Ilustración: Tomás Serrano.

Ilustración: Tomás Serrano.

EL BESTIARIO

El aciago verano de Arteta, las malas pulgas de Piqué, y el adiós a Belmondo

Ainhoa Arteta, la muerte de Jean Paul Belmondo, Piqué y Shakira, y la Reina; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas.  

12 septiembre, 2021 02:21

Ainhoa Arteta

Tomás Serrano

Verano para olvidar el de nuestra famosa soprano. Un divorcio y un infarto casi sin solución de continuidad. La amputación de dos dedos de su mano y el adiós a su cuarto marido, un guaperas que parece recién llegado del siglo pasado. Según declaraciones del susodicho, un capitán de corbeta llamado Matías Urrea, la separación le habría pillado por sorpresa. Lo dijo con la boca pequeña, y todo el mundo creyó que se había enterado por la prensa.

Es vox populi que la soprano tiene un pronto estrafalario y mandón, pasea a sus novios por las revistas y cuando sale de un matrimonio se mete en otro. Es una mujer en permanente estado de ebullición. Persigue la felicidad y normalmente la encuentra, al menos durante un ratito. Tiene maridos a falta de amantes. Lo confiesa tal que así: “Los amantes me estresan mucho”.

Después del infarto, Arteta se dispone a empezar una nueva vida en Bilbo. El quinto cónyuge puede estar al caer. El primero fue un novio de toda la vida nacido en Tolosa. El segundo, un barítono yanqui. El tercero, un vascuence apellidado Garmendía que sería el padre de su hijo Iker. Y el cuarto, Matías Urrea, archivado por la gracia de Dios.

Jean Paul Belmondo

Tomás Serrano

Le llamaban el feo, pero ya ha pasado a la historia como uno de los hombres más atractivos del cine francés junto con Alain Delon, Sacha Distel, Yves Montand y un hatajo de mozos estupendos.

Pero Francia ya no es la que era. Los mitos van cayendo y ni siquiera nos quedan sus cromos para coleccionarlos. Los que nunca se han identificado con la canción francesa o el cine (francés), han llegado tarde a la vida.

Aquellos años de películas en las que el tiempo iba al compás de un limpiaparabrisas, han llegado a su fin. Entonces todos nos sentíamos bastante franceses. El hombre que más nos gustaba del star system vecino estaba oficialmente descatalogado por feo. Me refiero a Belmondo, el protagonista de Al final de la escapada

El actor ha muerto a los 88 años, cuando estaba a punto de convertirse en una caricatura de sí mismo. Le faltó un telediario para ser el suegro de Estefanía, con quien su hijo Paul anduvo ennoviado un par de temporadas.

Con Belmundo, Francia fue una vitrina a la que todos estábamos con la nariz pegada. Eran los años 60. Aquella Francia a la que tanto amamos está hoy cargada de recuerdos que no envejecerán nunca. Me invaden las imágenes de Un homme et une femme, la película que recordaba a un anuncio de champú por el abuso de la cámara lenta. Los protagonistas eran Anouk Aimée y Jean Louis Trintignant. Una gran pareja. Pasado el tiempo, Lelouch hizo un remedo de la primera versión titulándola Un homme et une femme, veinte años después. Un segundo remedo llegaría en 2019 y se tituló Un hombre y una mujer, medio siglo después. Pero ya nunca fue lo mismo.

Piqué y Shakira 

Tomás Serrano

Hubo un tiempo en el que Gerard Piqué no daba una al derecho. No hablo de goles y penaltis, me refiero a la educación para la ciudadanía. Mejor dicho, a la falta de educación. Allá donde iba el chico, montaba el pollo. Conducía como un loco, se pasaba las multas por el arco del triunfo y confundía las rotondas con las pistas de patinaje. Pero con el tiempo le pudo la sensatez y aprendió a negociar y a crecerse ante un atril. Su oratoria se debía en buena parte a Shakira, que como buena colombiana hablaba castellano del siglo de oro.

Cuando Gerard empezó a salir con Shakira, a Pep Guardiola no le hacía gracia y entre los dos futbolistas hubo más de una pelotera. Por suerte, lo superó pronto.

Piqué no solo cultiva la pasión por el deporte. También es aficionado a los negocios y amante de la buena mesa. Domina la Copa Davis y la tecnología punta, colecciona relojes de marca y hace gala de amistad con Mark Zuckerberg, a quien recibió en Barcelona.

Pero el último episodio de Piqué nada tiene que ver con el primero. Se refiere a una excursión a la playa de Oyambre, en Cantabria, para hacer surf con los niños y media docena de amigos. Surfearon largamente y hasta les sobró tiempo para enfrentarse a un fotógrafo del que Piqué dijo pestes para echarlo de allí. Shakira se escondió tras la tabla y pidió ayuda a su pareja. Finalmente, entre unos y otros, le borraron las fotos.

Tiene malas pulgas, el amigo Piqué.

Reina Letizia 

53leti

53leti Tomás Serrano

Letizia de España inauguró la 80 edición de la feria del Libro de Madrid tras un parón de dos años por culpa de la pandemia venida de Wuhan.

La inauguración tuvo lugar en la caseta del Ayuntamiento, donde se juntaron autoridades, acólitos, invitados, curiosos y cómplices de todos los colores. La Reina llegó sin Rey. Desde hace unos años, este evento se le adjudica a ella. Le va mucho.

El país invitado era Colombia. La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, no solo agradeció la circunstancia sino que la aprovechó. Lo mismo hizo la Reina, pues tomó entre sus manos El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, y lo ojeó. Probablemente ya lo había leído, pero el detalle no estaba de más.

También puso interés en los libros de braille, y es de suponer que en otras casetas fue más selectiva. Los autores siempre están pendientes de que Letizia elija su libro. Y si no lo elige, da igual. Siempre nos quedará Murakami.

Los visitantes de la feria no quitaron ojo a la soberana. El vestido de fantasía no estaba mal, pero lo más llamativo fueron los tacones, que sobrepasaban los 13 centímetros de altura. Me quedé con las ganas de saber si salía del Retiro descalza y con los tacones en la mano.

Ilustración: Javier Muñoz

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