El caso Ignacio González ha incendiado el Parlamento, que exige a Rajoy que dé la cara por la corrupción del PP, ya sea en un pleno urgente y monográfico, ya en la comisión de investigación de la financiación de su partido. Los populares están tratando inútilmente de poner paños calientes, pero es imposible que baje la temperatura cuando, desde hace una semana, no ha habido un día sin escándalo.

Con ser extraordinariamente grave lo que va conociéndose del saqueo del Canal de Isabel II dirigido por quien era presidente de la Comunidad de Madrid, lo más inquietante es descubrir la red de auxilios mutuos trenzada en las altas instancias que acaban protegiendo a los corruptos.

Trato deferente al corrupto

El PP tiene muy difícil explicar por qué el secretario de Estado de Seguridad recibió en su despacho al hermano de Ignacio González justo un día después de que conociera que estaba siendo investigado; o por qué el ministro de Justicia envió un SMS al expresidente con buenos deseos; o por qué el ministro del Interior se le puso al teléfono dándole la oportunidad de que le emplazara a tomar un café; o por qué hay una guerra abierta entre los fiscales por supuestos intentos de frenar la operación...

No se entiende ese trato deferente hacia quien debería haber sido repudiado por los graves indicios que pesaban contra él. Pero por si fuera poco, luego conocemos también que el juez instructor logró que la Administración madrileña colocara a su esposa, circunstancia por la cual acaba de ser denunciado ante el CGPJ, tal y como hoy informamos en EL ESPAÑOL.

Jornadas difíciles para Rajoy

La sensación que queda en la calle es que todo es una gran componenda y que en determinados niveles unos se ayudan a otros y todos se tapan entre sí. Por eso no se sostienen las justificaciones del PP aduciendo que el asunto es agua pasada, que se circunscribe a Madrid y al Canal de Isabel II, que hay que dejar trabajar a la Justicia y que tras la dimisión de Esperanza Aguirre no son necesarias más aclaraciones.

A Rajoy, que le ha sorprendido el escándalo en tierras americanas, se le complica el panorama y le esperan jornadas difíciles en el Parlamento. Esta vez va a tener muy complicado ponerse de perfil.