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Casa Bailly en Cambre (A Coruña): De casa modernista a cárcel y un incendio que lo marcó todo

Está considerada una joya modernista destacada a pesar de su actual estado ruinoso. Era propiedad de una familia gallega acomodada con varias fábricas en Argentina y fue diseñada por Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés
Casa Bailly.
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Casa Bailly.
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La Casa Bailly de A Coruña protagoniza toda una historia de supervivencia arquitectónica que se inicia en los primeros años del siglo XX. Está ubicada en O Graxal, en O Temple (Cambre), y está considerada una joya modernista destacada a pesar de su actual estado ruinoso, aunque desde el ámbito municipal ya se están dando pasos para recuperar el inmueble y que pueda lucir similar a antaño.

Destaca por su ubicación estratégica, por su colindancia con la AC-12 y su interconexión con otros municipios y son muchos los conductores que pasan por la carretera que discurre a los pies de este característico inmueble y fijan su vista en él. Se trata de una casa de estilo Tardo-Modernista, que fue diseñada por los arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés en la década del 1920 por encargo de Julio López Bailly, padre de una familia gallega acomodada que poseía varias fábricas en Argentina.

La familia residía en Madrid y decidió construirla con la idea inicial de que funcionase como un hotel, aunque finalmente ejerció durante años como residencia de verano. Cuando estalló la Guerra Civil en 1936, fue incautada por la Falange y pasó a utilizarse como cárcel, con calabozos en los sótanos para presos republicanos.

Más tarde, pasó a ser una Escuela de Mandos del Movimiento y desde 1951 en sus plantas superiores se asentó el Sindicato Vertical, el que fue durante cuatro décadas el único sindicato legal autorizado (entre 1940 y 1977 durante la dictadura franquista).

Los tiempos oscuros de la Casa Bailly que terminaron en su declive comenzaron en 1969, cuando un incendio arrasó la casa, para posteriormente cerrarse en 1981. Esto provocó su progresivo deterioro y el de mosaicos, maderas nobles, remates de escayola y más elementos decorativos significativos que integraban el interior de la casa.

Posteriormente, en 2012, se registró otro incendio y se cayó parte de la estructura superior, por lo que se procedió a tapiar las entradas y ventanas de la planta baja para evitar la entrada de gente y actos vandálicos (hay grafitis en algunas zonas del inmueble).

Estructura y plató de cine

En sus orígenes, la Casa Bailly poseía dos cuerpos divididos en dos alturas de planta casi cuadrada, buhardilla y sótano. La ampliación de la N-VI supuso el derribo de la casita del chófer y el jardinero y la finca tenía unos 30.000 metros cuadrados.

Se estructuró en dos cuerpos simétricos de planta casi cuadrada con sótano, planta baja, primera y ático. Las dos edificaciones estaban unidas por un cuerpo de planta baja rematado a la altura del primer piso, que poseía una zona verde considerada como un jardín de invierno y la cubierta era de pizarra con paramentos verticales de sillería de granito.

La casa se había diseñado a partir de un programa opulento que comprendía 22 habitaciones, varios salones, cocina, habitaciones de servicio, casa para el guarda, establos y jardines. Este gran programa se organizaba dentro de ambos volúmenes, y era mantenido por ocho personas de servicio. Realmente la casa constituía un complejo residencial, al estilo de las clases burguesas europeas. La estructura de la casa, con muros de carga de ladrillo, se combinó con estructuras horizontales de madera.

En 2011, en la casa Bailly se rodó parte de una película del director José Luis Cuerda, concretamente Todo es silencio. Estrenada en 2012 y basada en una novela del gallego Manuel Rivas, la película está protagonizada por rostros conocidos de la gran pantalla como el gallego Luis Zahera, Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre o Juan Diego, entre otros.

El director la usó como lugar de juegos de fantasmas para niños debido al estado de abandono de la casa desde la década de los 80.

Propiedad y futuro

En verano de 2020, el actual propietario del inmueble, el Concello de Cambre, representado por el exalcalde, Óscar García Patiño, firmó un convenio urbanístico con los propietarios de algunas parcelas colindantes a las construcciones, ubicadas en el lugar de O Graxal-O Temple.

A través de este acuerdo, el Concello se comprometió a realizar una modificación puntual de las Normas Subsidiarias de Planeamiento para clasificar estos terrenos como suelo urbanizable. La edificabilidad prevista era del 0,75 m2/m2, de los que 0,13 m2/m2 serían cedidos al Concello. Esta edificabilidad de 0,13 m2/m2 estaría acompañada del 10% del aprovechamiento tipo de cesión obligatoria, y supondría una valoración económica aproximada de 1,3 millones de euros que el Concello destinaría a financiar la rehabilitación del exterior de la Casa Bailly.

El acuerdo firmado supone, por una parte, la ordenación tanto del suelo urbano no consolidado constituido por la actual unidad de ejecución número 19 de las Normas Subsidiarias de Planeamiento municipal como del suelo con el que esta unidad linda y que, actualmente, carece de clasificación urbanística. Por otra parte, la firma del convenio supuso un paso más en la recuperación de estas edificaciones.

En este contexto, según han confirmado fuentes municipales, se efectuó una modificación puntual de las normas subsidiarias (NNSS) para recalificar la superficie de la Casa Bailly de urbano no consolidado de uso residencial a urbanizable de uso terciario-hotelero y dotacional. El proyecto es construir alrededor de este tesoro modernista una zona con edificios comerciales de hasta tres alturas, que aún no se ha iniciado.

Jóvenes en los años 50 en la Casa Bailly.

Entre los beneficios que implicaría este cambio en las normas subsidiaria, se encontrarían los siguientes: por un lado, la creación de un eje terciario e industrial que daría continuidad al tipo de usos existentes ya en la N-VI; y por el otro, la creación de espacios libres alrededor de las Casas Bailly. Además, la consolidación de un nuevo eje terciario e industrial implicaría el asentamiento de nuevas empresas en el municipio y, por lo tanto, la creación de puestos de empleo.

Esta modificación traerá consigo también un incremento en los ingresos de las arcas municipales al registrarse un mayor número de licencias de construcción, ingresos de la propia actividad económica y del cobro de impuestos del Concello.

Asimismo, el inmueble forma parte desde hace años de la lista roja de Patrimonio, elaborada por la asociación Hispania Nostra y que reúne los elementos patrimoniales en riegos de desaparición. Pero ahora, esta nueva oportunidad podría sacarla de esta lista.

La última novedad es que el Concello de Oleiros ha indicado que el Tribunal Supremo ha admitido a trámite un recurso municipal contra la construcción de una macro urbanización alrededor de la Casa Bailly. El ayuntamiento considera que podría afectar al paisajismo urbano de la zona y a la movilidad.

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