Silvio Berlusconi, en un evento reciente del partido Forza Italia.

Silvio Berlusconi, en un evento reciente del partido Forza Italia. Maurizio Brambatti Reuters

LA TRIBUNA

Y después de Silvio Berlusconi, ¿qué?

El futuro de Forza Italia tras la muerte de Berlusconi abre un espacio de disputa y tres escenarios posibles: desde la continuidad con Tajani hasta la OPA de Meloni.

14 junio, 2023 02:27

Una vez escritos todos los obituarios posibles sobre la vida y obra de Silvio Berlusconi, toca mirar hacia delante y preguntarse qué será de la política italiana una vez desaparecido il Cavaliere. Es cierto que el magnate ya no jugaba el papel protagónico que tuvo en décadas anteriores, por lo que a priori podría parecer que su desaparición no tendrá un gran impacto en la arena política nacional. Sin embargo, durante estos años su partido ha seguido siendo clave en la formación y caída de numerosos gobiernos a pesar de su declive electoral, por lo que el futuro de este espacio es muy pertinente para lo que pueda acontecer en el Belpaese.

Silvio Berlusconi y Antonio Tajani, en Bruselas.

Silvio Berlusconi y Antonio Tajani, en Bruselas. Arnd Wieggmann Reuters

Forza Italia es, desde hace tiempo, un partido en caída electoral. De 2018 a 2022 pasó de un 14 a un 8% de voto, y en el año que ha transcurrido desde las elecciones ha caído otro punto en las encuestas, situándose en torno a un 7%. No obstante, se trata de un partido que cuenta con un considerable peso institucional con relación a su magro apoyo en las urnas. Debido al sistema electoral italiano, Forza Italia cuenta con 45 diputados (solo 7 menos que el Movimiento 5 Estrellas), 18 senadores y cierto poder a nivel municipal y regional, pues gobierna regiones como Liguria o Calabria.

Bien integrado en la coalición de las tres derechas, con la situación actual, a la espera de los efectos que pueda producir la muerte de Berlusconi, no se puede decir que Forza Italia sea un partido al borde de la desaparición. Hoy de hecho, en una encuesta recogida durante el día de ayer tras la muerte de Silvio, el partido repuntaba hasta un 13%.

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A pesar de todo, existen grandes riesgos a la hora de afrontar una de las transiciones más complicadas de la escena política italiana. Sin duda alguna, Forza Italia es el partido más personalista de todos los que concurren a las elecciones. Un artefacto político creado por Silvio Berlusconi y sus colaboradores en los 90 que funcionaba como una plataforma personal del líder más que como un partido al uso. Por tanto, es normal que ahora salten las dudas sobre la supervivencia de este espacio, una vez ha desaparecido el líder todopoderoso.

De todos los escenarios que pueden ocurrir, hay tres que parecen los más factibles. El primero de ellos es que se dé una sucesión tranquila y continuista con la línea de Forza Italia en los últimos meses, y sea el actual ministro de Exteriores, Antonio Tajani, quien se ponga al frente del partido. Con un Berlusconi con un estado de salud delicado, y siendo el máximo representante de Forza Italia en el Ejecutivo de Giorgia Meloni, Tajani ha sido durante el último año el líder de facto de este espacio político, por lo que su liderazgo sería probablemente la opción más tranquila para el espacio.

El perfil de Tajani es muy distinto al de Il Cavaliere. Expresidente del Parlamento Europeo y exvicepresidente de la Comisión, su figura es respetada en Europa, y sus lazos con el Partido Popular Europeo (PPE) han sido muy útiles para el Gobierno de Meloni. Su liderazgo, por tanto, seguramente marcaría algunas diferencias con el de su predecesor, tanto en forma como en contenido. La primera de estas diferencias es que, con Tajani Forza, Italia se posicionará sin ambages en una posición claramente atlantista, sin las excentricidades ni salidas de tono que caracterizaban a Berlusconi.

"Forza Italia es un partido-empresa donde a veces lo privado se confunde con lo público y el proyecto colectivo con el individual"

Las diferencias entre ambos líderes en esta materia saltaron a la luz este año cuando Tajani se distanció de las vergonzosas declaraciones en las que Berlusconi se jactaba de ser amigo de Putin y culpaba a Ucrania de la invasión rusa. Estos episodios no se repetirán con Tajani, lo que le generará muchos menos quebraderos de cabeza a los gobiernos de la derecha en Italia.

También Tajani garantizaría estabilidad al partido y a la coalición tanto a nivel nacional como internacional. El actual ministro de Exteriores se encuentra bastante comprometido con el Gobierno de Meloni y podría tener un papel clave como puente entre el PPE y los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), grupo de ultraderecha en la Eurocámara en el que se integra el partido de Meloni. Por tanto, su continuidad al frente de Forza Italia sería la opción predilecta para quienes quieren estabilidad por encima de todo, empezando por la primera ministra.

La segunda opción sería que la sucesión en Forza Italia no fuera tranquila y estallara una guerra interna entre las distintas facciones y personalidades que existen en el partido de Silvio Berlusconi. Como comentábamos previamente, Forza Italia no se trata de un partido al uso con sus corrientes, sus primarias y procesos internos, sino de un partido-empresa donde a veces lo privado se confunde con lo público y el proyecto colectivo con el individual. Por eso, cuestiones como la enorme deuda con la que cuenta el partido, hasta el momento respaldada por el bolsillo de Berlusconi, podrían poner en riesgo su continuidad.

"Forza Italia, a pesar de ser el socio pequeño, es una pieza indispensable del Gobierno de coalición"

Más allá de si Tajani cuenta o no con los apoyos del resto de figuras de Forza Italia, el futuro del partido también dependerá de factores como las cuestiones económicas o las disputas familiares de los herederos de Berlusconi por la herencia del Cavaliere. Una situación que podría llegar a ser explosiva, generando un éxodo de diputados de Forza Italia a distintas formaciones de la derecha o a pequeños partidos centristas.

Este asunto no sería menor, ya que recordemos que Forza Italia, a pesar de ser el socio pequeño, es una pieza indispensable del Gobierno de coalición italiano. Aunque por el momento la mayoría de Meloni es holgada y se encuentra lejos de ser alterada, la implosión de Forza Italia podría añadir algo de incertidumbre a un gobierno que por el momento se mantiene en una situación de absoluta comodidad.

Y la tercera opción que podría ocurrir es que, en un plazo medio, se diera una “Operación Popolo della Libertà” y el partido de Meloni tratara de absorber a Forza Italia. En el año 2008, Silvio Berlusconi creó el Popolo della Libertà (PdL), un partido inspirado en los grandes partidos populares europeos en el que se integraron Forza Italia y la derecha radical de Alleanza Nazionale (AN), partido del que es heredero Fratelli d’Italia. En aquel momento, en aras de optimizar mejor su rendimiento en las urnas, Berlusconi logró convencer de la unión a los exneofascistas de AN, que terminaron por unirse a este gran partido donde terminaron diluyéndose y marchándose a los 4 años para fundar Fratelli d’Italia.

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Hoy la situación podría ser a la inversa, y que fueran los herederos de AN, hoy dirigidos por Giorgia Meloni, quienes lanzaran una OPA hostil a Forza Italia, un partido en una situación delicada e incierta y con quienes no tienen tantas diferencias a nivel político. Gobiernan juntos, hay buena sintonía entre sus principales figuras y muchos cuadros compartieron espacios políticos como el PdL en el pasado, por lo que esta es una opción nada descartable que ya se está comentando en algunos medios italianos.

Por tanto, una vez repasado el legado de Silvio Berlusconi, conviene estar atentos a las implicaciones que pueda tener su muerte en los próximos años. Y es que no hay mejor metáfora para mostrar que Italia seguirá siendo berlusconiana que todo lo que seguirá dando que hablar Berlusconi y su herencia (política y empresarial) en los próximos meses.

*** Jaime Bordel es politólogo y coautor del libro Salvini & Meloni: hijos de la misma rabia (Machado Libros).

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