El anuncio del acercamiento de los asesinos de Alberto Jiménez-Becerril y de su esposa Ascensión García al País Vasco, junto a otros tres etarras, es macabro y de una obscenidad mayúscula, al producirse justo el mismo día en que empezaban a debatirse en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado y cuando Bildu debía pronunciarse sobre su apoyo al Gobierno. No es de extrañar que, tras conocer la noticia, alguien como el presidente extremeño Fernández Vara manifestase que tendría que ir "a la farmacia" a comprar un antivomitivo.

"No hay derecho a que tengamos que pagar estos Presupuestos con la sangre de seres queridos", clamaba la diputada del PP Teresa Jiménez-Becerril, que conocía los hechos en el propio Hemiciclo. El asesinato de su hermano y de la esposa de éste conmocionó a toda España y aún es hoy, junto a otros crímenes como los de Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez, una herida abierta. Además de segar sus vidas, los verdugos, que no han pedido perdón, dejaron huérfanos a tres niños de cuatro, siete y ocho años. 

La secuencia

La secuencia de los acontecimientos de ayer revela una inhumanidad y una desvergüenza de las que debería tomar nota la sociedad española. Por la mañana, el vicepresidente Pablo Iglesias, que jugaba con las cartas marcadas al saber qué se había cocinado en la trastienda, se felicitaba por la predisposición de Bildu a sumar sus votos a los del Gobierno. Sólo una hora después, el líder proetarra Otegi confirmaba ese apoyo y marcaba su prioridad: "Queremos sacar a la gente de la cárcel". A primera hora de la tarde se conocía el inminente traslado de los terroristas.

La realidad es que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ya ha acercado a 103 etarras al País Vasco, entre los que hay 25 con delitos de sangre que cargan con más de un centenar de asesinatos sobre sus conciencias. Además, hace tres semanas el Gobierno acordó ceder al País Vasco la gestión de las cárceles a partir del próximo mes de marzo, con todos los temores que eso despierta tras la experiencia que se está viviendo en Cataluña.

Rubor socialista

En público y en privado, algún líder socialista mostró este miércoles su rubor ante lo ocurrido, y volvió a aflorar la división entre el viejo PSOE y el PSOE de Sánchez. El presidente del Gobierno nunca debería haber cedido a las pretensiones de Podemos de formar mayoría de la mano de Bildu y de ERC, dos formaciones separatistas radicales que se proponen abiertamente la destrucción de España. Ni siquiera tenía necesidad de hacerlo, después de que Arrimadas se prestara como recambio por tal de templar las políticas del Ejecutivo.

Este canje de presos por Presupuestos al que estamos asistiendo es lesivo para la credibilidad de nuestro Estado de derecho y para la propia imagen de España ante una Europa a la que todavía pedimos ayuda contra el terrorismo y contra los prófugos que intentaron consumar el golpe en Cataluña. Desde el inicio de nuestra Democracia hasta hoy ha habido Presupuestos de todo tipo, mejores y peores, realistas y voluntariosos, más o menos expansivos, pero jamás habían nacido manchados como estos.