El caso de presunta corrupción más grotesco de los últimos tiempos está poniendo en un aprieto a la dirección del PSOE. La investigación al ahora exdiputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo (Tito Berni) por en el caso Mediador ha extendido, inevitablemente, la sombra de la duda sobre la bancada socialista.

Esta supuesta trama criminal se servía de la influencia de Tito Berni y el general de la Guardia Civil Espinosa Navas para convencer a los empresarios de que podrían abrirles las puertas para adjudicarles contratos públicos, subvenciones o tratos de favor con la administración.

Los tours que los miembros de la trama les habrían organizado a los empresarios por el Congreso de los Diputados terminaban, según parece, en exclusivos restaurantes y en una bacanal de drogas y prostitución en hoteles y clubes de alterne.

Las grabaciones del sumario al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL apuntan a una posible participación de otros diputados socialistas en la red. Y señalan, incluso, a senadores del partido. Por eso en las últimas horas el PSOE se ha apresurado a interrogar a sus diputados para averiguar cuáles de ellos asistieron a la cena organizada por los cabecillas del caso Mediador.

La dirección socialista presume de la agilidad con la que se ha hecho cargo del caso. Pero lo cierto es que su respuesta no resulta ni mucho menos satisfactoria. Y por eso no ha lugar a la insolencia y las malas formas de Patxi López con los periodistas que le preguntaron el martes por el asunto.

El PSOE asegura que no han encontrado más miembros de su grupo implicados en esta presunta trama corrupta, aunque el portavoz socialista admitió ayer que al menos cinco diputados del PSOE habrían asistido a la cena en el Ramsés. Eso sí, negó tajantemente que participaran en ninguna fiesta a continuación o que consumieran drogas y prostitución.

Es verdad que el propio mediador, Navarro Tacoronte, ha matizado que no sabe si todos los asistentes a la cena estaban al tanto de las actividades de la supuesta trama corrupta. Y a eso se aferra Patxi López para esgrimir que "una cosa es ir a cenar y otra es corromperse".

También es cierto que hay que esperar a que la investigación judicial esclarezca quiénes son exactamente los integrantes de la red del caso Mediador. Y que, por eso, no puede crucificarse de antemano a un congresista por haber acudido a una cita en un restaurante.

Pero lo que no es de recibo es la premura con la que la dirección del PSOE quiere zanjar este escabroso tema. Como el sonoro "cena, y punto" con el que Patxi López pretende haber cerrado el caso.

Porque parece que la presunta trama criminal operaba también en dependencias parlamentarias. Y porque salpica a los congresistas de un partido que se precia de su pedigrí feminista y que enarbola un ideario abolicionista.  En ese sentido, resulta especialmente sorprendente el silencio de las responsables de Igualdad del partido.

Y es que la "actuación inmediata" de la dirección del PSOE de la que presumió ayer López se ha limitado a suspender de militancia y retirarle el acta de diputado a Tito Berni. Y su propia investigación paralela sin demasiadas garantías ni transparencia.

El PSOE debería ser el primer interesado en despejar toda suspicacia sobre la honorabilidad de los diputados de su grupo. Y más cuando los investigadores de la Policía Nacional piensan que "existen serios indicios de que otros cargos políticos estarían ayudando y, a su vez, sirviéndose de la organización".

Un buen primer paso sería que el PSOE votase a favor de la creación de una comisión de investigación cuya solicitud registró ayer el PP en el Congreso. Y que abandonase la burda estrategia de intentar encubrir su posible responsabilidad en el caso Mediador aludiendo a otros casos de corrupción antiguos de la oposición.