Teodoro García Egea, durante su rueda de prensa del pasado jueves.

Teodoro García Egea, durante su rueda de prensa del pasado jueves.

LA TRIBUNA

¿Es este el fin del teodorismo?

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, podría tener las horas contadas. Pero ¿cuáles han sido sus errores en el enfrentamiento de la dirección del PP con Isabel Díaz Ayuso?

22 febrero, 2022 02:39

Quién hubiera pensado que el fin del teodorismo estaba tan cerca. Pero en los últimos quince días los hechos se han precipitado. Primero, por el fallido voto de uno de sus hombres de confianza, Alberto Casero, sobre la reforma laboral. Después, por los malos resultados en Castilla y León, unas elecciones que fueron convocadas con el único fin de fortalecer el liderazgo de Pablo Casado. Ahora, por la guerra fratricida entre Sol y Génova.

Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea, el 7 de junio de 2019 en Madrid.

Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea, el 7 de junio de 2019 en Madrid. Eduardo Parra Europa Press

En principio, todo parece indicar que la trama de espionaje al entorno de Isabel Díaz Ayuso tiene su sello. Pero no es la primera vez que el secretario baja al fango para hacer y deshacer. No olvidemos la moción de censura de Murcia o las filtraciones de los audios de Juan Marín en Andalucía.

Además, por todos es conocido que, desde hace tiempo, Génova busca la manera de doblegar la voluntad de la presidenta de la Comunidad y obligarla a renunciar a dirigir el PP de Madrid. Ayuso se ha convertido en un verso suelto que ya no se pliega a las directrices provenientes desde la dirección nacional. La alienta el gran apoyo popular que aglutina su figura y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Esto ha generado una gran inquietud en la dirección nacional del PP, que sospecha de sus verdaderas intenciones.

Tal vez por eso Ayuso haya decido adelantarse al ataque que iba a recibir y pegar primero colocando una bomba de relojería en los cimientos de la calle Génova, con el objetivo de evitar seguir los mismos pasos que su antecesora, Cristina Cifuentes. No olvidemos que en el PP es habitual que se relegue a un segundo plano (o se ponga fin a la carrera política) a toda aquella persona que se convierte en incómoda para la dirección nacional. Valgan de ejemplo los casos de Alejo Vidal Quadras, Ignacio Camuñas Solís, Rita Barberá o la misma Cristina Cifuentes.

Esta crisis está debilitando paulatinamente a Teodoro García Egea y por tanto a la dirección nacional. Basta con ver el reducido apoyo que ha recibido Pablo Casado entre las filas de su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, y eso a pesar de haber sido instados a ello.

Por no hablar de la escasa credibilidad que generó la rueda de prensa de Egea cuando indicó que todo esto es consecuencia de haber pedido explicaciones a Díaz Ayuso por un supuesto trato de favor a su hermano en un contrato de suministro de materiales sanitarios para la Comunidad de Madrid.

"También se ha aludido a la necesidad de que los dirigentes populares tengan comportamientos ejemplares. ¿Pero por qué Casado exige ahora a Ayuso algo que no le impidió nombrar a Ana Camins secretaria general del PP de Madrid?"

Pero, si este fuera el verdadero y único motivo que ha conducido a esta situación, ¿por qué se instó a Isabel Díaz Ayudo a participar más activamente en la pasada campaña electoral de Castilla y León, cuando su presencia solo estaba prevista en un acto? ¿No es absurdo reclamarla para el cierre de la campaña electoral cuando desde finales de diciembre de 2021 el partido poseía datos fiscales y bancarios vinculados a un presunto comportamiento irregular, según manifestó Pablo Casado en la COPE?

También se ha aludido a la necesidad de que los dirigentes populares tengan comportamientos ejemplares. ¿Pero por qué Casado exige ahora a Ayuso algo que no le impidió nombrar a Ana Camins secretaria general del PP de Madrid? No olvidemos que Camins fue secretaria de Fundescam entre 2010 y 2014, periodo por el que esta institución fue investigada por la UDEF por su implicación en el caso Gürtel y por la OCU en el caso Púnica.

Además, si Génova niega cualquier implicación en la supuesta trama de espionaje al entorno de Díaz Ayuso, ¿por qué la agencia de detectives desmiente al partido y su director presenta unos audios que demuestran que le contactaron desde una empresa dirigida por el PP? Agencia que, por otra parte, no es la primera vez que realiza trabajos para el partido, ya que espió a Ignacio González (expresidente de la Comunidad de Madrid) por su famoso ático, pero también a otros dirigentes del partido, según el mismo ha manifestado públicamente.

¿Y por qué alguien que había afirmado su inocencia frente a José Luis Martínez Almeida, Ángel Carromero, dimite sólo unas horas después como director general de coordinación del Ayuntamiento de Madrid, pero no de su puesto en la Ejecutiva del PP madrileño?

¿Y por qué al día siguiente hace lo propio el director de Comunicación Digital del PP, Isidoro Sirio López Martín, otra persona cercana a Pablo Casado?

"La guerra abierta entre Ayuso y Casado tiene difícil solución. Sólo Alberto Núñez Feijóo se ha atrevido a señalar cuál es el camino a seguir: un pacto entre ambos para evitar un congreso nacional extraordinario"

De lo que no cabe duda es de que el hermano de Isabel Díaz Ayuso cobró por un trabajo realizado para una empresa que fue contratada para suministrar materiales médicos a la Comunidad de Madrid durante la etapa más cruenta de la pandemia. Pero, si hubiera algún indicio de ilegalidad, ¿por qué Génova no ha puesto a disposición de la Justicia las posibles pruebas inculpatorias?

Hasta ahora, sólo se sabe que la empresa Artesolar Iluminación, de la que Tomás Díaz es o fue gerente, ha recibido dieciocho contratos menores por parte de la Comunidad de Madrid. Algo que podría ser cuestionable, pero sólo eso.

La guerra abierta entre Ayuso y Casado tiene difícil solución. Sólo Alberto Núñez Feijóo se ha atrevido a señalar cuál es el camino a seguir: un pacto entre ambos para evitar un congreso nacional extraordinario que, indudablemente, supondría un relevo en la presidencia del partido.

Ahora todas las miradas están puestas en Pablo Casado para saber, si en un intento por salvar su propia cabeza, sacrifica a su leal escudero, García Egea, o si, por el contrario, se atreverá a expulsar a Díaz Ayuso como dictan los estatutos del partido.

Todo parece indicar que, salvo que consiga una prueba inculpatoria que venga a poner punto final a la carrera política de Díaz Ayuso, el secretario general tiene las horas contadas. El problema es que, pese a ello, PP se encuentra herido. Sólo falta saber si de muerte.

*** Gema Sánchez Medero es profesora de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid.

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