Una bandera de Ucrania en la Plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev.

Una bandera de Ucrania en la Plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev. EFE

LA TRIBUNA

Qué quieren en realidad los que piden que Zelenski negocie

¿Negociar con los rusos? ¿Para qué? ¿En base a qué? ¿Cediendo territorio? ¿O es que Putin devolverá sin más Crimea y el Donbás?

28 febrero, 2023 02:24

La nueva tesis de los extremos (izquierda y derecha parecen siameses cuando se tocan) es que Volodímir Zelenski debe hincar la rodilla ante Vladímir Putin.

En Estados Unidos, en el seno de lo más rancio del Partido Republicano, con Marjorie Taylor Greene a la cabeza, la diputada que aspira a ser la vicepresidente de Donald Trump en 2024, andan desgarrándose las vestiduras con la ayuda de Washington a Kiev. A Zelenski lo acusan de corrupto y dicen que los ciudadanos estadounidenses no tienen por qué financiar guerras en otros países.

A personajes como Greene se les escapa el hecho de que la arremetida de Putin no es legítima ni puntual. El sueño del exespía soviético es, precisamente, reinstaurar las fronteras de la Unión Soviética.

Marjorie Taylor Greene, oriunda del estado sureño de Georgia, es, claramente, un activo ruso. No sabemos si está en la nómina de Putin. Pero sin duda sirve a los intereses del Kremlin, lo sepa o no.

La mejor inversión que puede hacer Estados Unidos, y el resto del mundo libre con él, es armar a los ucranianos. Porque lo contrario es hacerse los locos con el asunto hasta que explote en la cara en unos años, o unos meses, y tengamos que enviar a muchachos del estado de Georgia a morir en trincheras europeas. Y a los de Cádiz y los de Marsella.

Si Greene cree que esta guerra es costosa, es que no sabe realmente cuánto puede costar una guerra mundial.

La ayuda a Ucrania no funciona como la pinta la izquierda melcocha y la derecha amarga. No se trata de paletas de dinero en efectivo, sino de equipo militar, al que se asigna un valor, que, en algunos casos, se dona. Ese equipo suele ser antiguo y se sustituiría de todos modos en los próximos años, a un costo.

"Zelenski llegó al poder en 2019. Hablaba sobre la construcción de una nueva Ucrania europea, pero abrazando el idealismo de hacer las paces finalmente con Rusia"

¿Es esto algo nuevo? Tampoco.

Gran Bretaña transfirió en 2006 al Tesoro de Estados Unidos el último pago de una deuda utilizada para financiar la derrota la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Los estadounidenses prestaron a los británicos 4.340 millones de dólares en 1945, lo que permitió a Gran Bretaña evitar la bancarrota tras dedicar casi todos sus recursos a la guerra durante media década. Desde 1950, Gran Bretaña pagó religiosamente su deuda. El préstamo, equivalente a 119.000 millones de libras esterlinas en dinero de 2006, era el doble del tamaño de la economía británica en aquel momento.

En cuanto a las acusaciones de que Zelenski es un cachorro de los perros de la guerra, como le ha dado por decir a la izquierda (la derecha no se mete con la industria armamentística aunque su vida dependa de ello), veamos también los antecedentes.

[La táctica de Ucrania: resiste en Bakhmut "lo que sea razonable" para lanzar su próximo contraataque]

Zelenski llegó al poder en 2019 con su cara bonachona y juvenil. Hablaba sobre la construcción de una nueva Ucrania europea, pero abrazando el idealismo de hacer las paces finalmente con Rusia. Con esa postura, el entonces comediante pudo con su oponente, más nacionalista y duro, Petró Poroshenko.

Zelenski ganó con un rotundo 73% de los votos.

Es verdad que, como comediante, Zelenski hizo carrera dejando claro su europeísmo a través de sus sketches y personajes, y que a menudo impregnaba sus chistes de escepticismo hacia Moscú. Sin embargo, hablaba principalmente en ruso, normal al haber crecido en una familia rusoparlante.

De hecho, el Volodímir actor era famoso en Rusia.

El presidente de Ucrania, Zelenski, en la conferencia de prensa en el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, en Kiev.

El presidente de Ucrania, Zelenski, en la conferencia de prensa en el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, en Kiev.

"Al principio, los rusos pensaron que la elección de Zelenski iba a jugar a su favor: un gobierno nacionalista ucraniano era derrotado por un candidato rusoparlante que hablaba de la necesidad de paz y de hablar con los rusos", le dijo Henry E. Hale, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad George Washington y coautor de El efecto Zelenski, al diario The Washington Post.

Pero las bombas, los muertos y demás efectos terroríficos de la invasión acabaron con el idealismo de Zelenski. La guerra ha endurecido y agrietado el otrora rostro bonachón.

¿Negociar con los rusos? ¿Para qué? ¿En base a qué? ¿Cediendo territorio? ¿O es que Putin devolverá sin más Crimea y el Donbás? ¿Debe Ucrania abandonar a Bruselas para ser un satélite de Moscú?

Si Marruecos invadiera Andalucía, ¿usted la entregaría, sin más, en aras de la paz?

Los extremos nos quieren sumisos.

*** Francisco Poleo es analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.

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