El PSOE ha dejado pasar la oportunidad de proteger a la infancia y de cabrear a la industria pornográfica con un solo gesto. Imperdonable. Aunque no está sólo en su culpa. Votó junto a Vox en contra de una enmienda de Junts per Catalunya que proponía sancionar a las plataformas que distribuyen contenido pornográfico sin mecanismos de verificación de edad que impidan el acceso a los menores de 18 años.

Para algo interesante que ponen sobre la mesa los nacionalistas, va el PSOE y vota en contra. Rebajar las penas por malversación, sí. Votar para que los menores no accedan al porno, no. Que alguien lo explique muy despacio y pronunciando muy bien las vocales, por favor. 

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Quizá es que es muy difícil tramitar una ley semejante. Pero el estado americano de Utah lo ha hecho y se ha liado la revolución del porno. Pornhub ha bloqueado a todos los internautas del estado en protesta por una ley que exige verificar la edad de los usuarios y que entró en vigor el miércoles. 

Algunas, desde luego, no nos vamos a quejar. Allá se hundan ellos y sus negocios basados en la explotación de la mujer y la mercantilización del cuerpo.

Ahora, cuando el buen hombre de Utah quiere conectarse para su seudosexo diario, Cherie DeVille, una actriz del mundillo, aparece en pantalla y le explica que la nueva ley no les permite respetar su privacidad y que, en realidad, no protege a los niños porque estos irán en busca del contenido a otros sitios. Para rematar la jugada, le anima a ponerse en contacto con sus representantes políticos para exigir soluciones de verificación en los propios dispositivos

Pornhub, un auténtico generador de líderes cívicos: "Hable con su político local y luche por sus derechos".

Ya que están prestos a dar información y proponer alternativas, podrían también recibir a los usuarios en su plataforma con la cifra de millones de dólares generada por la explotación de las personas. O informando sobre la ola de suicidios entre los actores del cine para adultos. O sobre la falta de voluntad de las plataformas a la hora de retirar material de pornografía infantil, del que se lucran.

Puestos a hablar, hablemos.

Pero no, Pornhub sólo habla para preguntarse por qué va a ser su responsabilidad que los niños estén en su página, como si fuera un crío al que le mandas recoger algo que él no ha tirado al suelo. Como si un casino no fuera responsable de tener a un menor enganchado a sus tragaperras. O un estanco de vender cigarrillos a los colegiales al salir de clase. 

La cuestión, dice el PSOE para justificar su voto, "merece un debate más sosegado". No es que estén en contra, menos mal. Es sólo que "hay que hablarlo". Y mucho. Más que la eutanasia, parece ser, que no era una cuestión espinosa que mereciera un debate sosegado, sino que se podía tramitar por la vía de urgencia. 

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Debe de ser que los menores quedan fuera de lo urgente. No votan, claro. Y como ahora hay más adultos con mascotas que con niños, da más rédito electoral promulgar una ley que obligue a hacer cursos para tener un animal que regular el acceso a la pornografía, que es una cosa como muy facha. 

Y mira que, desgraciadamente, es un momento agradecido. Con el auge de las agresiones entre menores, el PSOE podría haber dado un paso al frente y haber atacado uno de los problemas sobre los que se ha puesto el foco: el acceso ilimitado y cada vez más temprano a contenido sexual explícito y violento

Si es que, además, no hay nada que genere más consenso que la infancia. Monta un parque, pinta un colegio o evita que los niños de ocho años vean violaciones en el móvil. Aciertas fijo.