Aunque tardó un tiempo en desperezarse, la Unión Europea se erigió casi desde el principio como uno de los mayores apoyos internacionales de Ucrania frente a la invasión rusa. A las sanciones económicas le siguió la firmeza en la unidad de respuesta contra el Kremlin de la llamada "Europa geopolítica".

La presidenta de la Comisión Europea (CE) ha querido reafirmar el compromiso de la UE con Ucrania viajando ayer a Kiev. Ursula von der Leyen se ha reunido con Volodymyr Zelenski para despachar sobre el "trabajo conjunto necesario para la reconstrucción y del progreso que ha hecho Ucrania en su camino europeo".

Este "trabajo conjunto necesario" como parte del "camino europeo" de Ucrania es el que la presidenta de la CE recordó que está, en parte, aún por hacer. Porque lo que se discutió ayer fue más allá del horizonte inmediato de la guerra: los dos presidentes hablaron sobre el eventual ingreso de Ucrania en la Unión Europea.

Hay que recordar que el gobierno ucraniano solicitó formalmente la adhesión de su país a la UE el 28 de febrero, pocos días después de la invasión. Consciente de que la oficialización de la membresía es un proceso muy dilatado en el tiempo, Zelenski propuso un procedimiento exprés para la integración.

El respaldo del Parlamento Europeo, que aprobó el 1 de marzo instar a las instituciones comunitarias a "conceder el estatuto de país candidato a la Unión a Ucrania", dio alas a los viejos anhelos de los ucranianos de ser reconocidos como parte de Europa. Unas aspiraciones de acercamiento a la UE que actuaron, precisamente, como detonante del ataque de Moscú a Crimea y al Donbás en 2014.

Reformas pendientes

La segunda visita de Von der Leyen a Kiev constituye un paso más en esta vía acelerada para la adhesión que la UE le está facilitando a Ucrania. La situación excepcional que supone la amenaza bélica rusa ha llevado a las instituciones europeas a agilizar las etapas de un proceso de ingreso que para otros países lleva años, pero que para Ucrania podría dirimirse en cuestión de semanas.

El siguiente paso será la recomendación que la Comisión debe emitir sobre si le otorga a Ucrania el estatus de país candidato a la adhesión a la UE. La presidenta de la CE confirmó ayer en Kiev que el Ejecutivo comunitario está ultimando el informe con el que motivará su opinión sobre la candidatura de Ucrania a entrar en la Unión.

Pero Von der Leyen avisó de que esta evaluación de la solicitud tendrá en cuenta unos requisitos que van más allá de, simplemente, ser una "democracia parlamentaria sólida" con instituciones robustas y una administración funcional, como ya lo es Ucrania.

En concreto, las condiciones que cabe exigirle al país para poder ser candidato a la UE son los llamados criterios de Copenhague: democracia estable y Estado de derecho, economía liberalizada y competitiva y capacidad de ajuste al marco normativo de la UE.

Von der Leyen fue lo suficientemente empática y considerada como para entender que la prioridad de Ucrania es acabar con la guerra. Y también alabó los "enormes esfuerzos" que el país ya ha hecho para reformar sus instituciones y su economía.

Pero la presidenta de la CE fue igualmente sincera a la hora de recordarle a Zelenski las asignaturas pendientes de su país. Von der Leyen emplazó al presidente ucraniano a "hacer más", cuando acabe la guerra, para combatir la corrupción y para modernizar la administración.

Los países europeos, naturalmente, deben entender que la urgencia ahora es apoyar sin reservas a Ucrania para que pueda ganarle la guerra a Putin, y no imponerle más cargas onerosas.

Pero no está de más que las instituciones comunitarias recuerden a un país postulante que, si quiere entrar en nuestro club de libertades, debe cumplir los estándares democráticos y jurídicos de la Unión. Cuando termine la guerra, Zelenski habrá de liderar una lucha distinta: un camino de reformas que homologue a Ucrania a los baremos de garantía de los derechos civiles y políticos y de calidad del Estado de derecho que la pertenencia a la UE exige.