El estreno en la Pascua Militar de la nueva ministra de Defensa y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha puesto en evidencia lo disparatado que resulta su pretensión de compaginar ambos puestos. Y lo más llamativo es que ha sido la propia Cospedal quien ha puesto el foco en lo antagónicas que resultan ambas funciones al plantear un pacto de Estado tan necesario como inviable mientras sea la jefa del PP quien intente sacarlo adelante.

La titular de Defensa ha planteado la necesidad de desarrollar una ley de mantenimiento y sostenibilidad de las Fuerzas Armadas -"por encima de posicionamientos políticos e ideológicos"- para actualizar la Estrategia de Defensa Nacional, cubrir las necesidades materiales y humanas del Ejército, mejorar la formación de la tropa y completar la homologación de las titulaciones militares y civiles para facilitar el tránsito del primer al segundo ámbito.

Los desafíos en materia de defensa en un mundo globalizado -en el que las fronteras de la seguridad interior y exterior se difuminan por la amenaza terrorista- exigen una puesta a punto de las Fuerzas Armadas y una redefinición de la estrategia: el planteamiento de Cospedal resulta intachable. El problema es que la persona que coordina la estrategia de partido del PP resulta la menos indicada para alcanzar acuerdos con los partidos con los que se pelea a diario.

Caso Gürtel

Si de entrada el perfil "discreto" que requiere un ministro de Defensa está reñido con los quehaceres y compromisos el trabajo de quien lleva las rienda de un partido, en el caso de Cospedal esta incompatibilidad parece agravada por su trayectoria. Cospedal se ha visto demasiado expuesta en las trapacerías de la Gürtel como para tener credibilidad en un asunto como este.

La cuestión no es ya que las funciones de ministra y de secretaria general del PP tengan la suficiente envergadura como para exigir que quienes se dediquen a ellas lo hagan con los cinco sentidos. El problema, en el caso de Cospedal, es que después de acusar a jueces y policías de emprender una "causa general contra el PP" en el caso Gürtel y de porfiar -en octubre- que el proceso "no se ha hecho con todas las garantías legales" no puede pretender resetearse a tiempo parcial como la estadista perfecta.