Las reacciones de Unidas Podemos a la condena a un mes y medio de prisión de su diputado Alberto Rodríguez por patear a un policía vuelven a dejar en evidencia cuál es su visión del Estado de derecho: un instrumento represor que rema en contra de sus intereses. Es decir, a favor de la democracia.

Poco le ha importado a Unidas Podemos que Rodríguez haya afrontado un juicio justo, regido por el principio de contradicción, que le ha permitido defenderse mediante la confrontación de las pruebas que se presentaron en su contra. Lo han demostrado varios ministros con sus palabras contra la Justicia tras la condena.

La responsable de Igualdad, Irene Montero, ha afirmado que somos testigos de la “criminalización del derecho constitucional a la manifestación”.

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha repetido la palabra “criminalización” y ha añadido que la sentencia "envía el mensaje de 'no te metas en política”.

El titular de Consumo, Alberto Garzón, ha ido más lejos al sostener que la "decencia, dignidad y compromiso social" de Rodríguez "estará siempre a salvo" porque "ninguna fuerza reaccionaria puede mancharla".

Son declaraciones gruesas, particularmente graves al proceder de miembros del Gobierno de España, y que quedan muy lejos de la decencia, la dignidad y el "compromiso con la sociedad" que enarbola Unidas Podemos.

Por más que Unidas Podemos se empeñe en jugar al gato de Schrödinger, proyectando que está dentro y fuera de Moncloa al mismo tiempo, la realidad es tozuda. Y los ministros morados en el Gobierno, como órgano colegiado que es, hablan en representación del conjunto cuando calumnian nuestro Estado de derecho.

Estado de derecho

Por más que el partido de Yolanda Díaz nos tenga acostumbrados a insultos y desprecios contra las instituciones democráticas, el presidente Pedro Sánchez no puede hacer oídos sordos. Porque las declaraciones de Unidas Podemos alimentan la crispación, laminan el buen nombre de esas instituciones y revelan que dentro de su equipo hay ministros que aspiran a la construcción de un régimen populista donde los tribunales no atiendan a razones jurídicas, sino estrictamente políticas.

Una cosa es que desde Unidas Podemos opinen que Rodríguez es inocente o que interpreten que agredir a un policía no merece su inhabilitación durante mes y medio. Pero otra muy distinta es que sostengan que en España, una democracia bien distinta a aquellos regímenes que la extrema izquierda tiene como referente, haya persecuciones ideológicas.

Tics autoritarios

Unidas Podemos demuestra con sus actos la clase de partido que es. No sólo mantiene en su escaño del Congreso de los Diputados a una persona capaz de agredir a un policía, sino que presume de sus virtudes y sostiene que es la víctima de un Estado opresor.

Se trata del tic autoritario que Pablo Iglesias se cercioró de inocular en su partido y que delata una estrategia que, bajo el disfraz del progresismo y la promesa permanente de la felicidad, aspira a crear un sistema de impunidad para sus afines más propio de un régimen despótico que de un Estado de derecho.

Los ataques de Unidas Podemos a la Justicia son inaceptables e impropios de una democracia. Sánchez debe llamar a todos los ministros morados al orden, sin excepción.