Jens Stoltenberg y Joe Biden junto al presidente de Polonia,  Andrzej Duda.

Jens Stoltenberg y Joe Biden junto al presidente de Polonia, Andrzej Duda. Europa Press

LA TRIBUNA

Cómo ha cambiado el mundo tras un año de guerra

Al igual que ocurrió con la invasión de Polonia en 1939, la guerra de Ucrania ha sido un punto de inflexión que ha cambiado el orden internacional.

25 febrero, 2023 01:56

Con el hundimiento del Lusitania (1915) y los Acuerdos de Múnich (1938), la cobardía de unos pocos permitió que el mal destruyera la vida de muchos.

Estos actos de apaciguamiento costaron la vida a millones de personas. Pero lejos de aprender de sus errores, los políticos occidentales los han repetido una y otra vez. Primero, en Transnistria en 1992. Después, en Osetia del Sur y Abjasia en 2007. Posteriormente, en Crimea en 2014. Y, finalmente, en Ucrania en 2022.

En todos estos casos, la historia se repitió. Un estado con alma de imperio (Rusia) conquistó territorios ante la pasividad o la complicidad de la sociedad internacional.

Sin embargo, al igual que ocurrió con la publicación del Telegrama Zimmerman (1917) o la invasión de Polonia (1939), la guerra de Ucrania ha sido un punto de inflexión que ha cambiado el orden internacional.

1. El despertar moral de Europa

Aunque durante los últimos veinte años muchos políticos europeos, como el italiano Renzi (Consejo Administración Delimobil), la austriaca Kneissl (Consejo Administración de Rosneft), el alemán Schroeder (vicepresidente de Gazprom) o el francés Fillon (Consejo de Administración de Sibur), estrecharon las relaciones con la Rusia de Putin, hoy son muy pocos los que se atreven a defender sus intereses en Europa.

Gerhard Schroeder y Vladímir Putin aparecen en este grafiti intercambiando un beso en la East Side Gallery de Berlín.

Gerhard Schroeder y Vladímir Putin aparecen en este grafiti intercambiando un beso en la East Side Gallery de Berlín.

Sólo el autoritario primer ministro Orban se mantiene como correa de transmisión del Kremlin.

En la Comisión Europea, todo ha cambiado mucho. Frente a las visitas de Junker a Moscú (en 2017) en las que abogaba por tender puentes con Rusia tras la invasión de Ucrania, la nueva inquilina del Edificio Berlaymont, la alemana Ursula von der Leyen, llama a "redoblar el esfuerzo militar con Ucrania" al tiempo que se lamenta por no haber hecho caso a los que conocían a Putin.

Algo similar ocurre con el inquilino del Edificio Triangle. Mientras que Mogherini pedía no imponer sanciones a Rusia por las invasiones de Crimea o por los crímenes cometidos en Siria, el actual responsable de la política exterior de la UE no ha dudado en calificar a los soldados rusos como las fuerzas del mal que ofrecen su gas a cambio de nuestros derechos 

2. La recuperación del hegemón benigno estadounidense

Desde la salida de la Casa Blanca del presidente Bill Clinton, ningún presidente había mantenido una política exterior basada en el idealismo. El presidente Bush traspasó todos los límites legales y morales con su 'guerra contra el terror' y Obama convirtió a Estados Unidos en un actor cobarde que asistía como mero espectador al uso de armas químicas en Siria o a la invasión rusa en Crimea.

Mención especial merece Donald Trump, un presidente cuyo calificativo más amable sería el de "aliado de Putin".

Vladímir Putin estrecha la mano de Donald Trump.

Vladímir Putin estrecha la mano de Donald Trump. Reuters

Pero el presidente Biden ('Biden el rojo' para sus detractores) ha sido un mandatario valiente capaz de plantarse frente a las amenazas de Putin, enviando a Ucrania las armas más sofisticadas (HIMARS, HARM, Abrams, Patriot).

Y si bien es cierto que los anteriores presidentes flirtearon con regímenes autoritarios, incluido el ruso, el presidente Biden ha revitalizado el compromiso de los Estados Unidos con la democracia, recuperando al hegemón benigno que el mundo necesitaba.

3. El fin de la economía financiera y la vuelta a la economía política

Al igual que los 'felices años veinte' fueron el preludio de los 'jodidos años treinta', los años 90 fueron para muchos el fin de la historia y el preludio del desorden ultraliberal con el que comenzó el siglo XXI.

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La City londinense (Londongrado para muchos) recibió en sólo diez años 50.000 millones de libras procedentes de negocios rusos como poco opacos. Según la Agencia Nacional del Crimen del Reino Unido, la cifra real dobla esa cantidad.

Algunos países, como España y Portugal, aprobaron la llamada 'Golden Visa', un permiso de residencia inmediato para ciudadanos (esencialmente rusos) que hicieran una inversión financiera o inmobiliaria superior a los 500.000 euros. Gracias a esta medida, aprobada en España en 2013 y revocada en 2022, un total de 9.100 oligarcas rusos pudieron asentarse plácidamente en nuestro país.

"Rusia es un paraíso fiscal para la UE desde la semana pasada, lo que confirma el cambio de tendencia económica en Europa"

Sin embargo, la guerra en Ucrania ha revertido esta situación. Los paquetes de sanciones aprobados contra Rusia (el décimo se aprobó en la cumbre UE-Ucrania de Kiev) cambió la tendencia financiera, congelando hasta 17.000 millones de euros que habían sido depositados en Europa por noventa oligarcas rusos.

Este dinero, que llegó a Europa gracias a la complicidad de nuestras instituciones políticas y financieras, servirá para reconstruir Ucrania tras la derrota de Rusia. Además, Rusia es un paraíso fiscal para la UE desde la semana pasada, algo que confirma el cambio de tendencia económica.

4. El fin de la impunidad penal internacional

Entre 1994 y 2009, Moscú llevó a cabo campañas militares en Chechenia que violaban los derechos humanos sin recibir ni tan siquiera una reprimenda por ello. La 'guerra contra el terror' permitió al Kremlin asesinar impunemente a más de 100.000 civiles durante los quince años que duró su campaña en Chechenia. A cambio, Europa firmó contratos gasísticos multimillonarios con Moscú, empresas rusas patrocinaron la Champions y Rusia fue elegida para la celebración de un Mundial de fútbol. 

Borís Berezovsky, Borís Nemtsov o Anna Politkóvskaya son sólo algunos de los más de cien opositores o críticos del Kremlin que han fallecido durante la era Putin en extrañas circunstancias. Muchos de ellos, como Mijaíl Lesin o Aleksandr Litvinenko, lo hicieron en territorio estadounidense y británico.

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El Kremlin ejecutó incluso un ataque con armas químicas (con gas novichok) en la ciudad británica de Salisbury para asesinar a los disidentes Serguéi y Yulia Skripal. A pesar de estar probado documentalmente, nadie se ha atrevido a acusar al gobierno ruso en general y a Vladímir Putin en particular de estar detrás de estos crímenes.

En el caso de la guerra en Ucrania, todos los expertos coinciden en que el presidente de Rusia puede ser acusado formalmente de genocidio, de crímenes de lesa humanidad y de crímenes de guerra. Si bien es cierto que hacerlo efectivo será un proceso largo, Estados Unidos ya ha dicho que "Rusia está cometiendo crímenes de lesa humanidad".

La guerra en Ucrania ha provocado, en resumen, el fin de la impunidad internacional de Rusia. 

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.

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