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Opinión

Esto es solo el principio (las consecuencias económicas de la guerra)

La subida en el precio de la luz, la gasolina o el aceite de girasol son solo el principio de las consecuencias económicas de esta incomprensible guerra ¿Qué será lo próximo?
Pedro Arenas Barreiro
Por Pedro Arenas Barreiro

Cuando, como si nos dirigiese la mismísima Karina, parecía que afrontábamos unidos con ilusión la reconstrucción de los devastadores efectos para la economía del tsunami provocado por el coronavirus, el conflicto entre Rusia y Ucrania amenaza con que lo anterior haya sido tan sólo una pequeña ola comparado con lo que está por llegar a la economía mundial. 

Rusia es el tercer productor de petróleo, el segundo en gas natural y además, se encuentra entre los 5 productores principales de metales tan importantes como el acero, el níquel o el aluminio. Por si esto fuera poco, es el mayor exportador mundial de trigo con casi el 20% del suministro mundial. 

Por otro lado, Ucrania es el primer productor mundial de girasol (el 85% de las importaciones europeas de aceite de girasol son de origen ucraniano) pero además es el sexto de maíz, el séptimo de trigo y uno de los diez principales de otros productos agrícolas tan importantes como la remolacha azucarera, la cebada o la soja.

A medida que el conflicto sube de categoría, el mundo y especialmente Europa tiembla cada vez más viendo lo que se le viene encima.

Marzo comenzó con los precios del gas TTF en Europa alcanzando el triste récord de 192€/Mwh pero es más que probable que el límite esté pronto en el infinito y más allá. La culpa la tiene sin duda un sistema mal planteado para la fijación de precios, en el que las grandes compañías eléctricas siempre ganan. Por resumirlo mucho, el precio se fija equiparando el coste de la energía al mayor de los precios de sus fuentes, en otras palabras, la energía de las fuentes más baratas se pagan al precio de la fuente más cara.  De este modo, incluso países como España cuya dependencia del gas soviético es ridícula (4% del suministro) acaba pagando su energía como si el 100% de su suministro fuera de este nuevo “oro” gaseoso.

Fuente: OCU

La siguiente derivada son los combustibles fósiles donde el barril Brent ha superado ya los 100 dólares por primera vez desde 2014. Esto tiene un efecto inmediato en el coste del transporte terrestre, marítimo y aéreo en los que el coste del combustible suele representar 1/3 del coste total. Ten en cuenta que partimos de una situación en la que ya, por poner un ejemplo, el precio del transporte de los contenedores marítimos se multiplicó por 6 entre 2019 y 2022. Por si fuera poco, las restricciones sobre el tráfico a través de Rusia y Ucrania hacen que las rutas de transporte se alarguen para evitar pasar por la zona de conflicto, multiplicando el coste. Especialmente preocupante será el transporte de materiales en ferrocarril entre Europa y Asia (y viceversa) que afectará enormemente a las importaciones y exportaciones entre ambos continentes.

Obviamente, ya lo estás viendo, el conflicto también tiene un efecto sobre el precio de del combustible para nuestro coches (en lo que va de año, un incremento del 35% en cuanto a la gasolina y del 37% en el diésel), pero tranquilo, pronto es probable que ni tan siquiera tengamos coches, ya que Ucrania es uno de los proveedores principales de componentes para la industria europea del automóvil y eso, sumado a la escasez de metales conductores con los que fabricar chips provocará que gran parte de la importante industria automovilística se vea destinada reajustes y cierres temporales.

Histórico del precio de la gasolina y diésel en España:

La industria química será otra de las afectadas por el impacto de esta injustificable guerra y el aumento en el precio de los fertilizantes y, por consecuencia, sobre toda la industria agroalimentaria está más cerca que lejos. 

Con todas estas consecuencias, la inflación se disparará (sí, aún mas) de manera generalizada, pero especialmente en los países de nuestro continente. Si las medidas europeas incluyesen por un casual, el corte total del suministro ruso, ya puedes ir agregándole al 7,5% actual un 2% adicional con lo que nos quedaremos en un asombroso IPC del 9,5 (y ya completas tú para hacer la rima). 

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

La enorme inflación y la caída prevista tanto en la inversión empresarial como en las exportaciones nos dejaría con un crecimiento en PIB muy probablemente negativo. 

Del lado ruso, la situación tampoco es mucho mejor porque el corte de suministros europeos y sobre todo, las sanciones económicas que les impedirían disponer con libertad de operaciones con otros países o incluso utilizar sus reservas al Banco Central Ruso, provocaría una profunda recesión de su economía en más de 7,5 (también puedes completar con tu rima favorita) puntos porcentuales en el año 2022. La depreciación del rublo ruso es meteórica, en 31 de diciembre de 2021 comprar 1 Euro costaba 85 rublos y hoy cuesta ya 115. Tan sólo en el día de la invasión de Ucrania, la caída del valor de la moneda rusa fue del 30%. Así, la tasa de riesgo que adquiere el país (y obviamente su situación de conflicto) provoca el cierre de negocios europeos y, con ello, un efecto rebote que desploma los propios mercados europeos (la cotización de las acciones de Inditex están al nivel de hace 9 años tras anunciar el cierre de sus tiendas en Rusia).

Evolución histórica del cambio Euro-Dólar-Rublo:

De todos modos, tengo claro que esto no es lo peor de la guerra. Lo peor, son cada uno de los injustificables muertos, los cientos de niños traumados para toda su vida, los millones de refugiados que deberán reconstruir lo que quede de sus hogares. Lo peor, serán las consecuencias sociales, las tensiones y la sensación general de descontento y frustración (que ya sabemos qué acaba provocando) de una guerra que visibiliza nuevamente nuestra incapacidad de resolver los conflictos a través del diálogo y la diplomacia.

Pedro Arenas Barreiro
Pedro Arenas Barreiro
LinkedIn
Pedro Arenas es, ante todo, un tío de acción (y nunca utiliza dobles aunque haya muchas escenas de riesgo). A lo largo de sus más de 15 años de carrera, ha sido autónomo, emprendedor, empleado por cuenta ajena e incluso responsable público en la Axencia Galega de Innovación. Ha sido el promotor principal de 2 empresas (Ingenyus, Marketing Inteligente y Qubiotech) y ha participado en la constitución de otras dos startups de base tecnológica. Actualmente colabora con diversas compañías en el asesoramiento y fortalecimiento de sus capacidades estratégicas y de innovación.