Máximo Huerta cede la cartera de Cultura y Deportes a José Guirao.

Máximo Huerta cede la cartera de Cultura y Deportes a José Guirao. Efe

OBITUARIO

José Guirao, un cuerpo extraño en el mundo de la política

Gestor cultural de primer nivel, el paso de Guirao por el Ministerio de Cultura, aunque breve, le ganó el respeto de todo el arco parlamentario a izquierda y a derecha. 

12 julio, 2022 02:58

José Guirao (Pulpí, Almería, 1959), ministro de Cultura entre 2018 y 2020 con Pedro Sánchez, ha muerto este lunes a los 63 años víctima de un cáncer que le fue diagnosticado en marzo de 2021.

Lo ha hecho en Madrid y con la vitola de haber sido unos de los mejores ministros del ramo de los últimos diez años. También, a decir de muchos, uno de los mejores ministros, a secas, de cualquiera de los Gobiernos de Pedro Sánchez. 

José Guirao durante su etapa de ministro de Cultura y Deporte.

José Guirao durante su etapa de ministro de Cultura y Deporte. Europa Press

Licenciado en Filología Hispánica, gestor desde la veintena y exdirector del Reina Sofía entre 1994 y 2001 (donde vivió como director el extraño caso de la desaparición de una escultura de 38 toneladas del artista Richard Serra) y de la Casa Encendida entre 2002 y 2014, Guirao fue nombrado ministro de Cultura en 2018 gracias a la intermediación de su amiga Carmen Calvo, que fue la que le sugirió su nombre al presidente.

Guirao, sin embargo, sólo pudo ejercer el cargo dos años, hasta su sustitución por José Manuel Rodríguez Uribes en enero de 2020.

Considerado como un referente de la gestión cultural, Guirao llegó al Ministerio de Cultura para sustituir a un perfil mediático, pero con escasa experiencia gestora, como Máximo Huerta. Huerta había caído en desgracia cuando se descubrió, a las pocas horas de ser nombrado, que había utilizado en el pasado una sociedad pantalla para pagar menos impuestos. 

Como ministro, Guirao demostró un talante dialogante que le convirtió en uno de los miembros del Consejo de Ministros más discretos y menos confrontacionales. También en el más querido por la oposición de todos los del primer Gobierno de Pedro Sánchez.

Su sustitución por Rodríguez Uribes, que algunos interpretaron como un desprecio del presidente al mundo de la cultura, se justificó por la búsqueda de Sánchez de un nombre con más peso político. Y Guirao carecía de ese perfil que buscaba el presidente para un Ministerio con poco rédito político en épocas de calma chicha, pero minado en épocas turbulentas por la visibilidad mediática de las cabezas visibles de la cultura española y su influencia entre los votantes de centroizquierda.

Guirao, militante socialista, vivió su cese con respeto y un discreto silencio, aunque con la decepción lógica de quien apenas tuvo tiempo para poner en marcha algunos proyectos importantes en el terreno de la Cultura, entre ellos el del Estatuto del artista, o frenar otros que no consideraba beneficiosos, como la fusión del Teatro Real y la Zarzuela, decidida por el PP.

"Yo toda la vida he sido gestor cultural, ese es mi bagaje, no tengo otro" respondió durante una entrevista con EL ESPAÑOL. "Estoy aquí como ministro por gestor cultural. No estaría en otro Ministerio, no soy un político que pueda servir de esto o lo otro, y creo que eso fue un acierto del presidente, que cogió como ministros a personas que sabían del tema y que eran especialistas. Yo voy a ser gestor cultural hasta que me jubile, ya sea como ministro o de un centro cultural pequeño, esa es mi vida".

Guirao vivió como ministro algunas situaciones potencialmente explosivas que manejó con tacto y elegancia. Frente a las acusaciones de acoso contra Plácido Domingo, Guirao habló de "la pena de telediario", exigió que las acusaciones fueran probadas y pidió que se respetara la presunción de inocencia del tenor.

Frente a Vox, el ministro llamó a dar la batalla cultural y lamentó la tendencia de los de Santiago Abascal a generar "polémicas artificiales".

Guirao también salió en defensa del humorista y presentador de televisión Dani Mateo cuando este se sonó la nariz con la bandera española. Se mostró partidario de que el cine español tomara como modelo a Irlanda y no a Francia. Afirmó que el Valle de los Caídos "no es patrimonio cultural, sino exaltación franquista". Y defendió la industria del videojuego como una más de las pertenecientes al mundo de la cultura, en pie de igualdad con el cine y los libros.

[José Guirao: "La batalla contra Vox es cultural, no podemos aceptar mensajes antidemocráticos"]

Tras salir del Ministerio de Cultura, Guirao se reincorporó a la fundación privada Montemadrid. 

La unanimidad en el escenario político, cultural y artístico español tras su muerte ha sido total a derecha e izquierda. De él se ha citado su talante dialogante y respetuoso, su gentileza y su profesionalidad. También, su condición de elemento extraño en las trincheras de la política, donde un carácter relajado, discreto y más eficiente que efectista como el suyo suele jugar en campo contrario.

El presidente del Gobierno se ha despedido de Guirao con un mensaje en el que ha destacado su condición de "hombre noble y brillante". "Era un referente en la gestión cultural que puso con gran virtud su amor por la cultura al servicio de nuestro país".

El cuerpo de Guirao será velado hoy en el Tanatorio de San Isidro e incinerado mañana martes, como era su deseo.

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