Desde que García colgó el micrófono, España venía siendo el único país con un deporte inmaculado: sin dopaje, sin manipulación de resultados por las apuestas, con dirigentes probos y árbitros insobornables. El tiempo ha ido poniendo las cosas en su sitio y después de lo de Villar ya sólo quedan los colegiados por salir de la cueva.

La imagen de pulcritud institucional era ciertamente sospechosa. Primero, porque a nuestro alrededor se desmoronaban los organismos deportivos internacionales. Un día descubrimos cómo la UEFA pudo amañar sorteos manipulando la temperatura de las bolas; otro, cómo los capos de la FIFA -con Platini en el mediocentro- se repartían los millones; y al siguiente, la existencia de tráfico de votos en el Comité Olímpico Internacional para entregar al mejor postor las sedes de los Juegos. Además, se hacía raro que en un país de buscones, asfixiado por la corrupción, el mundillo del deporte se mantuviera cual isla virgen.

Eso sí, Michel Platini puede presumir de haber ganado tres Balones de oro mientras que Villar ha pasado a la historia por darle un sopapo a Cruyff, por votar a favor del Mundial de Qatar y por dirigir el fútbol nacional durante tres décadas, récord que sólo Teodoro Obiang está en condiciones de superar. Al francés le apodaron Le Roi; al vasco, sus compañeros en el Athletic le llamaban El Chule, apócope de Chuleta; algo extraordinario si tenemos en cuenta que es de la quinta de Javier Clemente.

Cherchez la femme, decía el clásico -y pronto habrá que dejar de decirlo por machista- y sin embargo aquí los investigadores proponen buscar al hijo. Gorka Villar sería Teodorín, menos ostentoso pero más listo, un cerebro capaz de convertir en oro los bolos amistosos de la Selección, esas pachangas en las que lo más interesante es ver si pitan a Piqué.

La Justicia tiene la última palabra. Me gustaría que Supergarcía estuviera en lo cierto, sobre todo por él, y que Villar fuera víctima de una mal conjunción de los astros; pero desde que trascendió lo de las bolas calientes que dejé de leer el horóscopo.