Pablo Iglesias ha consolidado su liderazgo en Podemos con una victoria crucial de su candidato en la federación madrileña. De haberse impuesto Rita Maestre, alineada con Íñigo Errejón, el poder del secretario general habría quedado muy mermado. Hay que tener presente que la organización de Madrid es la más importante de Podemos y, en el caso de que Errejón hubiera llegado a controlarla, podría haber sido su trampolín a la secretaría general.

Sin embargo, el triunfo de Iglesias se ha conseguido a costa de guardar dos muertos (con perdón) en el armario, cuyos fantasmas van a estar persiguiéndolo en el futuro. Uno es Ramón Espinar. Por más que su partido lo haya respaldado, la mancha de haber obtenido 20.000 euros por especular con una vivienda de protección pública no se la quitará nunca.

Una anomalía

No deja de sorprender, por otra parte, que los afiliados y simpatizantes hayan preferido a Espinar antes que a Rita Maestre, sobre todo después de que los documentos que ésta había presentado se impusieran a los de la candidatura de Espinar. De tal forma que lo que han acabado eligiendo las bases es ciertamente atípico: que las políticas de Maestre-Errejón las apliquen Espinar-Iglesias.

Una explicación a esa anomalía podría ser el llamamiento al cierre de filas que hizo Iglesias cuando vio que la organización en Madrid se le iba de las manos. Resulta muy llamativo que la participación se disparara un 130% entre la fase de la votación de documentos (ganada por Maestre) y la de candidatos (ganada finalmente por Espinar).

El sistema electoral de Podemos, que premia notoriamente al ganador, redondeó la jugada: pese a no haber existido grandes diferencias en votos, Espinar se garantiza 27 de los 34 sillones de la dirección regional.

Más izquierda

El otro muerto en el armario (dicho sea con todo el respeto) es Miguel Urbán. La victoria de la candidatura auspiciada por Iglesias ha sido posible gracias al apoyo decisivo de los Anticapitalistas que Urbán lidera. Tal alianza escora a Podemos claramente hacia la izquierda. Eso tiene la ventaja de que refuerza el pacto con IU, pero el inconveniente de que permite abrir el campo al PSOE, tan necesitado de oxígeno. 

Con su victoria en Madrid, Iglesias se ha garantizado el liderazgo nacional. Pero está por ver el precio que pueda costarle a Podemos en el futuro.