Lola Oliveira (izquierda) y Beatriz Martínez (derecha), vecinas de San Vicente de Elviña en A Coruña
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Lola y Beatriz, vecinas de San Vicente de Elviña en A Coruña: "Quedamos pocos de los de siempre"
Dos vecinas que han vivido toda su vida vinculadas a este barrio echan la mirada atrás para recordar sus fiestas y tradiciones populares
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San Vicente de Elviña es uno de los pocos núcleos rurales que aún resisten en la ciudad de A Coruña, atrapado entre la memoria vecinal y el ir y venir de los estudiantes del Campus de Elviña de la Universidade da Coruña. Sin embargo, los vecinos de toda la vida son cada vez menos y la población está cada vez más envejecida. Lola Oliveira y Beatriz Martínez no nacieron en esta aldea, pero sus familias llevan generaciones vinculadas a la zona y, de adultas, se mudaron a vivir allí.
Lola regresó hace 20 años a la casa familiar, pero aunque creció en el barrio de Ponte da Pedra, su infancia estuvo muy ligada a Elviña: "Estudiaba allí y siempre iba a ver a mi abuela". La recuerda con especial cariño, ya que su abuela, Juanita, fue la única pandereteira de Elviña: "Siempre lideraba las romerías y las fiestas, como la de San Vicente, nuestro patrón, que se celebra el 22 de enero. Siempre iba con su traje tradicional negro".
En sus recuerdos de infancia, Elviña se dibuja como un auténtico pueblo. Las noches de verano se alargaban en la calle, con niños y niñas jugando hasta tarde, mientras los mayores charlaban o preparaban las fiestas. "Éramos muy felices", asegura Lola. San Vicente fue durante décadas una zona muy conocida por sus celebraciones, que se dividían entre las de Elviña de Arriba y Elviña de Abaixo con sus propios palcos.
"Antes las fiestas de verano duraban más tiempo y siempre venían Los Satélites y alguna otra orquesta", cuenta Beatriz, actual presidenta de la Asociación de Vecinos Os Rexumeiros-Castro de Elviña. La festividad de San Vicente incluía una feria en la que se vendían aperos de labranza y cestería: "Venía gente de otras partes de Galicia y los puestos se ponían a lo largo de la carretera". De hecho, también contaban con su propia comparsa la de Os Rexumeiros.
Los vecinos de esta zona de la ciudad llevan años viviendo con ambiente de "gran familia" en el que todos se conocen. "Ahora quedamos pocos de los vecinos de toda la vida. Al estar cerca de la Universidad hay muchos estudiantes que viven por aquí sobre todo en la zona de Castro y de la urbanización de El Pinar", cuentan.
La construcción de Alfonso Molina
En la memoria de los vecinos todavía permanecen recuerdos que marcaron la historia del barrio como la Granja Agrícola Experimental que abarcaba desde la segunda fase del actual polígono de Elviña, la zona de la Milagrosa y Monelos, con un total de 16 hectáreas. Un lugar que, años después, la construcción de Alfonso Molina en 1957, dividiría por la mitad, junto a las expropiaciones de miles de familias y campos de labranza que había en el terreno.
Tanto Lola como Beatriz coinciden en que su lugar preferido es el Castro de Elviña. Ambas recuerdan cuando, hace años, se encontraba abierto al público y podían acceder a él sin ningún tipo de control. "En el recreo la profesora nos llevaba a jugar al Castro y guardo muy buenos recuerdos allí", dice Lola. "Es una pena que no se destine más dinero a cuidarlo y seguir investigando. Lo visitamos juntas la pasada primavera para ver los nuevos hallazgos y está muy bonito", concluye Beatriz.