Concentración a favor de Isabel Díaz Ayuso en las puertas de Génova.

Concentración a favor de Isabel Díaz Ayuso en las puertas de Génova.

LA TRIBUNA

La heroína de la derecha

El Partido Popular sabía que Ayuso era una bomba. Pero muchos no entienden que eso sea una bomba, y se la ponen de casco. Pero las bombas hay que desactivarlas con cuidado o explotan. El equipo de zapadores ha sido torpe y ahora paga la mutilación.

22 febrero, 2022 02:39

No sé si Teodoro García Egea es el único, pero desde luego que sí que fue el primero, en comprender que Vox, Cayetana Álvarez de Toledo e Isabel Díaz Ayuso no son la solución para la derecha española, sino el problema, el mismo y único problema. ¡Son lo mismo! Y no sé si la derechona española termina de comprenderlo, porque tenemos una derecha que hace bueno al zurdo más torpe.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Al nuevo Partido Popular le pesa la corrupción del viejo partido. Por lealtad o por tibieza, Pablo Casado no rompió con ellos inmediatamente después de ser elegido presidente de la agrupación. La primera palabra que debió pronunciar, como el vagido de un recién nacido, como llanto que activa los pulmones, era “perdón”.

Los críos de Nuevas Generaciones han sido educados en el servilismo, en la idea de que el que primero se ponga en la puerta repartiendo estampitas del líder será el que antes reciba un premio. Porque saben que se toca poder, y un jugoso sueldo, si se besa por donde pisa el presidente.

Tantos años de lealtad no podían terminarse con un rotundo perdón, un perdón que cortase el cordón umbilical de una placenta expulsada. Casado es leal, es servil, es un chico de Nuevas Generaciones, y no podía hacerle eso a Mariano Rajoy. No al menos de esa manera. 

No iba a pedir perdón por la corrupción de los otros, de los de antes. Pero lo que sería intolerable es que la corrupción saltase ahora entre los suyos, los nuevos, los de ahora. Y se sospechaba que había pasado, había indicios.

"¿Cómo hacer entender que una persona que sólo hace campaña de sí misma es una bomba de relojería?"

Con lealtad parecida se pidieron explicaciones, se preguntó a Ayuso qué había pasado. La respuesta ha sido publicada: que le pregunten a su hermano. Y aquí se desata el mecanismo victimista. “Van a por mí porque me apoya el pueblo”. El que golpea primero, golpea mejor. Una huida hacia delante. Morir matando, eso sí que es el estilo Delacroix, a pecho desnudo, en lo alto de una barricada, la primavera del liberalismo, heroína romántica en vena.

La derecha española es una yonqui. Métele en vena ayusismo, cayetanismo o chulería matona, y que gobierne Pedro Sánchez. Le importa poco más.

¿Cómo explicarle a un tío con el mono que un diputado no es un verso libre y que gracias a la disciplina de partido no acabaremos en la Tercera República? ¡Le da igual! Que ardan iglesias o contenedores en nombre de la libertad romántica, que es lo importante.

¿Cómo hacer entender que una persona que sólo hace campaña de sí misma es una bomba de relojería? Pero no importa. En plena campaña en Castilla y León, ella, Isabel, libra su batalla para ganar la guerra que le han fijado en el calendario. Sabe lo que se viene después. Y pocos ven que esa es razón suficiente para no volver a fiarse de un político.

¿Que defiende que Madrid sea un paraíso fiscal en medio de España y que tenga que salir Vox a ponerle las cosas claras en cuanto a unidad territorial y solidaridad? También da igual. Queremos nuestra dosis de heroína, ¡tenemos nuestra heroína! Ayuso en vena, por favor, y que se hunda el mundo. 

"Madrid es el problema de la derecha española, no la solución. 'Socialismo o libertad'. O ellos o nosotros. Nacionalchulapismo"

En plena pandemia, en un momento en que a todos se nos exigió un extra de solidaridad, y una renuncia a demasiadas cosas básicas, se reparte un contrato por vía de urgencia y se sospecha que con unas comisiones exageradas. No es la única, pero tampoco la mejor. Se le piden razones, cosa que en el periodo anterior era inconcebible, se investiga internamente un posible caso de corrupción, y la opinión pública que pedía transparencia lo entiende como acoso. ¿A quién se le ocurre pegarle un tiro a la libertad guiando al pueblo?

Madrid es el problema de la derecha española, no la solución. “Socialismo o libertad”. O ellos o nosotros. Nacionalchulapismo. Los madrileños también tenemos nuestro procés, también sabemos chupar del bote, excavar trincheras y explotar el victimismo. 

Creíamos que el esperancismo era cosa de otro tiempo, pero está muy vivo, demasiado, y no tenemos el más mínimo criterio para entender que de aquellos polvos, estos lodos. Que la libertad no es economía para los amigos y odio para los enemigos.

El Partido Popular sabía que tenía una bomba en casa. Muchos no entienden que eso sea una bomba, y se la ponen de casco. Pero las bombas hay que desactivarlas con cuidado o explotan. El equipo de zapadores ha sido torpe y ahora paga la mutilación. Es justo.

En todo caso, ¿qué sentido tiene hablarle a la derecha de desactivar bombas cuando organizan bacanales alrededor del polvorín y taconean sobre los detonadores? Tenemos una derecha yonqui, pirómana y dinamitera a la que le van las heroínas. Y así nos va. Brindemos: ¡Sánchez ha muerto, larga vida a Sánchez!

*** Armando Zerolo es profesor de Filosofía Política y del Derecho en la USP-CEU.

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