento es la gente mayor, la clientela mayoritaria. "Gente joven nada", asegura, mientras avanza que "a los kioscos no les queda nada" y que "hoy en día no se puede trabajar en esto".

Cuenta que vive de un sueldo que le da "lo justo para vivir" y el 11 de mayo, día que cumplirá 65 años, se jubilará y cerrará el kiosco porque "no hay relevo". "No aconsejo esto a nadie hoy en día, es un sueldo normal y trabajar todos los días del año sin días libres, menos los tres en los que no hay periódico (Nochebuena, Navidad y sábado Santo)", dice.

Antes de estar en el kiosco Esmeralda, trabajó en las rotativas de La Voz de Galicia en horario de cierre durante 18 años y cambió de oficio porque estaba cansado de trabajar de noche y quería otra vida. Abre por las mañanas desde las 06:00 horas hasta las 14:30. Hace años que dejó de abrir por las tardes, aunque durante un tiempo sí le compensaba, sobre todo a la hora de salida de los niños de colegios cercanos como el Eusebio da Guarda.

"Tuve años muy buenos aquí pero estos últimos fueron los peores de mi vida. Cuando me jubile voy a vivir de mi pensión pero llevo 44 años y medio cotizados, toda una vida", explica, al mismo tiempo que afirma, "sin dudas" que a los kioscos les queda poco tiempo en la ciudad. "Aunque te especialices no puedes vivir, todo tiene margen de precios. En la prensa y las revistas te dan comisión porque tienen establecido su valor y como no vendas no vives", concluye.

2. Adormideras

El kiosco de Adormideras, en las inmediaciones de la playa de San Amaro, al margen de su ubicación privilegiada hace una función social importante, porque según cuentan los vecinos es el único punto de la zona donde poder hacerse con la prensa. Su responsable es Gerardo, que lleva al frente desde 1998, que asegura que cuenta con clientela fiel que le lleva comprando durante años pero actualmente lamenta que la prensa "apenas se vende".

La actividad del kiosco es de marzo a octubre, coincidiendo con la temporada de playa y los meses de buen tiempo y menos lluvias. Dentro de su oferta ha incluido otros elementos más populares y apetecibles en meses estivales como los helados, refrescos o golosinas, además de una máquina con juguetes infantiles introducidos dentro de bolas.

3. La Marina

El kiosco de La Marina es uno de los más céntricos y lleva en activo desde hace décadas. Llama la atención su gran variedad de material con decenas de periódicos, revistas y demás tipos de publicaciones. También se pueden encontrar en este negocio golosinas y material infantil y tiene público sobre todo en los meses de buen tiempo, dado que por esta zona de la ciudad pasan miles de personas cada día y el número se incrementa con la llegada de cruceristas.

4. San Nicolás

Este kiosco situado en la céntrica plaza de San Nicolás, junto a la iglesia, sigue en activo. Su horario habitual es por las mañanas y hasta el mediodía y en él se pueden encontrar principalmente prensa escrita y revistas. Su ubicación próxima a negocios de hostelería, floristerías y otros negocios de la zona le favorece a la hora de generar clientela porque es una zona de paso para muchas personas a diario.

5. Esclavas

El kiosco está actualmente inactivo aunque la estructura se conserva en la misma ubicación de siempre, a pocos metros de la puerta del colegio Las Esclavas. Disponía de baños y el estado de abandono es visible dado que incluso tiene un colchón apoyado en uno de los laterales.

6. Panaderas

Óscar López está al frente del kiosco Pontejos, trasladado desde la calle Marqués de Pontejos, que le da nombre, a la calle Panaderas hace casi cinco meses a causa de unas obras. Es un negocio familiar que inició su padre y que cuando falleció hace años de camino a su puesto de trabajo, precisamente, ahora han tomado las riendas su madre horas sueltas, sus hermanos y él.

"Bajó bastante la actividad desde la pandemia sobre todo, porque la gente mayor fue falleciendo y la hostelería compra menos periódicos para tener en los establecimientos", explica, mientras añade que tiene otro trabajo a media jornada para complementar con las horas que pasa en el kiosco. Venden prensa escrita, bebidas o revistas y hasta hace poco tabaco. López destaca que "hay que reinventarse para ir sobreviviendo" y ellos lo han hecho mediante la venta de DVD.

Su clientela es sobre todo gente a partir de 45 años hasta ancianos y sus compradores han aumentado, según cuenta, debido al reciente cierre del kiosco cercano de Campo da Leña. A largo plazo no le veo futuro a los kioscos y centra la problemática en que la prensa escrita cada vez se vende menos, "porque la mayoría de la gente opta por el digital".

7. Durán Loriga

Antonio es el responsable del kiosco y lleva al frente 37 años. Cuenta que kioscos de vía pública como el suyo, a diferencia de los que están en bajos que se dedican a la misma actividad, "son una especie en vías de extinción porque la información corre por otros medios como el digital y queda muy poca gente fiel al papel". "La que queda que lee la prensa escrita es fundamentalmente mayor y por lo tanto tenemos fecha de caducidad", lamenta, a la vez que apunta que "cuando algún responsable de un kiosco se jubila no hay reemplazo porque es un negocio que ha dejado de ser rentable por la caída de las ventas".

"Es muy sacrificado, estoy aquí 362 días al año y desde la pandemia dejé de abrir por las tardes para ganar en calidad de vida", reconoce rodeado de la prensa escrita, revista y chucherías en las que se basa su oferta. "Hace muchos años que ya se estimaba un periodo corto de existencia a los kioscos pero todavía estamos ahí, los que todavía sobrevivimos nos vamos nutriendo de los escasos clientes que se recuperan de los que cierran, es triste pero cierto", cuenta.

Este kiosco es propiedad de su familia desde hace 60 años, comenzó con su tía, que cuando se puso enferma y por circunstancias de la vida, el testigo pasó a sus manos. "Eran otros tiempos y se ganaba mucho dinero y no trabajaba ni sábados, ni domingos ni festivos. La época estrella fue en los 80 y ahora este sector lleva muchos años en caída libre, que cada vez parece que se acelera más con el avance de la tecnología", concluye con cierto pesimismo.

8. Birloque

El barrio del Birloque cuenta con un punto tradicional de venta de prensa escrita y revistas con el kiosco regentado por Eva. Vecinos mayores de la zona llevan acudiendo años a este negocio.

9. Monte Alto

En mayo, la dueña del kiosco del Parque (calle Fernando del Cueto), Marcela, cumple ocho años en el negocio. En sus inicios la estructura no estaba como luce ahora, sino que junto a su marido le regalaron una nueva cara. Su relación con este oficio la sitúa cuando era pequeña y vivía en Buenos Aires (Argentina), dado que la prensa escrita le llegaba a casa y es un buen recuerdo que guarda.

"Me parece muy hermoso que vengan los niños a comprar cromos y chucherías y es algo que no se debería perder porque a cualquiera nos evoca a nuestra infancia", afirma. En este contexto, apunta que desconoce como trabajan otros compañeros de profesión en sus kioscos, pero con el suyo se muestra orgullosa de que la clientela sea grande y que "los niños nunca falten".

10. Adelaida Muro

Es responsabilidad de la propietaria del kiosco del Parque y está situado en Adelaida Muro, al final de la cuesta que sube desde la playa de Matadero. Abre en horario matinal y al mediodía tiene afluencia sobre todo de niños que salen de clase en centros cercanos.

11. Riazor

En la calle Alfredo Vicenti se encuentra el kiosco del mismo nombre, con Loli como responsable desde hace más de 40 años y con un cambio de ubicación entre medias. Antes que ella había otra dueña, que por casualidades de la vida la empleó en el negocio, donde a día de hoy sigue. "La rutina de antes es completamente distinta a la de ahora, hace décadas había muchas más publicaciones y revistas semanales que ahora salen cada dos o tres meses", afirma.

Vende sobre todo periódicos y revistas pero admite que la suya es "una profesión a la que le queda poco tiempo de vida". "La gente compra menos y mucha opta por leer en formato digital", aclara, sobre lo que matiza que gran parte de los clientes son gente mayor, aunque también tiene público infantil aficionado a comprar cromos de sus jugadores favoritos de LaLiga. La poca gente joven que va al negocio lo hace para comprar revistas de moda como Vogue.

Otros kioscos cercanos como el de Fernando Macías o Juana de Vega lamenta que hayan cerrado por la jubilación de sus responsables y la falta de relevo y en cuanto a ella, asegura que "estaré los años que aguante". Su horario es de 07:00 a 14:30 horas y de 17:00 a 20:00 horas todos los días salvo sábados, domingos y festivos que cierra por las tardes.

12. Salesianos

El kiosco ubicado a pocos metros del centro educativo Salesianos, que cuenta con aseos, actualmente está sin actividad. La recupera para la venta de prensa escrita y helados principalmente, en los meses estivales, cuando la afluencia de gente en las playas urbanas de la ciudad como Orzán, Riazor o Matadero es notable.

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