El problema de Vox es siempre el mismo. Que más que un partido a la derecha parece el socio natural del PSOE.

Cuando en la Moncloa ya se veían de salida (con las encuestas a la baja y la imagen desgastada) aparecen los de Abascal para decirle a Pedro Sánchez "levántate y anda". Y claro que el muerto resucita. No va a desperdiciar la oportunidad.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, junto a Juan García-Gallardo.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, junto a Juan García-Gallardo. Eduardo Margareto / ICAL

Es lógico que un Ejecutivo regional quiera hablar del aborto. Sobre todo en una comunidad donde si se ve un bebé es por accidente. En Castilla y León los nacimientos son excepcionales. Algo que cada vez se hace más extraño. Y miren que hay nidos de cigüeñas en cada espadaña. Pero ya no vienen de París.

Por eso va a la baja la natalidad desde los años 80, con leves repuntes (arriba y abajo) que deben de coincidir con las subidas de la luz y las tardes de niebla. Pero según Moncloa, para hablar de embarazos en esta comunidad hay que esperar a que se cuelgue el cartel de cerrado por falta de habitantes en la muralla de Ávila. Lo lógico habría sido empezar por proteger a los bebés como al lince ibérico o al lobo al sur del Duero, que eso sí le preocupa al PSOE.

Para hablar del aborto lo primero que conviene es saber algo del asunto, no como dijo Gallardo después de encender la mecha de esta polémica. "Yo es que no sé mucho de embarazos".

Pues para arrogarse la defensa de la vida en exclusiva, como cruzada política, algo convendría que supieran los de Vox. Como mínimo, lo del óvulo y el espermatozoide. O que en los gobiernos de coalición (más cuando la consejería de Sanidad depende del PP) lo mínimo es consultar a tus socios, por lealtad. No lanzarse a la piscina y convocar a los medios para anunciar medidas que no se han consensuado y que por tanto son una ocurrencia en defensa de la nada.

Pero necesitaban titulares, más titulares, más presencia mediática. Porque si a Feijóo le va bien en las encuestas, a Vox le va mal. Que no pareciese que en Castilla y León gobierna sólo el PP. Recordar que ellos existen. Necesitaban titulares incluso a costa de darle la cortina perfecta de humo a Pedro Sánchez, pirómano que sólo espera a alguien que sepa encenderle una cerilla.

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Y todo arde mientras el PP sigue con sus complejos de siempre, incapaces de decir la verdad. Que los únicos que usan a las mujeres son estos populistas a la izquierda y a la derecha. Unos que las tratan como mulas con anteojeras para que vayan en línea recta y sin distraerse cuando necesitan abortar. No se les vaya a contar que ahí hay vida (científicamente hablando) y que las secuelas físicas y psicológicas de un aborto no son precisamente para que figuren en letra pequeña. Y los otros, que quieren defender a los hijos no nacidos a cualquier precio menos al de perder el puesto.

Porque el PP desautorizó ayer a sus socios diciendo que aquí no ha pasado nada. Quería embarazos Juan García Gallardo en Castilla y León y ha conseguido hacer parir a Mañueco, milagro donde los haya. Ahora, si al vicepresidente de la Junta de Castilla y León de verdad le importaba la vida de los no nacidos debería dimitir después de la negativa del presidente a modificar los protocolos.

De lo contrario habrá quien piense que les importaban poco las mujeres y los críos. Y que sólo sacó el tema para que los periódicos se acordasen de que existe un señor en Madrid que se llama Santiago Abascal.