Ya son seis las cartas con material pirotécnico enviadas a destinatarios cuyo evidente vínculo es su apoyo a Ucrania frente al invasor ruso: el embajador ucraniano, Sergei Pohoreltsev; la empresa zaragozana de armamento Instalaza; el Centro de Satélites de la UE ubicado en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz; la embajadora estadounidense en España, Julissa Reynoso; la ministra de Defensa, Margarita Robles; y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Aunque la investigación se encuentra todavía en su fase inicial, es seguro ya que las cartas han sido enviadas por la misma persona, desde algún punto del interior de España, en sobres idénticos de color marrón escritos con la misma letra. 

Y a pesar de que en un primer momento se habló de "cartas bomba", el número dos del Ministerio del Interior, Rafael Pérez, ha aclarado que el material de los sobres es pirotécnico e inflamable, pero no explosivo, y por tanto de menor potencia que un artefacto convencional. 

Como informa hoy EL ESPAÑOL, la policía rastrea ya a radicales prorrusos para identificar al autor de los envíos. Desde Odesa, en Ucrania, Margarita Robles ha afirmado que los ataques "no van a cambiar la postura en defensa de la libertad en Ucrania". Es la reacción lógica y la que el Gobierno español debe defender frente a cualquier intento de intimidación: ninguna amenaza debería desviar al Ejecutivo de su apoyo a los valores occidentales en Ucrania y allí donde estos estén amenazados por la tiranía. 

Sea cual sea, en cualquier caso, la intención del autor de los envíos, el Gobierno ha reaccionado en esta ocasión con la prudencia que faltó en anteriores ocasiones. En primer lugar, evitando darle publicidad al primero de los sobres, el enviado al presidente del Gobierno. Una reacción prudente frente a una amenaza indeterminada que quizá busca más el efecto propagandístico que el de provocar un daño real.

Y, en segundo lugar, no adelantándose a los acontecimientos o buscando aprovecharlos políticamente. El hecho de que en nuestro país Rusia tenga apoyos tanto entre elementos radicales de la extrema izquierda como de la extrema derecha obliga a la prudencia. Unos y otros han defendido en el pasado el "diálogo" con Vladímir Putin, es decir las cesiones frente al invasor, e incluso algunos partidos del arco parlamentario se han mostrado favorables a una "paz" en las condiciones que busca el Kremlin.

A la espera de mayores avances en la investigación, es de ley reconocer que el Gobierno ha gestionado la situación con la seriedad que tantas otras veces se ha echado de menos. Los ciudadanos agradecerán seguro que esta sea la norma en posteriores crisis.