Mi querido vecino José Antonio Montano ha escrito un retrato inmejorable de la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena. El caricaturista de este periódico, Tomás Serrano, es excepcional y cada domingo le pone en suerte a los personajes con su dibujo troppo vero. El perfil de esta semana tiene un mérito especial. Existen tantas carmenas como tertulianos y lo único que sabemos con certeza de su gestión es que ha despojado del usted a los madrileños, que ahora son tratados por su regidora con falangista colegueo.

Al parecer Madrid es una ciudad que se gobierna a espaldas de su alcaldesa. Cuando el Ayuntamiento aprueba algo, lo que sea, comienza la cuenta atrás para que un tertuliano diga: “Estoy convencido de que Manuela no ha tenido nada que ver con esto”. Se supone que a los habitantes de la capital les debería tranquilizar el hecho de que, en el fondo, a Carmena le parece un dislate la inmensa mayoría de actuaciones de su consistorio.

Carmena es a la vez alcaldesa y feroz oposición, la voz sensata que, en la lúbrica imaginación del tertuliano, exclama “esto no es, esto no es” cuando alguna Celia Mayer se pone a trabajar por la revolución popular en Madrid. Yo ya estoy esperando el día en que Carmena reconozca que ella en realidad vota PPSOE porque esto del multipartidismo es un lío morrocotudo que no puede traer nada bueno.

El otro día durante una cena maravillosa salió el tema y convinimos referirnos a la regidora como la “Carmena realmente existente”, para no perdernos entre las múltiples interpretaciones teóricas que se han hecho del carmenismo.

A la alcaldesa le corresponde jugar el rol de sensata en Ahora Madrid, igual que a Mel C. le tocó el de deportista en las Spice Girls. Ambos, Ahora Madrid y Spice Girls, son dos productos de éxito gracias a un audaz reparto de papeles y es de una modestia admirable que la alcaldesa cuestione la existencia del partido cuyas primarias ganó. En eso tienen bastante razón los camaradas de Ganemos. La regidora debería enviarnos una señal en alguna de sus ruedas de prensa si quiere que las fuerzas especiales monten una operación de rescate. Hasta entonces no estaría mal que ganara alguna batalla interna, por eso de que no terminemos por pensar que es más alcaldesa que disidente.

Si usted está preocupado por esos soviets de barrio que le darán autoridad a cualquier cenutrio de  su calle no se alarme: Carmena no ha tenido nada que ver con esto.