Carles Puigdemont (i) y Pedro Sánchez (d).

Carles Puigdemont (i) y Pedro Sánchez (d). Reuters / Efe

LAS PREGUNTAS DE LA SEMANA

En qué momento se ha jodido España

6 agosto, 2017 02:59

Sí. Tras presenciar una corrida espantosa, El Barquero, seudónimo del periodista Ángel Caamaño, no sabía cómo empezar su crónica taurina para El Heraldo de Madrid. Y decidió arrancar así: “La tarde, más patosa que Dios…; el toro, que era un perro…”. En esto tampoco hemos adelantado mucho desde aquella España del primer cuarto del siglo pasado. Dios sigue sin dar pie con bola al seleccionar la ganadería de políticos con la que a diario lidiamos. Mejor, nos lidia. Más que perros, nuestra clase política está compuesta mayoritariamente por lobos, a decir por sus hechos. Y la tarde de la que hablaba El Barquero sigue siendo desastrosa, aunque estemos en el agosto vacacional.

¿Qué nos quedará por ver en este mes de relax? Celebremos que Felipe VI, en su descanso mallorquín, tripule con maestría ganadora el 'Aifos' y haya regresado a diario a buen puerto. Lo que no sabemos es dónde acabará la deriva catalana por más que el Jefe del Estado sea tan diestro al timón de su barco regatista.

El rey Felipe tripulando el Aifos.

El rey Felipe tripulando el Aifos. Ballesteros Efe

Estamos en agosto de 2017, pero el viento en contra, tan común en nuestra Historia, nos lleva hacia atrás y no hacia adelante. Echas un vistazo al mapa político de estos días y más parece que nos encontremos en el agosto de hace 80 años de aquella España convulsa. Aquellas semanas en las que el gobierno catalán avanzaba hacia su declaración de la república catalana como un Estado (un 9 de octubre entonces, ahora el 1 de octubre), mientras el PSOE jugaba a ser más de izquierdas que la CNT y el gobierno de centro derecha de Madrid era un lío en una hermandad imposible entre Gil Robles y Lerroux.

Es verdad que hace mucho calor para hablar de política y de una historia que acabó muy mal, pero es lo que toca. Más aún tras conocerse esta semana los datos de la última encuesta del CIS, según los cuales Mariano Rajoy se desmorona (¿cuántos años llevamos prediciendo su final?) y el PSOE izquierdizado de Pedro Sánchez se aproxima en votos al PP y se despega de Podemos.

En aquel verano de 1934, el gobierno catalán, gracias a la Segunda República, había avanzado de manera notable en su autonomía –había estrenado policía autonómica, los Mossos-; Esquerra Republicana vencía el año anterior en las elecciones en Cataluña (como está a punto de suceder 80 años después), pero la izquierda radical y antisistema, representada por la CNT, no se sentía ni involucrada ni conmovida con estos avances autonómicos y democráticos. Muy parecido a lo que pasa hoy con la CUP y sus juventudes.

El PSOE, ofuscado por la pérdida de poder en las elecciones de 1933 y con dudas sobre cómo recuperarlo, dio un giro radical hacia la izquierda, calificado por Manuel Azaña como la “bolchevización de los socialistas”. ¿Como el PSOE de Pedro Sánchez? No, ni mucho menos. Indalecio Prieto, que pasaría a la Historia como moderado en comparación con Largo Caballero, firmó aquel año un decálogo con el sindicato hermano de UGT que, entre otros, contenía puntos como la nacionalización de la tierra, una reforma radical de la educación, la disolución de las órdenes religiosas, la disolución del Ejército por milicias democráticas, la separación de funcionarios antirrepublicanos y, lo más anecdótico, la implantación del impuesto de sucesiones.

Del ardor izquierdista extremo del PSOE sólo se mantuvo distante Julián Besteiro, que fue precisamente el único que murió en una cárcel franquista; el resto de los dirigentes socialistas huyeron de España poco antes de perder la guerra civil. Pío Baroja, certero espectador de aquellos años que hacían presagiar lo peor, escribía: “En estos años que llevamos de República (…) en un ambiente así, para unos no habrá más solución que el aislamiento y para otros, la pistola, cosa lamentable”.

Ochenta años después, Cataluña sigue erre que erre. Como también escribía Baroja con ironía: a los catalanes les habría gustado encontrar en las cuevas de Cogul (en Lérida) en vez de pinturas rupestres “una edición de Els Segadors con letra y música”.

No parece que el tiempo de supervivencia de Mariano Rajoy vaya a extenderse más del bienio que duró el periodo del gobierno radical cedista. Por el contrario, el PSOE, izquierdizado, está en camino de situarse en el centro del escenario político español impulsado por el liderazgo de Pedro Sánchez. Aquel PSOE de Largo Caballero e Indalecio Prieto se equivocó con unas consecuencias dramáticas para España. Este PSOE sanchista no puede fallar de nuevo dejándose arrastrar por extremismos. Personajes como la independiente Margarita Robles o la ex ministra socialista Carmen Calvo han de ayudar a Sánchez a mantener la calma para no ser devorado por Escila o por Caribdis, los dos monstruos marinos de la mitología griega apostados en cada una de las orillas extremas de la vida.

Largo Caballero e Indalecio Prieto.

Largo Caballero e Indalecio Prieto.

Con todo, en la comparación de aquella España de 1934 con esta de 2017 lo que más ha empeorado es la situación de Cataluña con sus políticos. ¿En qué se parece Puigdemont a Trump, además de en el flequillo, el del uno fláccido como una sardana y el otro enhiesto como la música country? En que Puigdemont quiere hacer pagar el referéndum catalán a todos los españoles, así como Trump prometía construir un muro con México subvencionado por los mexicanos.

¿Qué más nos pasará en agosto con Cataluña? ¿O sucederá en septiembre, en los prolegómenos de la Diada? En el mes más mentiroso del calendario: se llama séptimo cuando es el noveno. Los catalanes tienen un problema añadido: durante años se han gastado, con el dinero de todos, cientos y cientos de millones de euros en publicidad vendiendo su país idílico y ahora la supervivencia del gobierno de la Generalitat está en manos de la CUP con sus juventudes, aquellas que cometen pequeños atentados contra el turismo internacional.

El lunes pasado fue la festividad de san Ignacio de Loyola, fundador de la compañía de Jesús y uno de los españoles más universales. Nació en Guipúzcoa, se educó en Castilla y el militar decidió su futuro religioso en un rincón de Cataluña tras una larga reflexión. Vasco, castellano, catalán, español. ¿Cómo es posible que cinco siglos después en España estemos en lo de ahora?

No culpemos de todo a los demás, pero en el desaguisado actual la impericia, el egoísmo y la corrupción de tantos políticos han jugado un papel decisivo. No recuerdo quién hablaba hace poco de “políticos conspiradores o profesionales de la escalada”. Lo que los ingleses llaman “ferrets in a sack as behaving like”. Algo así como con la conducta de hurones metidos en un saco.

La pregunta es en qué momento se ha jodido España, así como arrancaba Vargas Llosa para referirse a su Perú en su Conversación en La Catedral.

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