23 septiembre, 2023 02:37
Nueva York

Rupert Murdoch anunciaba a mediados de septiembre el fin de su “batalla por la libertad de expresión y, en última instancia, la libertad de pensamiento” en una sentida y extensa carta dirigida a los cientos de miles de empleados de su imperio de medios de comunicación. En la misiva, además de anunciar su dimisión como presidente de Fox y News Corp, el cuestionado magnate de los medios criticó a las “élites”, a quienes describió como si tuvieran un “abierto desprecio por aquellos que no son miembros de su clase enrarecida”. Élites de las que Rupert Murdoch ha formado parte desde el mismo día de su nacimiento y con las que se sigue codeando ahora que empieza su retiro dorado.

A través de su perfil en Twitter, el presentador de SiriusXM, John Fugelsang, recordó que "Rupert Murdoch, parte de una élite multimillonaria, recibió su inyección contra la Covid antes que la Reina de Inglaterra. Sus medios ayudaron a elegir a dos millonarios de nacimiento a acceder a la presidencia de EEUU. Uno de ellos lanzó una guerra ilegal, por una mentira. El otro lanzó un ataque terrorista contra nuestro Capitolio por una mentira”.

El comentario del autor Mark Harris fue más conciso: "Rupert Murdoch despotricando sobre... las élites. Supongo que las palabras ya no significan nada". Por su parte, la periodista Jemele Hill compartió su perplejidad, también en Twitter, al decir que "Rupert Murdoch vale aproximadamente 8.000 millones de dólares, fue a Oxford y posiblemente lideró la fuerza mediática más destructiva en la historia del periodismo. Que él actúe como si no fuera un miembro de la clase dominante es sencillamente insidioso". 

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Mientras el periodista Ben Jacobs señalaba que "Rupert Murdoch es un multimillonario cuyo padre fue nombrado caballero por el rey Jorge V" y Nina Burleigh proporcionó un enlace directo para aquellos interesados en echar un vistazo al yate de 138 pies de Murdoch que vendió por casi 30 millones de dólares.

El profesor de historia de la Universidad de Princeton Kevin Kruse también ha querido aportar su visión sobre la postura de Rupert Murdoch hacia las clases privilegiadas. "Si eres uno de los hombres más ricos del mundo y el jefe de un imperio mediático que ha impactado el curso de los acontecimientos globales, no pueden burlarse de otras personas llamándolas 'élites'", aportó.

Merece la pena recordar que la lista de multimillonarios, celebridades y personajes de la farándula internacional con los que se ha codeado Rupert Murdoch cuenta con nombres tan dispares como Elizabeth Holmes, fundadora de la fraudulenta Theranos, Lord Rothschild, Tony Blair o David Cameron.

Retiro

Aunque poco se sabe sobre el futuro inmediato de Rupert Murdoch, parece que disfrutar de los que posiblemente hayan sido los amores de su vida, la navegación y el mar, ocuparán gran parte del retiro de alguien "extraordinario, larger tan life que dirían en inglés”, en palabras de Pedro J. Ramírez. El presidente ejecutivo y director de EL ESPAÑOL recuerda en este sentido como Murdoch, cruzado de manos, pronosticó en uno de sus encuentros que llegaría el día en el que los periódicos dejarían de editarse en papel, algo que “no debería preocuparles a ninguno de los dos” pues ambos estaban ya trabajando para conquistar las fronteras del periodismo digital.

Rupert Murdoch posa con una de las primeras copias de The Sun.

Rupert Murdoch posa con una de las primeras copias de The Sun.

Para Pedro J., Rupert Murdoch es un hombre que “ha hecho mucho bien y mucho daño al periodismo. Alguien que ha desarrollado al mismo tiempo periódicos de gran calidad, como el WSJ o el Times, y periódicos, digamos, mucho más censurables, como los tabloides de su propiedad”.

Pobre niño rico

Con un patrimonio neto de 21.700 millones de dólares a fecha de 2 de marzo de 2022, Murdoch es la 31ª persona más rica de Estados Unidos y la 71ª más rica del mundo según la revista Forbes. No tiene reparos en disfrutar de las mieles de su éxito. Islas privadas, ranchos de miles de hectáreas, mansiones en los cincos continentes, yates y coches de lujo constituyen la impresionante cartera de propiedades acumuladas por el famoso magnate de los medios.

Chris Hayes, de la MSNBC, sintetiza a la perfección la compleja relación de Rupert Murdoch con el dinero, la fama y el poder. "Lo que hay que entender sobre Murdoch, Trump, Gaetz y tantos más es que todos son hijos del jefe. Tienen todas las ventajas por ser hijos de papá y luego andan por ahí con un resentimiento". Ventajas de las que se mofarían años más tarde los caricaturistas estadounidenses, quienes han retratado de forma habitual al magnate como un pulpo con tentáculos en "todos los sitios donde hay que dejarse ver".

En 1977, la portada de la revista Time acuñó otro de los motes del millonario nacido en Australia. Lo hizo al representarle como King Kong a horcajadas sobre las dos torres del World Trade Center de Nueva York, con las patas agarrando el New York Post y otras publicaciones de los medios.  

En septiembre de 1953, Rupert Murdoch llegó a la tranquila ciudad australiana de Adelaida para hacerse cargo de la herencia de News Limited. Con 22 años y más bien poca experiencia laboral, Rupert tomaba las riendas de la participación mayoritaria en la empresa familiar tras la muerte de su padre, el conocido periodista, editor y ejecutivo de medios Keith Murdoch.

Rupert nunca fue un hijo modelo. Después de completar sus estudios en una prestigiosa escuela australiana, trabajó brevemente como reportero júnior bajo la atenta mirada de su padre, pasando unos meses en los tribunales con un amigo de escuela antes de partir hacia Reino Unido.

Keith lo acompañó a Londres, donde le presentó al quién es quién de la Fleet Street de principios de los cincuenta. Gracias a las conexiones de Keith, Rupert consiguió su primer trabajo en el Birmingham Gazette. Lo más destacado de su paso por el rotativo fue su encontronazo con el editor, al que tildó de incompetente en presencia del director del periódico, pidiéndole además su despido.

Se sintió atraído por la política de izquierdas, siendo 'vox populi' que el ahora nonagenario conservador atesoraba un busto de Lenin en su habitación de Oxford

Rupert continuó con el plan familiar, matriculándose en la Universidad de Oxford, donde tampoco destacó académicamente. Fuentes cercanas a la familia, alertaron a sus padres de que el joven Rupert pronto siguió los pasos de su abuelo materno, Rupert Greene, apostando y bebiendo más de lo que se esperaba de alguien de buena familia.

Al igual que su padre cuando era joven, Rupert se sintió atraído por la política de izquierdas, siendo 'vox populi' que el ahora nonagenario conservador atesoraba un busto de Lenin en su habitación de Oxford.

Keith Murdoch confiaba en que su hijo Rupert “superaría sus ideales socialistas” y, tal y como le dijo a al primer ministro laborista Ben Chifley, quien siempre respondía cortésmente a las cartas de Rupert, pensaba que su hijo de 18 años “es actualmente un laborista celoso, pero creo que (probablemente) eventualmente seguirá el mismo camino que su padre”.

En los últimos meses de su vida, Keith logró cierta tranquilidad al ver que su primogénito “estaba en el camino correcto” y superaría sus ideales socialistas. Después de terminar sus estudios en Oxford, Rupert trabajó con el subeditor del Daily Express de Lord Beaverbrook, editado por el legendario Arthur Christiansen, considerado uno de los mejores editores de Fleet Street.

Ha hecho mucho bien y mucho daño al periodismo. Es alguien que ha desarrollado al mismo tiempo periódicos de gran calidad, como el WSJ o el Times, y periódicos, digamos, mucho más censurables, como los tabloides de su propiedad

Pedro J. Ramírez, presidente ejecutivo y director de EL ESPAÑOL

Esta experiencia marcaría un antes y un después tanto en sus ideales políticos como en sus ambiciones respecto al futuro del periodismo. Tal y como describe al veterano de los medios de comunicación Pedro J. Ramírez, Rupert Murdoch “es un hombre que puede cambiar constantemente de caballo pero siempre acaba cruzando el día.”

Romántico empedernido

En 2022, Murdoch finalizaba su matrimonio de seis años (2016-2022) con la super modelo Jerry Hall por correo electrónico. "Jerry, lamentablemente he decidido poner fin a nuestro matrimonio", comenzaba el email de Murdoch a la que sería su última esposa, según una captura de pantalla obtenida por medios de comunicación estadounidenses. “Ciertamente hemos pasado buenos momentos, pero tengo mucho que hacer… Mi abogado de Nueva York se comunicará con el tuyo de inmediato”, cerraba.

Jerry Hall logra decenas de millones y dos mansiones tras firmar su divorcio de Rupert Murdoch

Jerry Hall logra decenas de millones y dos mansiones tras firmar su divorcio de Rupert Murdoch

El divorcio llegaría dos meses después. La ex pareja de Mick Jagger se quedó, entre otras cosas, con una mansión en Oxfordshire, Reino Unido, donde de acuerdo a las fuentes citadas por Vanity Fair, descubrió que las cámaras de vigilancia enviaban imágenes a la sede de Fox. El Rolling Stone acudió a la ayuda de la madre de sus dos hijas y envió a su asesor de seguridad para desconectarlos.

Setenta años después de dar su primer sí quiero, Murdoch anunciaba a principios de 2023 su compromiso con Ann Lesley Smith, una higienista dental jubilada de 66 años. "Estaba muy nervioso. Temía enamorarme, pero sabía que ésta sería la última vez. Sería mejor. Estoy feliz”, dijo en ese momento en declaraciones al periódico de su propiedad New York Post.

Murdoch reveló que le había propuesto matrimonio a Smith con un solitario de diamante talla Asscher, escogido por él en el día de San Patricio. Eligió esta fecha porque es "una cuarta parte irlandés". El compromiso terminó de forma abrupta a las dos semanas, debido a la supuesta incomodidad de Murdoch respecto a las opiniones evangélicas de Smith.

Sus allegados coinciden al destacar que Rupert “es un enamorado del amor” y “uno de los grandes románticos de nuestro tiempo”, pese a sus fracasos matrimoniales. Lo cierto es que el jefe del clan Murdoch ha sabido sobreponerse siempre a sus divorcios, dándole una nueva oportunidad a los cortejos de cuento, los gestos románticos —desde hincadas de rodilla a bordo de lujosos yates a abrazar el yoga y la comida china por amor, en este caso su tercera esposa (1999-2013), Wendi Deng.

Cría cuervos…

Casado en primeras nupcias con la socialité australiana Patricia Booker (1956-1967), Murdoch se convirtió en padre con 26 años. La llegada de Prudence aseguró la continuidad de la dinastía Murdoch, aunque nunca fue considerada por el cabeza de familia como una sucesora viable para el imperio mediático familiar.

Y es que "Murdoch, en este punto, todavía [no] veía que las niñas tuvieran mucho que ver con lo que él hace", dijo el biógrafo Michael Wolff a Vanity Fair en 2008. Prudence, fruto del primer matrimonio de Murdoch "es la única de sus hijos que no compite directamente por sus afectos comerciales". Sus padres se divorciaron cuando ella tenía nueve años y se fue a Londres a vivir con su padre y su nueva esposa Anna Torv (1967-1993). Poco después, la familia crecería con la llegada de sus hermanastros Elisabeth, Lachlan y James.

Lachlan Murdoch.

Lachlan Murdoch. Reuters.

A finales de la década de 1990, Elisabeth era una alta ejecutiva de BSkyB y era conocida como "la hija más exitosa de Rupert Murdoch". Lachlan dirigía el ala australiana del imperio y James ("el más estratégico, el más interesante, el más trabajador, el más ilustrado", como lo describió la periodista del New York Times Maureen Dowd) lideraba Mushroom Records.

Ya en aquel entonces todos pensaban que Lachlan, el ojito derecho y chico de oro, acabaría siendo nombrado heredero. "Actualmente existe consenso en que Lachlan asumirá el poder", dijo Rupert Murdoch a The Guardian en 1999. "Será el primero entre iguales, pero primero todos tendrán que demostrar su valía".

Fue ese el momento escogido por Rupert para dejar caer una bomba que haría estragos en las ya de por sí complicadas relaciones familiares: tras más de 30 años casados, dejaba a Anna Maria Torv, una conocida periodista y novelista australiana de ascendencia escocesa, para recuperar su estatus de soltero de oro el tiempo suficiente como para proponerle matrimonio a una joven empleada llamada Wendi Deng.

Fue Prudence, la menos mediática de los hijos mayores de Rupert, quien explico en una de sus raras apariciones en prensa que "todos resultaron heridos" y que vieron la situación como una traición por parte de su padre. Para ella, "fue interesante, porque me encontré pensando que ella ya había pasado por esto”. Cabe recordar que la primogénita de los Murdoch pasó muchos años sintiéndose "como la hermanastra y la niña forastera, sin un lugar en el imperio de su padre", según el biógrafo Michael Wolff.

Rupert Murdoch, en el centro de la imagen, flanqueado por sus hijos Lanchlan (i.) y James (d.).

Rupert Murdoch, en el centro de la imagen, flanqueado por sus hijos Lanchlan (i.) y James (d.). Reuters

Mientras, en el círculo íntimo de Anna, era vox populi que podría haber salido mejor parada económicamente tras su divorcio, haciéndose con la mitad de la fortuna de su exmarido. Lo que no se supo hasta después del anuncio de las terceras nupcias de Rupert fue la condición que puso Anna para firmar el acuerdo de divorcio. La segunda esposa del magnate exigió que cuando Rupert Murdoch muriera, sólo los tres hijos de Anna (y Prudence) asumirían el control del fideicomiso familiar que poseía el 30 por ciento de News Corp.

Según el acuerdo de disolución matrimonial, Rupert retuvo cuatro de los ocho votos del fideicomiso, mientras que Prudence, Lachlan, Elisabeth y James recibieron uno cada uno, de manera que los votos de Rupert “morirán” con él. A sus hijas pequeñas, nacidas de su tercer matrimonio con Wendi, Chloe y Grace, nunca les faltará de nada, pero nunca tendrán voz ni voto en el destino del imperio familiar.

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En un giro propio de culebrón, la propia Wendi descubriría los detalles sobre el futuro de sus hijas al ver en televisión una entrevista de su marido con Charlie Rose en 2006. "Si mañana me atropellara un autobús, serán ellos cuatro los que tendrán que decidir quién debe guiarlos", confirmó Murdoch en directo. "¿Sus cuatro hijos tienen que decidir quién será el heredero?", preguntó el periodista. La respuesta del patriarca desató una vez más la caja de los truenos en el seno del clan Murdoch: "En términos de poder, sí. En términos de liderazgo, todos recibirán el mismo trato financiero".

La relación con su tercera esposa, Wendi, fue quizás la más mediática, desembocando en un polémico divorcio salpicado de acusaciones e infidelidades sonadas, como la protagonizada por Wendi y el antiguo primer ministro británico Tony Blair.

El regalo de Ronald Reagan

Acostumbrado desde su infancia a cambiar de casa, amigos y país de residencia como quien cambia de camisa, en 1985, Rupert Murdoch renunció a su nacionalidad australiana para convertirse en estadounidense. Una ciudadanía que según relata el periodista y escritor Charles P. Pierce desde su columna de Esquire, “compró a través de dinero e influencia” y favores cobrados al Ejecutivo de Ronald Reagan.

El abogado Roy Cohn y su socio Tom Bolan fueron los encargados de orquestrar el primer encuentro entre Rupert Murdoch y el entonces gobernador de California Ronald Reagan. Tal y como Cohn explicaría en una carta del 27 de enero de 1983 a los principales asesores de la Casa Blanca, Edwin Meese, James Baker y Michael Deaver, su intención era que “al menos una editorial importante de este país... se volviera y siguiera siendo pro-Reagan".

Ya en ese momento, Rupert Murdoch era un prestigioso editor mundial con estrechos vínculos con el gobierno de Margaret Thatcher, quien se veía a sí mismo como parte de esta lucha ideológica y ofreció sus medios de comunicación voluntariamente para apoyar las políticas de línea dura de La dama de hierro y Reagan contra los soviéticos.

Rupert Murdoch, presidente de News Corp.

Rupert Murdoch, presidente de News Corp. Lucy Nicholson Reuters

Tal y como haría años antes con Thatcher, el magnate se comprometió una vez más a devolver a un cuestionado Reagan a los altares de la opinión pública a cambio de tener vía libre para comprar estaciones de televisión a lo largo y ancho de todo el país (que más tarde serviría de plataforma para Fox News).

Murdoch se involucró desde ese momento en un proyecto de propaganda más allá de sus intereses comerciales, financiando con fondos privados varias campañas destinadas a vender las políticas centroamericanas de línea dura de Reagan. Esa operación de relaciones públicas fue supervisada por el especialista en propaganda de la CIA, Walter Raymond Jr., y el director de la CIA, Casey.

Años después, el periodista Robert Parry revelaría durante su testimonio ante el comité Irán-Contra que la ciudadanía estadounidense de Murdoch también fue una compensación de la administración Reagan. La dádiva se entregó por catapultar la propaganda en favor de las “ideas más aventureras” del presidente republicano en Centroamérica, en una velada de referencia al apoyo de la administración Reagan a los ejércitos salvadoreño y guatemalteco –ambos notorios por sus violaciones de derechos humanos– y a los rebeldes de la Contra nicaragüenses, conocidos por sus actos de terrorismo y brutalidad.

La 'americanidad' de Murdoch se ha puesto en entredicho prácticamente desde el momento en el que juró lealtad a Estados Unidos y se convirtió en Ciudadano Murdoch con 54 años. En aquel momento, tras una breve pero multitudinaria ceremonia de ciudadanía, Murdoch dijo a los periodistas congregados en el Tribunal del Distrito de Estados Unidos en Nueva York que se había convertido en ciudadano estadounidense "porque quería".

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Meses antes, el propio Murdoch reveló su intención de convertirse en ciudadano estadounidense como parte de su plan de adquirir seis estaciones de televisión, incluyendo la WFLD en Chicago y la WNEW en Nueva York, propiedad de Metromedia Inc. por 1.550 millones de dólares. Como extranjero, la Comisión Federal de Comunicaciones habría impedido que el magnate australiano adquiriera más de un 20 por ciento de participación (o más de un 25 por ciento de participación a través de un holding extranjero) en una empresa de radiodifusión estadounidense.

Cuarenta años después, las críticas sobre la ciudadanía estadounidense de Murdoch vuelven a protagonizar el debate público sobre la libertad de expresión. Las peticiones populares en plataformas online y medios sociales —especialmente Twitter— exigiendo que se revoque la nacionalidad al magnate de los medios de derecha nacido en Australia por "socavar la democracia estadounidense con una cascada de mentiras recientemente reveladas por Fox News sobre las elecciones presidenciales de 2020".