Los inmigrantes amotinados en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche (Madrid) han brindado a Podemos una ocasión para hacer política siguiendo la consigna lanzada estos días por Pablo Iglesias. 

El relato de los hechos es esclarecedor del oportunismo del equipo de Iglesias. Muchas horas después de que los diputados Irene Montero y Rafa Mayoral se turnaran para seguir el curso de la algarada en el CIE de Aluche, y pese a que los amotinados habían vuelto a sus habitaciones, la plana mayor de Podemos encabezó una concentración en solidaridad con los inmigrantes frente al edificio tomado la noche anterior.

Centros polémicos

El fondo del asunto poco o nada tiene que ver con la existencia de los controvertidos CIE, unas dependencias en las que los extranjeros sin documentación son retenidos un máximo de 60 días hasta resolver su solicitud de asilo o su repatriación; ni con las condiciones de vida de los internos en estos "Guantánamos españoles", a decir de las ONG; ni a los motivos que han llevado a los inmigrantes de Aluche a emular las revueltas que antes protagonizaron otros extranjeros en los CIE de Murcia y Barcelona.

De hecho, todas estas cuestiones perentorias tienen una complejidad y unas implicaciones jurídicas, legales y presupuestarias que pasan indefectiblemente por un debate sosegado e intenso en las instituciones y en los parlamentos, no sólo de ámbito español sino también europeo.

Podemos utiliza el motín de inmigrantes para reactivar los vínculos emocionales que lo conectan con la calle y que lo reconcilian con el espíritu del 15-M. 

"Mediadores"

Es absurdo que Podemos reivindique su capacidad mediadora frente a un grupo de hombres amotinados, o que haya pretendido que los agentes que no pudieron controlar la situación asegurarán protección a sus dirigentes para entrar al centro y ejercer de negociadores. Es más, es un insulto que Podemos trate de presentarse ante unas personas desesperadas como salvador frente a la aplicación de las leyes vigentes.

La manifestación de Podemos en solidaridad con los inmigrantes del CIE de Aluche, o su forma de quitar hierro al vergonzoso escrache sufrido por el expresidente Felipe González en la Universidad Autónoma de Madrid, muestran la vocación ventajista de quienes sólo están dispuestos a respetar y defender las normas si les benefician. Podemos se apropia de los espacios públicos porque acaso cree que la calle es suya.