El Gobierno está dispuesto a agotar la legislatura y a conceder a sus socios hasta el infinito. Lo grave es que sea a costa de la clase media, tal y como se extrae de la reunión mantenida este miércoles entre Podemos y el Ministerio de Hacienda. Una reunión de cuatro horas, "exploratoria" según Echenique, y en la que se ha puesto de manifiesto que las líneas rojas de Sánchez son algo más que laxas.

Ocurre que los impuestos, como todo, siempre son susceptibles de modificarse según las circunstancias. Sólo desde esta premisa se entiende que para la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, haya "confianza en alcanzar acuerdos".

Populismo

Es significativo que el Gobierno comience a ceder y que sea el propio Pablo Echenique quien publicite inoportunamente las interioridades del encuentro. De esta forma, Podemos aumenta la desconfianza en los ciudadanos e impone al Ejecutivo sus disparatados criterios fiscales.

La mera posibilidad de que Sánchez pueda concederle a Podemos el incremento del IRPF a las rentas a partir de 60.000 euros -el Ejecutivo responde que sólo valora incrementar este impuesto a las rentas superiores a 150.000 euros- refleja que es la clase media la que en el fondo sufre la debilidad de un Gobierno sostenido por 84 diputados. Un Gobierno al que el populismo le marca las líneas maestras.

Escalada impositiva

En materia económica son especialmente sensibles los bandazos y las incertidumbres que genera Sánchez. Hay que recordar que no se han especificado sus tan cacareados impuestos a la banca y a las grandes empresas, y que una vez maquinada la forma de evitar el veto del Senado, la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria aún no se ha concretado.

Que el Gobierno se abone a una temeraria escalada impositiva para contentar al populismo -y para blindar la legislatura- no hace más que incrementar la inseguridad y bloquear el crecimiento económico. El país empieza a anhelar aquella máxima de Zapatero: "bajar los impuestos es de izquierdas".