El expresidente de EEUU, Barack Obama, junto al presidente Biden durante un mitin de las 'midterms' estadounidenses.

El expresidente de EEUU, Barack Obama, junto al presidente Biden durante un mitin de las 'midterms' estadounidenses. Reuters

LA TRIBUNA

Por qué EEUU está negociando con Venezuela

La administración Biden presiona a Maduro para que permita unas elecciones libres a cambio de la compra de petróleo y de la normalización del Poder Judicial chavista.

24 noviembre, 2022 03:19

La política hace los más extraños compañeros de cama. Y, como la vida es una ruleta, la invasión de Putin a Ucrania puede entregar a Estados Unidos, en bandeja de plata, la solución a la crisis de Venezuela.

Para Washington es imperativo resolver el asunto. La Venezuela que sufre una emergencia humanitaria compleja es el origen de la mayor crisis migratoria del mundo, la misma que toca las puertas de las fronteras estadounidenses todos los días. No hay muro de Trump ni deportación de Biden que la pueda frenar. Por eso, hay que ir al origen.

El enviado especial de EE.UU. para el Clima, John Kerry, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en su breve encuentro en la COP27 el pasado 7 de noviembre.

El enviado especial de EE.UU. para el Clima, John Kerry, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en su breve encuentro en la COP27 el pasado 7 de noviembre. Twitter

Ese polvorín llamado Venezuela es, por su ubicación geográfica, una de las principales rampas de salida de la droga que inunda a Occidente y un paraíso terrenal para grupos terroristas de distinto pelaje. Ahí campean tanto locales como las FARC como también los exóticos talibanes. No por nada Obama se vio obligado a declarar al régimen venezolano un enemigo para la seguridad nacional de Estados Unidos, decreto ratificado anualmente por Trump y luego por Biden.

A ese cuadro le falta el toque final: Venezuela tiene las mayores reservas petroleras del mundo justo en el momento en el que el capricho invasor de Putin puso a valer nuevamente al petróleo. Eso ha activado al gran poder de Dios en Estados Unidos. Es decir, a las transnacionales energéticas. Como Exxon ya hincó los dientes sobre el Esequibo, territorio que históricamente Venezuela reclama como suyo pero que en la práctica es controlado por Guyana, entonces Chevron reclama para sí el otro tolete.

Chevron es una de las pocas petroleras que mantiene una pica en Flandes. Con una licencia especial a pesar de las sanciones, defiende su plaza venezolana no explotando petróleo pero sí en labores de mantenimiento y, desde hace poco, con permiso de Washington para mantener contactos con la dictadura de Maduro. La empresa americana ha visto la coyuntura actual como la idónea para hacer valer su posicionamiento en Venezuela, presionando a la Casa Blanca para que levante las sanciones. La actual licencia se vence este 30 de noviembre, por lo que tienen prisa.

"Con una sola piedra Biden pretende matar varios pájaros: la crisis migratoria venezolana, la circulación de droga, la limpieza terrorista en la región y el flujo petrolero hacia las refinerías estadounidenses"

Por los momentos, el gobierno de Biden, por otra parte enfrentado a todas las petroleras por el aumento de la gasolina en Estados Unidos, no ha cedido ante Chevron, que anda en conjunción de astros con un régimen venezolano que necesita urgentemente ingresos. Maduro, supuesto aliado de Putin, ha llegado a decir públicamente que él puede ayudar a los americanos y a los europeos a llenar el hueco del petróleo ruso.

Tomándole la palabra a Maduro, la administración Biden presiona al dictador para que permita unas elecciones libres y justas en Venezuela a cambio no sólo de la compra de petróleo sino del botín mayor: la regularización del chavo-madurismo para que sus fechorías no sean perseguidas en la justicia ordinaria sino en el marco de una transicional.

Esas elecciones libres y justas, el único mecanismo que realmente existe para desterrar la raíz de todos los males, la crisis política, sólo son viables si se logra un acuerdo de gobernabilidad entre Maduro y la oposición representada en la Plataforma Unitaria Democrática. Por eso la Casa Blanca se ha inmiscuido directamente para forzar que, este fin de semana, se reanuden en México estas conversaciones con una agenda que gire exclusivamente en torno al asunto político: un calendario electoral transparente, unas elecciones competitivas, el retorno a sus autoridades legítimas de los partidos políticos judicializados por la dictadura, entre otros.

[Un Fantasma Recorre Latinoamérica: Así Triunfa la Nostalgia Bolivariana en los Populismos de Izquierda]

Los funcionarios de Biden también exigen a los de Maduro que no se atrevan a marear la perdiz más haciendo peticiones imposibles o parándose de la mesa bajo cualquier excusa.

Con una sola piedra Biden pretende matar varios pájaros: la crisis migratoria venezolana que ya azota sus fronteras, la circulación de droga desde Venezuela, la limpieza terrorista en la región y el flujo petrolero venezolano hacia las refinerías en Estados Unidos. Como efecto colateral, los venezolanos serán libres. En todo caso, más que ahora.

Suena chocante, pero así es la vida.

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