Ningún análisis simple puede explicar el fin de régimen en Andalucía. Lo monocausal para la barra del bar, golpetazo mediante. (¡Lo que yo te diga! ¡Otra de oreja!) Y si no descarto lo causal sin más es para no perdernos en disquisiciones tan apasionantes como estériles en el universo del columnismo, donde zanjar asuntos por la estricta vía de la lógica aristotélica tiene premio.

No me resisto a dejar constancia en este punto de un hecho trascendental relacionado con los estragos de la lógica. La afectada, Susana Díaz, ha encontrado consuelo y explicación a su tortazo electoral: si no se computan los votos de la extrema derecha -dice-, la izquierda ha ganado en Andalucía. Hombre de dedo rápido y aficionado al cine, yo le he respondido en las redes que si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta.

Vayamos a lo serio. Postulo la necesaria presencia de, al menos, los siguientes factores a la hora de entender la pérdida socialista de 400.000 votos y catorce escaños, la pérdida popular de 300.000 votos y siete escaños, el crecimiento de Cs en 300.000 votos y doce escaños y la irrupción de Vox con 400.000 votos y doce escaños:

Primero y principal, el "bloque de investidura" de Pedro Sánchez, que ha llevado a los socialistas a sostener que los golpistas, y aun Bildu, eran constitucionalistas, y Cs no

El pacto de la cárcel, con Iglesias haciendo de propio de Sánchez para arreglar a oscuras y en un susurro de rejas el apoyo de los separatistas a los Presupuestos a cambio del indulto. 

El voto socialista contra el compromiso de no indultar.

Hasta aquí, todos asuntos ajenos a Andalucía. O no tanto, teniendo en cuenta que millones de catalanes tenemos raíces andaluzas. Inés Arrimadas, ¿de dónde es? De España, listos: las pulsiones identitarias de Susana Díaz, supuestamente la más inmune de su partido a la llamada del terruño, la ha llevado a comportarse con Cs del mismo modo que lo hacen los nacionalistas catalanes. Y en el mitin de cierre de campaña del PSOE, el alcalde de Sevilla le lanzó a Albert Rivera este mensaje grave y ruin: "Vete a tu tierra ya". Un lince.

Luego está, por supuesto, el tiempo inexorable, que derrumba los imperios en cuestión de siglos y los regímenes en cuestión de décadas. Demasiada basura arrojada por la ventana, sobre la ladera, a la vista. Demasiado polvo bajo las alfombras y sobre las alfombras. Y el incumplimiento de los pactos de regeneración.

Del PP andaluz no hay nada que decir. Eso explica su caída.